La cola

Es hasta pena que tiene uno, por las interpretaciones. Pero la cola es la cola. A nadie se lo desea uno. Es una cola grande. Todo terrenal tiene, nada de espiritual. Y estrés provoca. Entonces uno, circunspecto, indiferente, espera paciente con la lectura de un libro. La cola va siendo menos. Y luego de dos horas va al recuerdo. Para eso ayuda el libro

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?