Sueños

Pierdo una silla chica y una bicicleta. Y las busco entre una vecindad de cuarterías. Un cerrajero amigo me estafa con 50 pesos. Y lo busco sin mucho afán para que los regrese. La cámara Nikon no la encuentro, qué tragedia verdadera. El Teo sentado, en una mesa de cantina o fonda, en penumbras, culpable me observa. Hubo un incendio y entre escombros encuentro un balero chamuscado. Mi madre me acaricia y en su rostro se admira la paz de su sonrisa. Me despido de ella y me traslado de un lado a otro en patineta. Todo en blanco y negro. Empieza el día y cargo mi taladro y los clavos, martirio para la madera.

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