La princesa
En el palacio de hierro encontré un lápiz en oferta por temporada y comida para gato. También un libro rojo de letras blancas y aromatizante para auto, aunque no tengo auto ni gato ni motivos para escribir o leer. Busque´otras mercancías a ver si también estaban en oferta: un corazón en dibujo y unas sandalias de playa, también un reloj que detenga el tiempo, una lámpara de Diógenes y un cantarito con palabras aunque fue inútil. Decepcionado, y con el imperativo de compra como filosofía, me robé tu sonrisa de princesa, y compré cien gramos de dulce de leche y un radio para escuchar la serie mundial de beisbol y algún programa del corazón.
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