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Mostrando entradas de noviembre, 2018

Igor

Al poeta ucraniano Igor Potovski lo conocí una tarde de abril de 2014. Cantaban las cigarras. Me lo presentó el cubano educador cubano Gumercindo en un café La Cabaña de esta ciudad en gracia, Villahermosa. Ni una palabra él en español. Ni yo alguna por casualidad en ucraniano. Mas Gumercindo la hizo de traductor. "Gran poeta", me dijo. Yo era Director del IV Comitè regional Sur Sureste de la UNESCO, con sede en Tabasco. Lo invité a que me visitara en la oficina en calle Zaragoza, frente al parque Los Pajaritos. En ese parque hay un frondoso árbol de tule y una jaula grande sin pájaros. El caso es que fuimos a la oficina. Fotos. Y le regalé un libro de mi autoría, Señal de humus. Luego a volvimos a vernos y a tratar de platicar, ahora con la traducción de Ludmila, la excelsa pianista, su esposa. Y tuve la oportunidad de hacer unas versiones de sus poemas auxiliado yo con los traductores, pero defiendo que eran versiones libres mías. Los defectos míos, la altura en la calidad

Las creaturas

Allá las creaturas, con su libertad a cuestas. Cumpliendo destino en su albedrío. Con sus grandes civilizaciones y grandes catástrofes. Construyendo la soga atómica para colgarla al cuello y desaparecer. Con su tecnología para vencer. Para comer arena. Las creaturas como hormigas, lobos, hienas. En su festín de lucro. Consumo. Rapacidad. Con sus grandes eventos de paz y sus ferias de guerra. Con sus ambiciones suicidas y parricidas. Huyen del diálogo, de los parques, del silencio. En su albedrío van al vacío. Desprecian el circo, el salto de la rana, el vuelo de la mosca. Las creaturas. Grandiosas y pequeñas. Nadie va en su auxilio, porque no piden auxilio. Paroxismo, aquelarre de vida, de buenas intenciones, de miradas de desprecio. Ni bien ni mal. Las creaturas en su destino. Y entre todo se asoma pálida la luna, las palabras y la sonrisa. Y entonces la esperanza suspira hondo y avanza.

Si

Si la palabra no viene, no la busques. Ella sabe su destino de tierra o limo. De burbuja fugaz. Sabe su destino y va al oído, se fuga en los adentros. O nombra olvido. También viaja en el tapete de recuerdos. Y nos agita por el laberinto de recuerdos. O viaja sobre el unicornio de la imaginación. Y aparece el cíclope y la sirena. Si no viene no la busques. Ella se posa en el ojo o la hoja. Depende. De qué la añores de bien. La acaricies suave. A veces se hace sorda. A veces ciega. Palabras necias. Rumia. O Reflexión. Es pez, estrella fugaz. Y se resiste a la tormenta. O espera el rayo en la tormenta. La palabra semeja comején en el mejor sentido. Animalito de Dios. Me sirve un café. Se mete la palabra en mi corazón. Y celebro. Y dice, con una condición: No me lleves al papel. La palabras es miel. Y se posa en mi lengua. Y entrecierro los ojos. Si.

Qué hacemos

Qué hacemos si el tren del tiempo se impone. Un café, mientras tanto. Canta. La vida será siempre un sueño. Las palabras son el registro en crónicas de otros tiempos. De todo lo que pasó por el hombre. Entre el cielo y la tisrra. Alturas y fondo del pozo. Ahora por ejemplo las preguntas sin respuesta. Niñez. Juventud. Belleza. El  coro Cant un no rotundo. Es el tiempo de la definiciones. El silencio en el desierto. El ruido en los cafés. La pista. La Frontera de lo creíble. Tantos dados para la suerte. Comer lumbre es una buena costumbre. Asegura el calor y la luz. Que hacemos  con las preguntas que nunca han sido pocas  Si de Sustancia.

Ha muerto el maestro Alcibiades

Ha muerto el maestro Alcibiades De Dios Frías. Con nombre griego legendario, lo conocí hace ya muchos años, poco tiempo de llegar a Tabasco. Nativo de la Ranchería El Guácimo, Nacajuca, estaba radicado en Paso real de la Victoria, Centro. Coincidíamos en esas luchas gremiales contra el cacicazgo sindical de los 80, 90s. Luego ascendió por méritos de escalafón a director, donde lo vi varias ocasiones en su escuela en el Poblado Macultepec, cerca de donde vivo. Cuando yo trabajaba en la telesecundaria de El Guácimo, donde estuve varios años de 1998 a 2003, pasaba a diario por su casa. A veces un saludo al paso. Y a veces me detenía para platicar un rato. Fue allí, en una de esos encuentros donde me platicó de hacer homenaje a uno de sus maestros de primaria, el Profr. Asunción Ramírez, padre de Miguel y Adela (QEPD), el cual se efectuó en la primaria del lugar, donde se reunió y hubo pase de lista de veinticinco "viejos" de edad agradecidos con el Maestro Asunción. Hubo marimba

Asombro

Asombro Cuando el vasto universo. Cuando el caballito de palo. La respiración suave. Cuando el noticiero de la tarde. Y el humo del tranvía. Cubrieron  El cadáver con una sábana. Encontraron escondidos varios cancioneros. Asombro por esa forma bella del vuelo.

Porque es tarde

Porque es tarde. No hay mañana. Porque no nos vimos. No volamos. La tarde es de esperanza. Porque rellenaron la laguna. Los pájaros han migrado sordos, mudos. Se chocan contra los muros. Porque se ha muerto el poeta, el cronista. Aquí no acaba todo. Apenas las palabras iban a la muerte. Repetición de los días. Porque el aire no miro. Porque desde entonces somos otros. Porque tenemos razones. Hemos muerto  Hemos vuelto con vida. Las circunstancia. Antología de los buenos deseos. Va. Os a salvarlos. Porque ellos son nosotros.

Ojos de papel

Que huesos duros no contempló. Si a cada abrazo deja fuera de combate. Por el ritmo de jazz y la templanza. Si el mar se comfunde con el cielo. Mezcla de lo terrenal con lo divino. Mirada de papel o celofán. Que no capta lo filosófico. Lo que diluye. Ojos de morir. Para el recuerdo. Ojos de vivir para el olvido si siempre somos otros. Toma café y habla de sueños mutilados. De aspiraciones erradas con marca de caballo. Si solo fuera el pesar. Animales de vida y muerte. De aspira suerte. Un volado de moneda. Que defina el destino. Un hueco del alma. Un vacío por la extrañeza. La muerte dicta cátedra. Y vamos hablando de estaciones. Tira un vaso. Ni una más. Y despertamos.

Hay un azar

Hay un azar que me acomoda entre prisas y sueños. Causa de causas. Un pueblo polvoso. Unas escuelas decentes. Un vecindario respetuoso. Y la hoja al viento. Una escuela nueva. Un pueblo distante. Un cantar de pájaros. Me madre me despide triste. En la central de autobuses el rostro de la amistad. Hay una carretera. Un irás y no volverás que no se sabe. Hay unos libros guardados con celo. Una guerra interior. El lenguaje revuelto. Las palabras que faltan. Lo pastoso de la lengua. Hay un asfalto. Y unas hojas de árbol perenne. El azar toma ruta. Saltimbanqui de los hechos. Hay magia. La flor. Mirada. Una montaña. Y el camino se abre a las palabras. Estas u otras. Abres un libro. Le avanzas una página o diez. Lo dejas por otro. Las palabras elevan. Tiran. Te arrastran. Te hacen  Reír a carcajadas. Es el azar. Mientras tanto.

Unas palabras

Buenos días. Lunes de fiesta por la vida. El milagro de la existencia. De la oportunidad de reír. De escuchar. De ir por el camino reconociendo formas, colores. El viento te pega de fente. Un suspiro es un libro. Y andamos por la libre. Nos reímos de las Cadenas del tiempo. De las palmeras borrachas. A fin de cuentas.

Soliloquio

Brincos doy. Si se deja la tarde. Por supuesto. Caen las hojas. Echo olvido al no me olvides. Brincos. Por la música. Y las palabras. Ladra el perro. Y pasamos revista. Al movimiento. Hemos tejado por los gatos. Necesarios los colores. El humor. Insistente el tiempo. Los pasos a desnivel. Miradas desde lo alto. De soslayo. Huimos carretera. No propio. Cada uno en lo suyo. La luna en el espejo de la mirada. Fuimos otros en el presente mismo. Un pasado relativo. La fruta en su esplendor. Un Dios que no se queja. De todo cuanto sucede. El milagro de vivir. Esos circuitos de sueños. De anhelos.

Ya mero los 60

Ya mero los 40. Los 50. Ya mero los 60. Y no hay sorpresas. Lo mismo siempre. No es rutina. Solo consigno los goznes. El rechinido de las puertas. La edad viene siendo  El currículo de recuerdos. Las palabras y la risa. Cartas. Ya mero los 40. No ha cambiado la ruta de la tierra. El sol va y vuelve para la noche y el día. Y el puñal certero de la traición toca a rebato. Como campana para misa. Tañe. Borges no nacen a diario. Ya meroos 50. Y las aves su canto. Lo mismo. Mieles en  vocales. Ven. Vamos. El tren de la ausencia te lleva a donde mismo. Nube azul. Cielo rojo. Ya mero los 60. Hay un atajo. Cara dura. Y la edad llevas en los huesos. A veces resisten horarios. Lluvias ácidas. Libros con celofán. Donde quedaron los lentes. Archiva unicornios. Y los años luz son apenas segundos. Ya mero. Mientras tengo tangos.  La vida sigue en carril izquierdo.

Creo

 Reo del tiempo, creo en ti, en mi, en todos. En lo alto y en lo bajo. En el ayer y hoy. En la nube viajera. En la raíz y en el fruto. En la mosca, invitada permanente, y en la luciérnaga. Creo en el libro y en las iglesias, obra paciente del hombre. Creo en las palabras y los sueños. En la locura feroz del amor. Y en contrsto civil. En la sal del mar y de la mesa. En la Biblia. En la Iliada y la Odisea. En el espejo que mira y rebuzna. Mirada de la mirada. Y la célula. Hoy estuve en el cementerio. Leí en criptas nombres ilustres y fechas. Saludé amigos a destiempo. Lodos de otros tiempos. Creo.

Olvido

En una hoja bond carta. Letras grandes. "Ya te olvidé" , dice fulminante. Una fecha. Una ciudad. Y una firma. No supe quién la mandó. Sucede a veces. El orgullo. Parábola de las vocales. E. De escribir. La reciprocidad viene bien. Los diálogos. Hoy acudí al cementerio. Pésame. Palabras correspondientes. Para olvidar hay que tener recuerdos. Ahora tomo té. La hoja tiro a la basura.

Epitafio

El olvido es la tarjeta de presentación de la muerte. Es el espejo del vacío. Desde que Calvillo murió todo sigue igual. A otra cosa mariposa.

Los dioses

Los dioses han olvida su destino. De dioses plenipotenciarios sin duda. De hacer crecer el árbol de una semilla, la chispa crecida para incendio, la mirada para el amor. Han olvidado detener la guerra, la envidia, la ira. Y han dejado a la libre, en el libre albedrío al hombre. Con su libertad a cuestas como carga ontológica. Con su libertad para deshacerse y mutilar el bosque, contaminar el agua, devastar la alta montaña. Han olvidado los dioses su misión. Y por allí andamos, haciendo alusión a un valle de lágrimas. Rencorosos. Impuros. Orgullosos. Y con el miedo a desaparecer, obviando las mieles de la vida.

A la deriva

Andamos a cuestas y a ciegas. Con el temporal de lo imposible, atraídos al vacío, manejados por el lucro. A la deriva. Sin sabernos históricos. Parias en lo humano. Doble sentido de paria. marginales. Alejados de la reflexión. pegados al materialismo de las cosas. Buscando oro en la boñiga de lo inocuo. A la deriva en el sentir. En el hacer. Considerando vano lo banal. Considerando luz el reflejo de la luz misma. Como no saber lo que significa la idea o la palabra. la magia de la existencia. El vuelo del colibrí. La enseñanza del gusano. Esperando milagros que no existen porque ya lo son. Lo que miramos a diario. Esa sonrisa, por ejemplo. Y los versos entre las miradas. Y esa soledad que es la ausencia de sentido.

Pensándolo bien

Pensándolo bien. Hay salud para caminar y correr. Salud para andarnos por las ramas o nubes. Hay la estructura para escalar. Lo que gustes, puedas, sueñes o quieras. Hay neblina. Humo. Sal. Y la vida con salud alienta. En un respirar profundo. Y el suspirar por algo del pasado. El abrazo de mamá. Una flor. Un poema alcanzado al azar. Pensándolo bien. A veces el vaso de agua es nuestro universo. El infierno que todos llevamos. Sin pensar en el paraíso de todo lo que tenemos. La música. Los libros. Los amigos. Una taza para café, el terreno exacto, mínimo, para nosotros en el destino final. Lo tengo todo. Pensándolo bien.

Ajuste de cuentas

El pájaro de cuentas hace balance de su vida, en su tiempo. Lo hecho de lo planeado. Lo logrado de los sueños. Y encuentra desajustes. Desbarajustes. Y en ese ajuste de cuentas detecta pendientes, olvidos, lo que está a medias. Y traza rutas entre los vericuetos de la vida. Con el destino en desatino. Una canción no escrita. Un verso abandonado. Y el ojo buscando un punto blanco en el centro de la página negra. Se dice ante el espejo: debo lo que no he escrito. Y por romper algo escrito a vuela pluma. La comedia. El infierno. El cielo. Ajustamos cada año lo que se dijo. Para poner flor en las palabras. Para humedecer semilla frente a la luz. De eso se trata.

Repeticiones

Se repiten en constancia los mismos cuentos, las mismas sonrisas y la palabras. Los rostros son los mismos sin variante alguna. Miras la luna y las nubes. Las noches y los días se repiten. La órbita de la tierra y la luna, igual. Y así en toda la galaxia. Se enfrascan en guerra los países. Se firma la paz. Y en otro lugar inicia otra guerra. Saludos y traiciones. Las ofensas y perdones. La indiferencia. El lucro. Medallas al mérito. Minutos de silencio en ceremonias oficiales. Nuevas  versiones de las mismas ideas. Lo mismo que se ha escrito. Y las mismas reflexiones. No hay más. A un día le sucede otro. A una muerte le sucede un nacimiento. Y así mientras pasamos en la existencia. Corderos. Lobos. Caperucitas. Gusanos.

Grande

Un amor grande. Una casa y patio grandes. Un destino grande. Fortunas. Bibliotecas. Todos quieren grandeza. Éxito. Fama. Altura. Que son vacío, vértigo. Las grandes ideas y el corazón grande buscan otras rutas. Si no las hay construyen otras. El cementerio contiene toda la grandeza del mundo. Un caramelo hace feliz al niño. Un libro o vaso de agua al hombre. Una mirada. Un verso. Una puesta de sol. Aquella canción. Lo grande o pequeño es interior. Va dentro de ti.

De eso se trata (2)

De eso se trata. De volar alto, pájaros de cuenta. De tragarse el mar de un solo trago. De arreglar el mundo tan confuso y deslenguado. De pensar lejos punto menos infinito. De sonreírle al odio, parar la guerra. De comer fuego a conciencia. He brincado de edificio en edificio. He dado en ofrenda mi palabra. He cribado la verdad y la mentira. He puesto ojos a los ciervos. De eso se trata. De endulzar miradas. De regalarle margaritas a los cuerdos y a los cerdos.

De eso se trata

No hay gorrión sin canto. Ni calandria sin nido. De eso se trata. De gustarnos. De ser cómplices de nosotros mismos. De no conceder. Ni hacernos truco. De regalarnos. De en encontrar razones de vida dentro de uno. De vida y alegría. Recorrer caminos o hacer otros. Desterrados los fantasmas y cíclopes. De eso se trata. De vivir la vida. Única y efímera  No hay más. Hubiera más y otro gallo cantara. Soñar nube y vuelo. Volar palabras pronunciadas en el momento exacto y necesario. Y tener a mano el discurso del silencio. El silencio poético. De eso se trata. No hay claves de vida. Ni manual de usuario. La vida es un fluir. Un verbo encarnizado. Un sueño espiritual que por lo pronto se materializa en tierra . Supongo felicidad y dicha. Supongamos.

Acuso recibo

Acusas recibo de mentiras y verdades. Y caminas. Tus ideas se amoldan a lo creíble. Aún la mentira misma bien estructurada. O en todo caso la verdad dicha de pronto. El discurso oculto. La mirada que dicta un comunicado. O expresa lo que se calla. Y cada quien con su cristal opaco. Para mirar la luz y sus efectos. O la oscuridad sin distinguir entre los grises. Verdad es el aire que respiro. Y el abrazo soñado. La muerte es mentira. Y la daga que hiere la nube de los sueños.

A veces

A veces olvido el olvido. Y es entonces cuando llegan a mi los recuerdos como una avalancha. Y sacan las lágrimas por nostalgia. Y se aparecen en sueños irredentos. Y se alternan en vigilias para someternos. A veces la sonrisa o miradas nos llevan a una canción. Y un mail viaja desde los viejos tiempos al presente. A veces el olvido se olvida. Y entonces sí los recuerdos se apoderan de nosotros en el presente.

Retrospectiva

Miramos hacia atrás. Aún a riesgo de quedar estatua de sal. Por si las dudas. Mas es lo que somos, río de recuerdos. Aunque todo quepa al final en el olvido. Algún sueño de la infancia. Imágenes. El paraíso de los juegos. Una canción de moda. El callejón de polvo cuando la seca y lodo por las lluvias. Las peleas de box en el barrio. Y el despertar de la voz en las palabras y las miradas. Como cantar de pajaritos. O el ripio de asomarse al espejo. Marchamos de uniforme. Cada vez necesaria. El uniforme de lo marginal. Mas la sonrisa fue siempre el distintivo. Para el ingreso a lo formal. Y aparecieron los textos. En lectura. otros horizontes. Arcoiris. Luna de invierno. Yo le miraba de lejos. Rondaba una casa. Un color. Una historia. Y el sueño de futuro fue siempre el camino a recorrer. otros paraísos. Mas a modo. Como guitarras. Libros de poemas y canciones. Y el reloj de arena estaba presente. Al igual que la brújula rota. Para recordarnos que cada fin es un principio. Y que todo term

59 (3)

La vida única y efímera. Porque pasamos revista, en lo particular. Al aire y agua. Una mirada. Sonrisas sin fin. Y los libros. Recordad las cartas de la amistad. Y el consuelo del abrazo de mamá. La llave para las palabras. El mar azul. Con la arena de playa. Y sentir la brisa. Donde estés. Las nubes viajeras negras y blancas. Ese caudal. Y la pasibilidad del rostro. De todos los rostros. La piedra para la construcción. Las prioridades. Miro los niños jugar. No hay mejor postal. Aunque la luna. Y el crepúsculo. Mas la flor. Y los libros.

59 (2)

Modelo 59. Del siglo pasado. Para ubicar la conciencia. De todo lo que gira y se detiene. La constante es el cambio. Hacia la última estación. Deslumbrado siempre. Por la luz que enceguece. Y el hambre meritoria. Y la sed que aguijona. Para anidar donde se debe. Modelo para armar. Para amar. Para cuidar. Por si las dudas y las moscas. El infinito espacio de lo pequeño. Por las tantas palabras. Agradecido por las imágenes. Aquí, allá, en todas partes. Porque hemos sido. Y somos aún. Agradecido. Con lo que hay. Con lo que venga. Esas pequeñas cosas que nos llenan. Esos cantos ceremoniales. Esos latidos del corazón. Con lo que venga. Agua de lluvia. Tierra húmeda. Sequía atroz. Y la caverna donde estuvimos. Por miles de años. Pintando al búfalo. Y la hierba con los árboles. Modelo 59. Que ha visto subidas y caídas. Derribo de muros. Fin de la historia. Filosofías baratas que se imponen. Y la esperanza siempre en los rostros de los desheredados. Y acompañe el libro. La pluma.  El cucú de l

59

Cincuenta y nueve versos herejes. 59 pecados capitales. Velas, hoteles, veredas. 59 flores disecadas. Y  59 botones para flor. Relojes de arena descompuestos. Coches viejos. Camisas rotas sin ojales. Frutas sin semillas. Sonrisas como muecas. Argumentos sin sustento. Caminos bifurcados. Platos de porcelana rotos. 59 fotografías sepia. Obstáculos superados 59 no te lo permito. Sueños cumplidos y por alcanzar. Fuegos encendidos. 59 Niveles del infierno. Lágrimas derramadas. 59 escalones. Dónde estás En qué nivel te encuentro. Libros proscritos. Cruces del calvario. 59 vidas perro desgraciado. Unicornios bicolores. 59 triunfos y derrotas. Pistas de baile en desuso. Versos ballenatos por Sofía y Matilde Lina, un medio día que estuve pensando. Centauros y sirenas cantando. 59 bichos traicioneros. Desiertos calcinantes. 59 notas musicales.

Los idus de marzo

La belleza y juventud fueron la marca, el sello. El destino polvo hizo lo propio. Los idus de marzo en noviembre. Fue lo que tuvo que ser en un presente lejano.

Libro

Si acaso algo soy. Somos. En lo humano de la vida. Es gracias al libro. Farol encendido, para arribar desde las tinieblas. Antorcha para alumbrar el camino si queremos ver. Crisol que mitiga lo negro de la vida. Cristal conque se mira.

El trigo

El trigo. El de la tarde en azul y rojo. La tarde de la nostalgia. Las palabras iban y venían. La rosa. ¿Qué rosa? La de ayer, hoy seca. Abrían líneas para seguir. Un río. Una canción. La tarde se iba en un crepúsculo en llamas. El trigo recordaba. El algodón recordaba. Los discos que encontró fuera de la estación de radio. Eran basura. Algunos rayados. Cartón viejo. Agotaba temas. Sacaba una armónica. Campos de algodón. ¿Quién llora? ¿Quién canta? ¿Quién ríe? E iniciaban. Una frase. Repetir la última palabra. Y seguir el juego de la vida. Había un río. Sembradíos de trigo y algodón. Habitaban un río de memoria. Luchaban contra el olvido.

De sábado

Un café pendiente. Un haz de luz. La roca en la corriente del río. Todo confluye en el instante. En el jarrito de la dicha y nostalgia. Sí, agradezco. Gracias. La buenaventura de la palabra. El sonido de los ver os. El chasquido del beso. O digamos el abrazo pleno. Recuperar los pendientes olvidados. Larga lista de lo no hecho. Las cartas del olvido. El traje oliva del capitán y la bufanda gris. En sábado cantamos la gota fría. De viaje en sonrisa. Como preparar la salida. Vamos al fin. De sábado en sábado. Manchamos la hoja. Para filtrar la sal del sudor y las lágrimas.

Por si las dudas

Por si las dudas, me identifico nocturno. El día tiene sus rutas. Las tantas distracciones. La noche, luna y estrellas. Para entender lo que somos. Plástico y agua. Razonablemente lentos en el tiempo. Solo para recordar lo que somos. Y andamos a prisa. Tengo mi identificación personal. Con fotografía en blanco y negro. La metáfora es única. La vida mineral. Por si las dudas seguimos. En este presente. Hasta  pruebas en contrario. De ser pasado. Cuando seamos apenas pasto seco de memoria. Y apenas referencias en fotografías.

A mi manera

A mi manera. A la del hombre que mira de frente. Con sonrisas en lo posible. En el camino y vereda. En el vuelo por praderas y montañas. En la nube. Por las razones de lo efímero. Lo poco que tenemos en la vorágine del tiempo. Se deshojan margaritas a domicilio. Con canciones a la luna. En viaje. Emigrante desde siempre. Con el corazón a punto del disparo. En la niebla. Por ser exactamente así. En la desolación se construyen las costumbres. Paso a paso. para la comodidad y confort. Y nos encontramos. A mi manera. De nadie más. Sin concesiones. Abracadabra, el espejo. De frente. Y a descansar en el viernes del desalojo. Ojo alegre. Así, precisamente. A mi manera. Dondequiera que andemos. El recuerdo lleva prisa. Para ocupar su lugar en el olvido. Nostalgia apenas. Breve.

De alguna manera

Transitamos de alguna manera. Al frente. En el camino. Bifurcaciones. Moneda al aire. Dado lanzado al destino. Y vamos decididos al vacío. A la nada. Con más dudas que certezas. Entre los tiempos. No hay mucho más. Que vivir como testigos. Contra nada y nadie. Pesimista, me etiquetan. Los bobos. Los asnos. Las ardillas. Y de alguna manera tienen y tengo razón. Entre generaciones escribimos en el aire. La arena. Material de sueños y olvidos. Ayer. Mañana. Mientras, sirvo mi café. Es el presente. De alguna manera somos camino. Obra negra. Sofá. Mina.

De todas maneras.

De todas maneras la playa. El periférico. Los barrios. Uno recuerda los pasos. Para llegar a la escuela, la iglesia, el partido. Y encontrarnos. Saber que fuimos. Que somos. Los sueños son los mismos. Las ilusiones. De todas maneras caes, te levantas y sigues. La charla ha sido buena. El señalar la misma ruta. La luna de no he y día. Ames, te enojes o vueles. Vayas o vienes. O viernes. De todas maneras la vida pasa. Con pena o gloria. Nos encontramos. Nos contradecimos. Y escribimos. Las palabras siguen siendo nuestra salud, nuestras aliadas. Aladas. A ti.

Canción infantil

La mariposa nace de la oruga. Y su vuelo es maravilla. Sus colores ni se diga. Una belleza total. Y el venadito salta grácil por el campo verde y azul. La maestra encargó tareas. Unas palabras en inglés en enunciados. El sol pega de frente. Y tomo agua transparente. Y las traduzco al inglés. El domingo soñé obra de teatro. Unos duendes jugaban con princesas. De unos castillos lejanos. Y una bruja pendenciera. Los hacía enojar. Pero ellos la combatían con sonrisas. Se terminó la función. Y nos fuimos a la casa. Donde esperaba mamá. Y le contamos de todo. Ella daba de comer al loro. Que dice palabras en inglés y ruso. Yo me pongo a pensar. De cuando sea adulto. Seguiré disfrutando la vida. Entre juegos y sonrisas. Con mis mejores amigos. Y seguiré viajando hacia el libro. Para aprender las maravillas. De la vida. Mi madre me cuenta un cuento. Y yo voy soñando praderas. Donde habitan conejitos. Y miro también venaditos. Donde cosecho recuerdos. Y espero, mientras tanto.

Entro todas las posibilidades

Entre todas las posibilidades, las palabras. De sabernos efímeros. De la vida única. Y entonces hago diferencias. De por ejemplo entre el río y la mar. De lo terrenal y divino. Materia e idea. Y me ocupo de lo grato. O lo inesperado. Si vamos en bicicleta la lectura es imposible. Pero la sonrisa sustituye. Y los sueños adelantan las historias. Si es cuesta arriba o de bajada. El esfuerzo es distinto. La manzana cae. Roja o verde es indiferente. Me ofrecen manzana. Y no importan diferencias.

Creo en ti

Creo en ti. En todo lo que respresentas. En todas partes. En el comején. La mariposa. En el aliento de las cosas. En flor seca y el botón donde regresa. En la música toda. En las albricias y el eureka. En la galaxia. Creo en todo lo que existe y en lo que se piensa. En lo que se crea a partir de la imaginación y nuevas deducciones. En el libro ajado y en el nuevo. En la nieve suculenta. En la mirada desde lejos. En la sonrisa y el abrazo del oso. Creo en ti. En todo. Donde creaste la esperanza. Donde se levanta la bandera de la utopía. En la redención. En lo sublime. En el can-can. Y en Venecia. las góndolas. La película que se recuerda. E creo en el olvido. Donde dejamos una lágrima y el adiós. Nunca olvides respirar.

No creo en mi

No creo en mi. La historia se repite. Ni en mi ni en nadie. Siempre los mismos cuentos. Ni en la historia a como la conocemos. La historia solo ha sido el recuento de asesinatos en masa. No creo en el tiempo. Máquina de trituración lenta. Inevitable en lo que somos. Ni en triunfos o en derrotas. Las circunstancia determinan las situaciones. En el amor ni amistad creo. Apenas dulces para entretenimiento. Endulcuramientos para mitigar el vacío. El hombre ha justificado. Lo ha intentado todo. Para dar sentido a lo que no se explica. Dudo de la religión. De las leyes creadas para contener al animal en sus pretensiones. No creo en cielo o infierno. No existen las Itacas. Las fronteras son resultado de la guerra. El amor es bálsamo, el ajedrez entretenimiento. Dónde, cuándo y por qué siguen siendo las preguntas desde el origen. Y lo serán en el devenir de los tiempos. No creo en filosofías. No creo en mi. Ni en nadie. Otra cosa es el viento. El fuego. El mar. La piedra. Quizá creo solo en el

Anda, vamos

Anda, vamos. A vivir el presente para morirnos mañana. Es la tarea. La consigna. El tiempo de todas maneras se va. Se fue el domingo. Nada asegura que estaremos el siguiente. A menudo hacemos Planes de futuro. Sin saber si estaremos. Anda. Es preciso. Un café en tu taza favorita. Una caminata. Tu pluma exacta para las palabras. La manzana en su historia favorita. Y el Crepúsculo matinal y el de la tarde. El paréntesis donde nos incluimos. Nunca es tarde. Salvo cuando ya la muerte nos acorraló amorosa. Cante Silvio o Pablo. O escuches en la radio tu estación favorita. El talle y el detalle. Tienes las palabras y la luna. No hay excusa. El presente es continuo. La tarde se ha ido. La esperanza nos toma de la mano. Recuerda la utopía. El café se enfría. El disco se ha tepetido tres veces. Se repiten los días circulares. Como la víbora que se come su propia cola. Como la repetición en la vuelta de la noria. Vamos a vivir el presente  Lo único que tenemos. Salvo el azar y la suerte.

Miro 4 A mis muertos

Miro a Leonor y Juan. Me abrazan en esa pasibilidad. Centro de su vida. Clave de la mía. Me abraza Leonor con su paz de sonrisa. Y acaricia mi hombro y cabello. Y Juan me lleva de la mano. Como cuando niño yo hacia el cine Popular. Miro a Ernesto. Y le escucho en paz su relato de andanzas por el Norte. Y a Lupe, mi amigo de muchos, años, animoso, Entusiasta y alegre.. Y al Dr. Morelos. Como un mi padre en Tabasco. De tres. Y miro a la hija de Santiago el vecino, muerta joven de 15 años. Y a Don Santos, el albañil de la casa de mis padres. De corazón noble. Y a Don Chilo, de Chico zapote, hombre de bien. Y a Don Franklin que apenas cruzó el umbral del 2018. Con su buenos días. Y miro al Yuma y Marcela, En esa espera en el paso de los años.