lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara
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Buenas tardes. Hoy es lecturas 20; transmito este programa para difundir la literatura, específicamente poesía y algún otro tipo de información. Y reitero la importancia de desarrollar el hábito de la lectura libre en los niños, alumnos o hijos, lectura libre significa que sean temas de su interés. Transmito desde Villahermosa, Tabasco, México.
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Felicidades a quienes cumplen años hoy
El 16 de enero es el Día Internacional de The Beatles, para un grupo de fans que consideran que el día de la inauguración del Cavern Club, lugar en que hicieron su debut John Lennon, Paul McCartney, George Harrisony Ringo Starr, es la fecha que se debe considerar como día oficial de la agrupación.
Sin embargo otro grueso de seguidores y más concretamente los británicos dicen que el Día de The Beatles es el 6 de julio, fecha en la cual se conocieron Lennon y McCartney los fundadores de la banda.
Existe también la fecha del 10 de julio, considerado también como el Día de Los Beatles porque fue el 10 de julio de 1964 cuando la banda regresa a Liverpool triunfante de su gira estadounidense, justo para rodar la premiere de su película A Hard Day's Night.
Dia internacional de la croqueta
No se sabe a ciencia cierta quién impulso el Día Internacional de la Croqueta, pero como es una fecha que no hace daño a nadie y que a todos agrada, pues no le buscamos las cinco patas al gato, sino que preferimos encerrarnos unos minutos en la cocina y preparar nuestra croqueta favorita. Y es que hay recetas para todos los gustos, vegetarianos, carnívoros, amantes de los mariscos y demás.
Se dice que la palabra croqueta, como hoy en día le llamamos a estos sabrosos buñuelos de harina, proviene de la onomatopeya croquer, que en francés significa crujir y es el sonido que debería hacer este riquísimo plato al entrar en contacto con nuestro paladar. Pero ¿Dónde y cuándo nació la croqueta?
Y un favor, que compartan este programa en sus páginas, para llegar a más audiencia.
"La libertad no es un estado sino un proceso; sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe. Sólo la cultura da libertad. No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamientos. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura".
MIguel de Unamuno
Carlos Pellicer
(Carlos Pellicer Cámara; Villahermosa, 1899 - Ciudad de México, 1977) Poeta mexicano. Considerado el poeta de más amplio registro y mayor intensidad de la primera mitad del siglo XX, Carlos Pellicer abrevó en la fuente de las corrientes de vanguardia y las asimiló en una obra original y consistente.
Carlos Pellicer
Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria de México y, posteriormente, hizo estudios en Bogotá, Colombia. Profesor de literatura y de historia en escuelas secundarias, fue un excelente periodista y un fino y agudo crítico literario. Como promotor cultural, fue museógrafo e impulsor de las artes plásticas, y en su faceta política ejerció la diplomacia y fue senador de la República.
Integrante del círculo de creadores formado en torno a la revista Contemporáneos (Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Gilberto Owen, Bernardo Ortiz de Montellano), a diferencia de ellos no se inclinó por una poesía metafísica, centrada en la conciencia. Carlos Pellicer se interesó más bien en la exuberancia del paisaje natural y los elementos que lo integran (el aire, el viento, el fuego). De ahí que la crítica no considere racionalista su poesía, sino más bien un canto que celebra el mundo.
Destacan en su obra Colores en el mar y otros poemas (1921), la lírica amorosa de Hora de junio (1931) y el aspecto religioso de Práctica de vuelo (1937). Su manera singular de contemplar e interpretar la vida da a su verso perfiles personales, ya hable del amor humano o se eleve a cantar al amor divino. Enemigo acérrimo del nerudismo, que consideró una plaga para América, fue uno de los escritores más populares de su país. En 1954 recibió el Premio Nacional de Literatura.
RECINTO
I
Vida,
ten piedad de nuestra inmensa dicha.
De este amor cuya órbita concilia
la estatuaria fugaz de día y noche.
Este amor cuyos juegos son desnudo
espejo reflector de aguas intactas.
Oh, persona sedienta que del brote
de una mirada suspendiste
el aire del poema,
la música riachuelo que te ciñe
del fino torso a los serenos ojos
para robarse el fuego de tu cuerpo
y entibiar las rodillas del remanso.
Vida, ten piedad del amor en cuyo orden
somos los capiteles coronados.
Este amor que ascendimos y doblamos
para ocultar lo oculto que ocultamos.
Tenso viso de seda
del horizonte labio de la ausencia,
brilla.
Salgo a mirar el valle y en un monte
pongo los ojos donde tú a esas horas
pasas junto a recuerdos y rocío
entre el mudo clamor de egregias rosas
y los activos brazos del estío.
II
Ya nada tengo yo que sea mío:
mi voz y mi silencio son ya tuyos
y los dones sutiles y la gloria
de la resurrección de la ceniza
por las derrotas de otros días.
La nube que me das en el agua de tu mano
es la sed que he deseado en todo estío,
la abrasadora desnudez de junio,
el sueño que dejaba pensativas
mis manos en la frente
del horizonte . . .
Gracias por los cielos
de indiferencia y tierras de amargura
que tanto y mucho fueron. Gracias por
las desesperaciones, soledades.
Ahora me gobiernas por las manos
que saben oprimir las claras mías.
Por la voz que me nombra con el nombre
sin nombre . . . Por las ávidas miradas
que el inefable modo sólo tienen.
A1 fin tengo tu voz por el acento
de saber responder a quien me llama
y me dice tu nombre
mientras en los pinares se oye el viento
y el sol quiere ser negro entre las ramas.
EL VIAJE
Y moví mis enérgicas piernas de caminante
y al monte azul tendí.
Cargué la noche entera en mi dorso de Atlante.
Cantaron los luceros para mí.
Amaneció en el río y lo crucé desnudo
y chorreando la aurora en todo el monte hendí.
Y era el sabor sombrío que da el cacao crudo
cuando al mascar lo muelen los dientes del tapir.
Pidió la luz en hueco para saldar su cuenta
(yo llevaba un puñado de amanecer en mí).
Apretaron los cedros su distancia, y violenta
reunió la sombra el rayo de luz que yo partí.
Sobre las hojas muertas de cien siglos, acampo.
Vengo de la montaña y el azul retoñé.
Arqueo en claro círculo la horizontal del campo.
Sube, sobre mis piernas, todo el cuerpo que alcé.
Rodea el valle. Hablo,
y alrededor, la vida, sabe lo que yo sé.
HORAS DE JUNIO
I
Vuelvo a ti, soledad, agua vacía,
agua de mis imágenes, tan muerta,
nube de mis palabras, tan desierta,
noche de la indecible poesía.
Por ti la misma sangre -tuya y mía-
corre al alma de nadie siempre abierta.
Por ti la angustia es sombra de la puerta
que no se abre de noche ni de día.
Sigo la infancia en tu prisión, y el juego
que alterna muertes y resurrecciones
de una imagen a otra vive ciego.
Claman el viento, el sol y el mar del viaje.
Yo devoro mis propios corazones
y juego con los ojos del paisaje.
II
¿Cuál de todas las sombras es la mía?
A todo cuerpo viene la belleza
y anticipa en los aires la proeza
de ser sin el poema poesía.
Junio dos nubes mágicas me fía
y ya soy cielo en que la duda empieza.
¿Apoyaré tan pronto la cabeza
en la mano profunda que aún no es mía?
En palabras de amor se va la hermosa
vida junto a la espina y a la rosa,
tan alta siempre que cuando la hallamos
antes sangran los dedos con la espina;
y la rosa en la altura de sus ramos
ya es otra rosa que se indetermina.
III
Junio me dio la voz, la silenciosa
música de callar un sentimiento.
Junio se lleva ahora como el viento
la esperanza más dulce y espaciosa.
Yo saqué de mi voz la limpia rosa,
única rosa eterna del momento.
No la tomó el amor, la llevó el viento
y el alma inútilmente fue gozosa.
A1 año de morir todos los días
los frutos de mi voz dijeron tanto
y tan calladamente, que unos días
vivieron a la sombra de aquel canto.
(Aquí la voz se quiebra y el espanto
de tanta soledad llena los días.)
SONETOS NOCTURNOS
I
Tiempo soy entre dos eternidades.
Antes de mí la eternidad y luego
de mí, la eternidad. E1 fuego;
sombra sola entre inmensas claridades.
Fuego del tiempo, ruidos, tempestades;
sí con todas mis fuerzas me congrego,
siento enormes los ojos, miro ciego
y oigo caer manzanas soledades.
Dios habita mi muerte, Dios me vive.
Cristo, que fue en el tiempo Dios, derive
gajos perfectos de mi ceiba innata.
Tiempo soy, tiempo último y primero,
el tiempo que no muere y que no mata,
templado de cenit y de lucero.
II
Ninguna soledad como la mía.
Lo tuve todo y no me queda nada.
Virgen María, dame tu mirada
para que pueda enderezar mi guía.
Ya no tengo en los ojos sino un día
con la vegetación apuñalada.
Ya no me oigas llorar por la llorada
soledad en que estoy, Virgen María.
Dame a beber del agua sustanciosa
que en cada sorbo tiene de la rosa
y de la estrella aroma y alhajero.
Múdame las palabras, ven primero
que la noche se encienda y silenciosa
me pondrás en las manos un lucero.
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