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Mostrando entradas de noviembre, 2012

¿Y?

Los pasos me revelan el rumbo, como tanteo de ciegos. Adelanto el pie, para el siguiente paso, y doy con pared. A veces si, o no, y entonces sucede. Lo extraordinario se presenta como si nada, como algo natural. Y lo que se espera de rutina de pronto desaparece. Un gato restriega su lomo en mi pierna. Yo sigo de frente como si nada. Como pan de dulce. Y digo platas. Palabras al vuelo se presentan como mariposas y ninguna atrapo. Las sigo por si se cansan. En un río me sumerjo, y ya no soy el mismo. En fin. La vida pasa. ¿Y?

De sueños

Inmenso río, a la vista. Y caminar por una orilla, en una parte donde de mojarse uno no se escapa. Y ver camioneta grande donde va la comitiva, ciudadana. Paso por casas, donde miran, por las ventanas,  a transeúntes. Y de pronto al aire, caminar desde lo alto y ver pequeño todo. Otros veo lo intentan, también, y lo logran unos segundos y luego se agarran de mis pies. Y sigo, con lastre. Al fin voy, así, gozando en las alturas. Algo significan los sueños, dicen. Y yo ignórolo. Respirar profundo es grato. Cuento hasta diez y sigo dormido, por los sueños. Despierto, sueño también. Al vuelo, voy.

Las palabras

Amo las palabras. Digo humo y es nada. Juego a remar con los brazos en el aire. Hago piruetas verbales como niño. Y paso de un enunciado a otro como en el pasamanos como ejercicio matinal. Miro estrellas, no perturben, ahora cuento. Y trato de atrapar la luz del día. Y en otro frasco la oscuridad bella. Luego mezclarlas como en esos minutos del crepúsculo. Noche o día es belleza. Y esa tarta de manzana. O el libro. Y otro libro. A mí,  guitarra, ven.  Le faltan cuerdas. Y la bicicleta ya ni sirve. Respiro profundo. Sorbo a sorbo disfruto lento el café de olla. Hay un arrullo en los sonidos y silencios. Y como loco paso a la música. Y sigo haciendo piruetas. Dentro de mí germinan recuerdos del presente y visiono algo más que el polvo en el futuro. Libro abierto es la vida. Escribamos en lo básico: sujeto, verbo y predicado. Amo las palabras,  pongamos de cabeza todo párrafo.

Destierros

Desterré la ira, la envidia, el odio; veneno humano que ulcera el interior. Desde años ya, esa basura de las relaciones, dejé de lado. Y dejé de buscar ganar las discusiones. Huyo de quienes tienen tercos la razón sin tenerla. Y los miro patalear y encontrar mejores rimas de las ofuscaciones. Desterré -de mí- tarde esa forma de ser figura odiada, temida. No importa. Y vaya, antes, el orgullo de batirme en lógicas de conocimiento donde iban palabras duras, como espada o bala, hacia la frente del amigo vociferante. Mas sin embargo el yo vocifera más alto. Y así pasaban los años. Hasta que en un verdadero amanecer de luz me vi ante el espejo. Y vi orgullo, vanidad, en la calavera escurrida. Perdón a mí mismo me dije. E inicié otra ruta. Ahora tomo café y abro los brazos, y amo.

Sueños

Pierdo una silla chica y una bicicleta. Y las busco entre una vecindad de cuarterías. Un cerrajero amigo me estafa con 50 pesos. Y lo busco sin mucho afán para que los regrese. La cámara Nikon no la encuentro, qué tragedia verdadera. El Teo sentado, en una mesa de cantina o fonda, en penumbras, culpable me observa. Hubo un incendio y entre escombros encuentro un balero chamuscado. Mi madre me acaricia y en su rostro se admira la paz de su sonrisa. Me despido de ella y me traslado de un lado a otro en patineta. Todo en blanco y negro. Empieza el día y cargo mi taladro y los clavos, martirio para la madera.

Desde la infancia

Ayer tarde la luna. Fue en octubre la magia y ahora noviembre no menos. Esplendente cual imagen de quimera. De pronto llama a la mirada entre pares que escriben su historia como película. El guionista mayor, dador de vida e ilusiones, en las alturas guiña un ojo mientras dibuja laberintos donde transitamos. Cada escena es definida por la suerte de los dados. Cada escena es definida entre azares y circunstancias. Guerra y paz entre tierra u océano. El viento lleva mensajes de vida, polvo y polen. Y va cantando entre laderas. Ayer tarde la luna. Ayer y hoy. En el pozo de la infancia agito el agua con una piedrecilla.

Tiempo

Escribiré mañana sobre el hoy. Por eso atento fijo datos de memoria, de cada acto. Nombres de películas, poemas o canciones. Nombres y datos. Y las sonrisas, besos de tornillo y miradas. Mañana es la estación exacta donde instalaremos toda la esperanza, la nuestra. Mañana es donde nace el sol de nuevo y la humanidad entera espera el paraíso. El ayer se borra a fuerza de nunca repetirlo. Se fueron los compañeros de la infancia.  Los libros son como recuerdos, polvo, sueños de palabras. El espejo es el pozo a donde nos asomamos cada día y la noria es nuestro destino donde damos vuelta. Hoy, instalado pleno en el futuro, escribo del ayer. El presente dura tanto como sea vital nuestra la esperanza.

Búfalos

Respuesta al anuncio de ofertas al seis por uno: desde ya en insomnio imaginan estar al día siguiente en el  hipermercado donde acariciarán conjuntos de circuitos como pedrería brillante. En sueños acarician el terciopelo del plástico y con el poder de su firma trascienden al cielo de la dicha. Los adoradores del becerro de oro son como búfalos en estampida.

Oda a la luz

Cuando el sol sale, habría que ver, se devela el misterio oculto tras cortinas. Brillan en esplendor los colores saturados. Las partículas de luz encajan en los poros y abrevan de la imagen que resalta. Luz es poesía y cicatriz, dicen. Y cicatriz es huella de vida regenerada. Cuando el sol sale se esconden vampiros, duendes y fantasmas. Y a leer van los niños y los jóvenes en sus libros, buscando trascender caminos recorridos. Las palabras con luz tienen otro canto. Luz nace también del pensamiento y se escapa en las miradas que se encuentran. Erguido va el hombre sobre centímetros del suelo cuando se reencuentra con la luz. Bienaventurado.

Con usura

Contra la usura, poesía CANTAR XLV. Con Usura Ezra Pound Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra Con bien cortados bloques y dispuestos de modo que el diseño lo cobije, con usura no hay paraíso pintado para el hombre en los muros de su iglesia harpes et lutz (arpas y laúdes) o lugar donde la virgen reciba el mensaje y su halo se proyecte por la grieta, con usura no se ve el hombre Gonzaga, ni a su gente ni a sus concubinas no se pinta un cuadro para que perdure ni para tenerlo en casa sino para venderlo y pronto con usura, pecado contra la naturaleza, es tu pan para siempre harapiento, seco como papel, sin trigo de montaña, sin la fuerte harina. Con usura se hincha la línea con usura nada está en su sitio (no hay límites precisos) y nadie encuentra un lugar para su casa. El picapedrero es apartado de la piedra el tejedor es apartado del telar con usura no llega lana al mercado no vale nada la oveja con usura. Usura es un parásito mella la aguja en manos de la doncella...

Telón

Cae el telón (Sigue ciclo de poesía. Primera llamada)

Abisal

Apenas sí asomarse al día encontrar razones. Guiño ojo a sabiendas, tic.  Nado en aguas abisales. Peces ciegos. Todo es concluir como hoja que pasa. Texto es luz, develar. Comprender fuegos y artificios del lenguaje es cuerda de equilibrio en circo. Malabares. Enanos y payasos. La función en escena aún como un sueño. Tiempo detenido como en fotografía. Agua, cuyo destino es fluir, congelada. Filosofar nunca es asunto menor, al contrario. Abrazar, mas al contrario. Rumor desde la sombra. Y sin embargo, cerezas a ciegas. Pez abisal.

Pájaros ciegos

Duermen en arrullo, pájaros ciegos, esperanzados. Frente al mar o al sur. Cuando intentan el vuelo surcan en zig zag y animosos chocan con paredes. Vuelven a intentar el vuelo porque es su naturaleza.  Los pájaros ciegos tienen la orientación con la rosa de los vientos o la brújula o el aroma del perfume. Duermen y sueñan. En sus sueños encuentran la libertad del vuelo. Y dan rienda suelta a su imaginación, surcan los vientos, vuelan por  las montañas y ríos. El amor es su brújula.

Mal fin

Un buen fin no es lo mejor. Queda el sabor de las deudas con alto porcentaje de la usura. Esas deudas de abrazos y besos que no nos dimos. Ese crepitar en el fuego de la dicha que aún falta. Esa nostalgia anhelante por lo que fue y no es más. Yo aquí escribo sobre mariposas monarca y baba de caracol que se arrastra. Sobre el almidón que alisa con el calor la ropa. Sobre los gatos y la pintura fresca del  Favio en su despedida o Leo Dan en sus cursi  y plásticas "son las cosas del amor". Cuando es domingo no se piensa en morir. Se piensa en todo caso si vivir vale la pena sin las máscaras de la moral y lo cotidiano. Escribiré en otro momento sobre miel, vino blanco y rosas, como crónicas en el exilio de la dicha. Volver con la frente marchita y anhelante..

Somos en el espejo rostros

La era partida en fragmentos de tiempo es como un esbozo del plan para la existencia. Un día, una vez, el hombre dictaminó validez de filosofías anquilosadas con máscara de modernas. Otros hicieron caso omiso y en libertad escudriñaron en ideas paseando en patines del diablo. Llegas a al reunión y todos callan mientras  percibes rayos y centellas donde escribes gerundios con participios. No va a democracia votar por reglas de ortografía. No va a votación si el amor embellece a los rostros. A votación se puede ministrar aretes y monedas o pulseras. Todo lo demás es obra de la circunstancia y el azar. Mira. Caminemos mientras la vida sucede. Somos rostros que se enfrentan al espejo. Y no sé si  seamos la imagen solo reflejada en el espejo. ¿Quién tiene la razón? Nadie tiene la escritura de la verdad. Nadie aparte de nosotros.

Hojas detenidas

A un gato negro pinto de blanco. Hecho demostrable. No hay mejor rostro si no hay ojo que lo vea. Linda rosa dibujo en blanco y negro. No sé. Lo cierto es que los muertos van en desfile rumbo al polvo. Una romería desaparece luego de la curva. Y en el camino no hay nadie para el saludo. Yo cierro la ostra donde habito. Y aquí me encuentro sobre olas. Saco mi cuaderno de cuadritos y escribo aquí las cartas que no envío. Vendrán los años de las hojas detenidas en el viaje al suelo. Cara a cara es mejor, límpida la mirada y libres  las manos que construyen obras.

Uno es poesía

Uno es la poesía y el nombre que se revela y rebela. Y uno es el encanto del murmullo del viento y lo cursi de los datos en las cartas no enviadas. La piel y huesos sienten frío o calor en la nostalgia. Uno es el principio de todo lo que existe lo veamos o no. Y uno es la reverberación del beso tatuado en la espalda. Es también la letra y la aldaba. Uno es el alfabeto Morse que traslada suspiros u órdenes de estrategia. Uno es el dolor, la armonía de los circuitos eléctricos que viajan por los nervios y desatan la tormenta. Ondas de reacción que se expanden en unos como fracciones de tiempo. Uno se va en la armonía de la música y los colores. Uno se va en el rumor de olas u holas. Uno se va en el sonido del tafetán en los pasos de cisne Embiste el toro a la pared.

Olvido

Olvido es la terminal de la muerte, a donde llegan los vagones presurosos cargados de recuerdos. Olvidar es la nostalgia borrada en el abismo de los sueños. Es la pesadilla que se arma, es la muralla que se levanta como dique a la felicidad. Es la página en blanco tirada por el caño de la amargura y el libro donde nadie escribió. Es el pueblo de fantasmas que nos llaman. Es la rabia contenida. Es el odio mezclado con ternura. Es el aspaviento de la nada. Olvido es la piedra que se lanza contra la felicidad. Y no la toca.

De versos

Encontrar versos pensados, ya. Y escribir. O buscar la manera de redactar un verso bien hecho. A veces salen sin esfuerzo o forzados. Y sucede que  en los sueños se impone un ritmo e imágenes con metáforas que hay que rendirse. Va uno y viene. Y recapitular sobre el pasado es ocioso. Este es el presente, y no trato de buscar un verso, porque si no está, es por demás. A eso me refiero hoy: nada se hace por forzar la noche para que amanezca. Y esos ríos que vos miráis no se hizo uno sin las circunstancias. Yo miro y admiro. Y es víspera de fiesta dromedaria. Y si no estamos de que sirve el 69 recurso del oxígeno en el agua. Es un decir, es esta la existencia, única.

Día del cartero

¿Y el amigo cartero? ¿Qué fue de ese que llegaba entusiasta con su valija de sentimientos en papel lleno? Cartas urgentes vía aérea o terrestre sin prisa. Uno a la espera de la carta del agua, del aire y el fuego. Uno esperando el anhelado papel que diera rienda suelta a la nostalgia escrita en palabras significantes de abrazos y besos, amor mío. Y prontos a la respuesta y dejar también por escrito el palpitar cursi del corazón con letras agrupadas. Y vuelta de regreso de más abrazos y besos, amor mío y tuyo. Ahora contritos cargan cartas de cobro de las grandes empresas de la usura.

Noviembre

Este noviembre es elegíaco, es leyenda, es historia. Es un hueco de tiempo que no lo llena nada. Es recopilación trillada de los días. Es un modo de transitar con la máscara desdibujada y con el aliento postrado frío en la sien. Evoco los noviembres anteriores y vislumbro la muerte en otros años, cuando el olvido crezca fútil y nada quede de los días vividos. Noviembre es uno de los doce donde escribimos para la nostalgia. Es el alcanfor que aroma. Es el aceite que lubrica las resequedades en los goznes. En los míos y nuestros. Por eso cuando viene noviembre recurro a la memoria. Y escribo unas líneas que dejen constancias del hoy donde me encuentro. Donde ando la hierba reverbera y queda seca. Es el trópico donde el calor calcina, como el olvido. Y miro el horizonte.

Renacer

Todo en su momento terminará: el agua, la pureza y el pecado, los sepulcros, la ceniza. Absolutamente todo acabará porque es ley de la vida el principio y el fin. La película tendrá su fin por más que sea largo metraje. Y el árbol,  antes semilla, dejará caer los frutos en otoño y luego el invierno y primavera. Las aves del huevo nacidas irán al confín a despedirse. Todo acaba. El camino trillado, las miradas a la luna (¿dónde está la luna?); los gatos y esas canciones que estaban detenidas en los discos de vinilo.  El agua llega al mar viniendo de montañas. El sol se rinde ante la nube, pero la nube pasa. Luego viene el ciclo de la vida que insistente no se rinde. Vuelcan mares en la arena. Los salmones críos hacen el viaje del retorno. Y los muchachos cantan primaveras a sus musas que irremediables conducen al hastío, escribe el poeta Gonzalo Rojas. Acaba el durazno y el gusano. La rosa se marchita. Y la misma rosa nace de nuevo en esa lucha eterna del aroma.

Horas

Donde vengan las orugas, veremos llegar mariposas. Así va. En el tiempo de los canallas hasta la luz sigue siendo luz. Luciérnagas brillan en la noche sin necesidad de tener conciencia de la luz. Todo está develado. Todo tiempo es el mejor tiempo aún en las circunstancias que sean. Horas de aliento y desaliento son manifestaciones de la existencia en la conciencia del vivir.

Cuatro cirios

Tumbas y tumbos, entre piedras y flores. La memoria elige a los muertos insepultos y a los que nos saludan desde el lugar inconmensurable. La sonrisa y el abrazo en la memoria mas allá de lo terrenal. Recorrer panteones es recordar que el paso por el mundo continúa, aún. El camino se cierra con la maleza y abre. Día a día se acumula la noción de tiempo, en un conjunto de recuerdos en colores y en blanco y negro. Volveremos a reunirnos aquí con canciones de Javier Solís: cuatro cirios encendidos. Es una mesa de café. La reunión es con la muerte y hacemos pacto.