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Mostrando entradas de septiembre, 2011
Ni la ira u odio me maniatan. Desde siempre les dejé fuera de mi como bestias de ponzoña. Les puse un límite sombreado. Y quedaron como fiel recuerdo de  bajezas y raras fobias por lo humano. Me limité a grabar sueños con imágenes y dudas para tener interés en búsquedas permanentes. Entonces sentí que era otra forma de mirar las cosas, desde un punto de vista de permanente ensueño. Nada fácil. De pronto las fotografías de portada me rodean, me reclaman, me exigen. Y entonces bajo de la nube y respiro átomos de muerte, de resentimientos. Y transito como si fuera cinco centímetros por sobre el piso. El que os adula os aborrece, dice un amigo. Y decía el Cabral que se acaricia el lomo del caballo para montarlo. Por lo pronto digo salud a mi mismo, celebro con café la vida. Esta. La de hoy. No sé mañana.