Joel

Joel Zúñiga Castillo es inmortal. Hasta que no se demuestre lo contrario. Hace treinta y cinco años nos lo dijo. Eramos cuatro integrantes del club en Matamoros.  por esas calles y callejones anduvimos siempre sonrientes, alegres, afables. Nos tragábamos el mar de un solo buche. Tantos mares acabamos. Tantas estrellas bajamos. Discutimos sobre diversos temas. Arreglamos el mundo tantas veces descompuesto. Una tarde nos dijo: "yo soy inmortal, y se los demuestro cuantas veces quieran". Lo saludé hace seis meses en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Charlamos de mil temas junto con Bogar. Y allí sigue, con la carcajada abierta. Con sus anécdotas infinitas nos demuestra que es inmortal.

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