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Mostrando entradas de junio, 2013

De cerca

De cerca la utopía al ritmo de bachata o cumbia. El camino de polvo y las calles de concreto, recorrer todo hacia el punto final, por más. Una novela o cuento, con personaje trivial. Mas bien el poema,  la vida. El verso viene a la voz como anillo al dedo. Y la palabra fija en dominio la jugada de ajedrez. Gambito al caballo en interminable trote. Cara a cara es la vida, así con espina, de cerca. Como una ruta que se escribe al día. Sin la sombra del pasado o la presunta sombra del futuro. La utopía es el destino del hombre. Un viaje al atardecer mientras amanece, permanente el tiempo en sigilo, la diáspora de segundos, brevedades donde sucede todo. Paréntesis de abracadabra para chistera. Sigo sin despertar, en el por qué de las cosas, desde el inicio al fin. Filo de cuchillo, recién en pedernal friccionado donde la chispa refulge, de por sí. Para ver la historia en parte, personal. Salud.

Condena

Me condenaron a vida. Toga, cuchillo y birrete. Para ver si así escapaba de la muerte. Inanición figuraba entre las artes, aparte de  nostalgia y desvarío. Y agarré valor.  Me dije: otro curso hubiera sido mi vida si la condena hubiese sido a muerte. Entonces sí, el amor y los libros, para que fuera de a poquito, como ese beso aquel nuestro, el primero. Y encima de todo. Uno, nuestro. Entre la vida y la muerte, me dejaron vida, condenado, para ver si así aprendo al fin de no saber casi nada. Y me zambullí en el río, para escapar de la condena - el Bravo-y apenas acaso un suspiro y el agua hasta los pulmones, es vida, decían por televisión. Y empecé a mal vivir, comiendo frutas y chocolate, ah, y aquella manzana, que al fin estaba cubierta con caramelo de fresa. Y condenado así y todo, a punto de ponerme a llorar, me encontré con las palabras granuladas de arena, que me hacen reconciliar este mundo y el otro, norte sur, bienvenido. Atenido a la condena aquí ando fantasmal a ver si ahora