Dos de dos

Tenía dos gatos, uno murió, el otro se fue. Tenía dos libros, uno construyó el mundo, el otro lo destruyó. Dos amigos, uno era de Mapimí y quedó grabado en un corrido, el otro cruzó por San fernando y hoy está en una tumba sin nombre. Dos amigas, una se fue en la nube la otra desapareció por instinto. También tuve dos árboles, dos cancioneros, dos guitarras y en dos todo lo demás que señalo: tiempos, mascotas, caminos, orígenes, destinos, lápices, piedras, sudarios, retos, religiones, clavos.
En fin que siempre tuve que definir mi inclinación por uno u otro, decir una palabra en un sentido u otro.
Hay unos que no se enfrentan a decisiones y siguen una ruta sin más, sin el si o no; sin opciones. Entonces andan exultando certezas por todas partes, dueños de sí y del mundo, que les es uno, siempre y en definitiva.
Se dan de topes contra la pared, la única que tienen enfrente, y los topen los dan con su cabeza que también es única. Sin más.

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