Igor
Al poeta ucraniano Igor Potovski lo conocí una tarde de abril de 2014. Cantaban las cigarras. Me lo presentó el cubano educador cubano Gumercindo en un café La Cabaña de esta ciudad en gracia, Villahermosa. Ni una palabra él en español. Ni yo alguna por casualidad en ucraniano. Mas Gumercindo la hizo de traductor. "Gran poeta", me dijo. Yo era Director del IV Comitè regional Sur Sureste de la UNESCO, con sede en Tabasco. Lo invité a que me visitara en la oficina en calle Zaragoza, frente al parque Los Pajaritos. En ese parque hay un frondoso árbol de tule y una jaula grande sin pájaros. El caso es que fuimos a la oficina. Fotos. Y le regalé un libro de mi autoría, Señal de humus. Luego a volvimos a vernos y a tratar de platicar, ahora con la traducción de Ludmila, la excelsa pianista, su esposa. Y tuve la oportunidad de hacer unas versiones de sus poemas auxiliado yo con los traductores, pero defiendo que eran versiones libres mías. Los defectos míos, la altura en la calidad