Éramos

Éramos, sí, siempre, los de entonces. Los de aquellas veces, de aquellas voces. Que nos quedábamos viendo hasta a ver quien pierde sin cerrar los ojos. Tuvimos el principio, conociéndonos. Y supimos que el final nuestro sería como la muerte. Sin saber fecha. Ni lugar. Y así seguimos entre soles y sales. Entre lunas con luciérnagas. Y sonrisas de principios del mundo. Éramos, sí. Y el presente fue aquí y ahora,  y al instante se iba. Engañoso, socarrón. Y caminamos donde no había camino. Peregrinos. Nos abrimos paso, con garra. Y cada generación puso su marca de identidad. Nosotros, máscaras intercambiables, ritos, mitos. Cada día la flor se hacía presente. Y la ignoramos. Fuimos. Sí. Y mientras tanto seguimos siendo.  

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