Domingos de diálogos

Hay tantas razones para un buen día de domingo: comprar lengua de vaca para hacer tacos; al aire de la tarde ojear periódicos con los pies sobre una mesa de centro; dormir a pierna suelta; caminar entre los callejones de la colonia para saludar a todo mundo; leer la novela romántica que tenemos pendiente.
Recuerdo de cuando en el periódico La Verdad del Sureste (diario de Villahermosa, Tabasco) yo escribía para la edición del domingo un artículo sobre consejos para pasársela mejor este día. Fueron varias semanas de 1996. Entre otros consejos decía de entrar a las iglesias y mercados y mirar los rostros de la gente para leer sobre lo que acontece en la ciudad, entre otras cosas. Me llegaron algunas cartas de personas que me agradecían les diera pistas para pasarse domingos maravillosos. Y eso me hacía sentir bien.
Hoy estuve en una reunión de amigos, todos ellos inquietos en su pensamiento y acción de que tengamos una sociedad mejor. Y cómo hacerle? Minutos y minutos tratando de escudriñar con palabras sobre senderos trifurcados en los que no se llega a ninguna parte. Debate de buen ánimo. Al final el saludo y el intercambio de números telefónicos y hasta la próxima.
Mientras discurren las ideas yo recuerdo la novela La dama de las camelias. No se por qué, pero me anima.

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