Indiferente el tiempo

Los relojes, afán por medir al inefable tiempo, mueven sus manecillas hasta quedar exhaustos, con su maquinaria rota. Al tiempo le es indiferente. Indiferente también a las prisas y afanes cotidianos del hombre. Indiferente a las lágrimas, al odio, a la vanidad, a la confrontación. Al amor, al aprecio, al poema. Quizá por eso el hombre busca arañar el tiempo en su paso efímero por la vida.

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