Aquí estuvo

Se fue sin merecerla, dice el loco apunte diario escrito por la vida. Era la tristeza o la muerte; era el afán de abarcarlo todo. De pronto cambió el escenario y era el cementerio, con cruces y arabescos, lápidas frías y pasto con rocío. Había epitafios sugerentes, simples, agudos y humorísticos. Hubo silencios que tejían adioses, lentamente. Como goteo de agua o ácido. Había flores secas antes suntuosas. No hubo canciones ni poemas en las criptas. No hubo palabras cálidas. Ni abrazos, saludos de mano, menos besos.
Era noviembre. Eran calaveras, queda la música:  "Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres porque el amor cuando no muere mata/ porque amores que matan nunca mueren".

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