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Mostrando entradas de febrero, 2019

Siempre

Siempre habrá. Siempre. La canción para la nostalgia. Pan para el hambre. Poema para el burro. Siempre. La justificación o el pretexto. Las razones de por qué si. Y por qué no. Las orejas de burro fueron ficticias. Siempre habrá el optimista. El que ve aristas en todo. Allí estrara la sed y el hambre, para cuando el pan y el vino. Siempre te espera el libro. El amor. El amigo. Leas o no, la muerte te espera. Ames o no. Yo no renuncio a buscar belleza. Ni a dejar morir la flor.

La soledad

La soledad es el poema indescifrable. Es el canto de pared y puerta. Es el filo del cuchillo a contraluz. Es la esfera de tres lados. Lo imposible a la lógica común. He caminado por la playa y en el semidesierto. La soledad es la prueba del encuentro contigo mismo. Para saber exacto de qué estás hecho. Conocer los miedos y los medios de salida. La soledad es la baraja que nos queda aún cuando los jugadores se han ido. No es estar solo. Es sentirse solo en un estadio lleno de otros solos.

A fin de cuentas

A fin de cuentas son historias. Que vienen cabalgando de generación en generación. Los mismos guiones bien escritos para dramas o comedias. Entre sueños y quimeras. Entre Paz y guerra. Y entre odio y amor. A fin de cuentas quedan fotografías que se van borrando. Marcas en el agua. Sensaciones en la piel. Cada historia con sus cuentos. Anécdotas que hacen reír. Palabras de vuelo. Sueños. Al fin de cuentas no hubo finales felices. El camino era el se todo de las cosas. La brevedad. El concepto de lo efímero. Dimos vueltas en el mismo plano. No hubo más. Al final.

Quién teje o desteje

Quién teje o xesteje. En lo alto o en lo bajo. Quién rompe de repente el hilo. Y corta por lo sano. Quién hace triza el sueño. Quien lanza desmesurado la primera piedra. Quien alimenta la hiedra. Habrás visto. Ejor figura, de enredadera. Quién acomete. Quién lucha. Quién en el desvelo construye motores. Quién en silencio dice el mejor discurso. Por el camino agua o polvo. El viento sigue su ruta. Quién toca el timbre de puerta y sale corriendo. Y quien escribirá la memoria de tanta desmemoria. Quien grita.

Vueltas

Vueltas al espejo y al recuerdo. El ave alza el vuelo. Vueltas a la noria y a las mismas canciones. En la caverna hay fiesta. Es circular la historia. Los mismos rostros. La historia es una suma infinita se muertos. Vuelta de la vejez a la infancia. La vida se repite. Vueltas a la misma idea. Un discurso viejo. Las mismas imágenes retóricas. Leed un libro. Los mismos cuentos de la libertad y el albedrío. El espejo cuentas los mismos relatos. Un dios, el misterio y el azhar. Nostalgia por nosotros mismos antes de la muerte. Hemos de irnos. La despedida viene desde ayer.

Quién hila destino

Quién hila destino, desde lo alto. Quien teje fino destino. Para mover al hombre en el camino. Desde el inicio. En el triunfo o derrota. Sin saber el fin último de la nada. Marioneta al fin. Distintos rostros en las generaciones. Hidalgo, impostor, trhuan, mequetrefe, ángel, mezquino. Y siempre buscando fórmulas. Sin encontrar la importante. Lo que somos al fin. La nada. El polvo. El vacío. Quién teje y desteje cuál Penelope. Quién carga en la subida la pierde y de vuelta a subir. Quién atado a un risco eterno sufre picotazos. Y cree tener razón siempre. Y equivocado justifica. Lanzas. Dichos. Filos. Estratagemas. Vuelo. Sueños. La carnicería a veces es lo real. Aún los encuentros de templo. El poema se cuela como alfombra mágica. Para viajar solamente. Se hila el destino por un dios invisible. Que exista o no. Decide siempre. A contracorriente.

Todo día es de luz

Todo día es de luz. Si en tu interior anida luz. Si la luciérnaga es tu favorita. Todo día es de esperanza si sabes esperar. El tiempo no va lento o rápido. Ni tortuga o gacela. Nadie espera nada si sabe del destino. Del hombre. De los orígenes. De la caverna. Todo día es de luz si caminas. Si lees. Si sonríes. La vida es bella porque bella es tu mirada. Si no la ha comido el comején de la envidia, la prisa. La vida no vino con manual de usuario. Y el tiempo verdadero es la hora, el minuto, el instante presente. El que llega. Este donde andamos aun. En la víspera de la llegada a la última estación. Todo día es de luz. De puertas abiertas. De rodear muros. Tan tan. ¿Quien es? La vida que aún conspira para la felicidad. Aún hay tiempo. La luz que te viste no ciega. No deslumbra. Te permite ver lo sencillo de la vida. La belleza en lo pequeño.

De aquel lado del río

De aquel lado del río está la felicidad. Los brazos tibios. La mirada de luz. Las sonrisas. Hemos esperado tanto tiempo. Desde el inicio. Cuando las tormentas. En el desvarío. La espera de cruzarlo nunca ha sido suficiente. Horas de eternidad. Años de martirio y suspiros. Las películas nunca fueron la realidad. Aún con buenas historias. Caminamos largos trechos por temor. Con el cuento de buscar el lugar del río más estrecho. Y siempre a la sombra. El confort de la espera. En los sueños estábamos de aquel lado. En la algarabía de la vida verdadera. Y al despertar la realidad se imponía. De este lado. Con bruma. Y cansancio. De aquel lado fue el ideal. La felicidad sin reticencias. Las fórmulas descubierta de la dicha. Y en este lado el destino escribió la historia. De aquel lado pertenece al futuro. Y atados quedamos en el lado que mejor nos muestra frutos y flores. La esperanza ha sido el motor de la espera. Sólo que no hay diferencia de este y el otro lado. No hay nada que los difere...

Rebelión

El conejo se rebela. Nunca más saldrá de la chistera. Un ratón pone al fin el cascabel al gato. El pato ahora sí dispara a la escopeta. Era hora de los cambios profundos. La tarjeta de crédito se resiste. El cerdo hace lo mismo. El gallo de pelea ahora asiste a las funciones de box y lucha liebre. Era necesario rebelarse. Para que gire de otro modo la rueda de fortuna. El ogro no más espanta. Y caperucita dice no al lobo. Ha girado al fin la historia. El lumpen ha adquirido conciencia. Y la plusvalía se reparte bien. El perro, por ejemplo, no sigue leal cuando recibe patada. Al mentiroso le dispararon verdades. Hoy la señorial poesía caminó desnuda y  en tacones por el pasillo central del mercado y por el boulevar. Y a pesar de todo ello, sin embargo, nadie vuelve de la muerte.

Barquito de papel

En un  barquito de papel se fue mi historia. La vida sin más. Entre un puerto de salido y el retorno final. A duras penas la travesía. Hablemos de poesía. Y de humedad. Que puede hacer un barco de papel en el mar. Sólo navegar. Porque es preciso decir. Se vive a por el mar. Entre lágrimas de sal. Y ese ruido del agua al chocar en la pared de mi barco. Y precisamente en alta mar. Donde a veces la mar en calme. Y otras de huracan. Que puede hacer el barco de papel en el mar. Sólo navegar.

Aventura

La aventura de vida tiene sentido en sí misma. El más allá es el orden de la nada, diría Ciorán. Infinita es la estupidez humana: Einstein. Sólo la poesía nos salva y justifica: Pound.

Magia

Magia es la vida. Una chispa para flama. Una luz incandescente. Que parte de mirada. Palabras. Sonrisas. Es magia el encuentro casual. Aparecer en sueños como real. Y el botón para flor en un abrir y cerrar de ojos. El puente. La colmena. Un libro. Magia como maravilla. Ayer vi salir un conejo de chistera. Un ave del campanario de iglesia. Y una madre pasar frente a mi con su niño hacia la escuela. El viento motor del canto de hojas. Y un grillo con su monótono cantar. Yo mito la luna en este lado.

He tratado

He tratado. Si. De comprender la vida y universo con un poema o tan solo un verso. Y han pasado las horas. Sin que tenga una respuesta. Que sea la clave verdadera. La llave del laberinto:, alma, razón, espíritu. Y carne en viaje al polvo y de vuelta carne. En ese germinar de cada tiempo. Un perfume solicito en el andar. El polen. La miel de abeja. Y así. De estación en estación. Un pregón por atención. Y mientras tanto son la palabra y la sonrisa. El pasaporte alado. Que permite alzar la voz. Guardar silencio. He tratado. Y son las circunstancias. Mientras tanto. Aquí vamos en camino.

Otra de la usura

Ahora que pienso Venezuela. Y leo sandeces. Perdón si la palabra es dura. Y ofende. Nos quieren callados. Te miras dicen más bonito. De quien apenas sabe de noticias al enterarse si las repite el loro. Y cuya bandera es el oro. O Dios el becerro de oro. A quien incienso encienden. Aún si tienen papel de mayordomos o capataces. Afirmo. En esto no dudo. Que usura - causa de las causas- aprieta el cuello. A ti y a todos. Y por darte cuenta te encierra en chirona. Manicomio. O te busca espacio en cementerio.

Saludos

Saludos. A ti, a todos. Los que han caído y se quedan allí. A los que se han levantado. A los que no se quejan. Y caminan por sobre cinco centimetros sobre la tierra. A los ángeles que llegan en el momento justo. Habrías de verlos. A los que van al mercado a comprar con poemas a manera de truque un kilo de carne o camarones secos para la calabacita. Saludos a los que asisten al templo religiosamente. Y hacen cosas buenas. Saludos a los que buscan en el directorio telefónico razones para hablar. A los que escuchan canciones aún en los discos de vinilo. A los jóvenes que sí, que por qué no, y leen. O no leen pero visitan enfermos. Saludos a los coleccionistas de timbres postales. A los que escriben cartas para lanzarlas al mar. Saludos a las pérsonas del hambre. A los que cuidan enfermos. A los que hacen reír, u en general alivian con las palabras o la risa. Saludos a los extranjeros en su patria. A los héroes anónimos. Y a los sin nombre y sin rostro en los hospitales y aeropuertos.Soy ...

No pude ver la luna

No pude ver la luna llena de hoy. Me entretuve subiendo y bajando escalones en en emporio de edificio de 95 pisos. Era leer ese libro hoy o nunca. No cortes la flor, me habían dicho. No mires la luna llena. Es una hiena que también la mira. Apretaba yo los dientes. Por lo injusto. Tener que subir y bajar los cientos de escalones. Eres como un Sisifo moderno, me dijo el conserje del mismo edificio. Busque. En voz de red, por supuesto. Me ocupaba de los escalones:   fue condenado a subir  una enorme roca a lo alto de una colina y cuando ésta estaba arriba se caía , con lo que ese era su destino:  repetir una y otra vez lo mismo durante la eternidad. Por eso no pude ver la luna. Ni repetir hasta el cansancio: desde distintos puntos la miramos. A la luna. Me ganaba la risa en el sueño. En el sueño de la realidad. Mientras tanto. Traté de explicar lo de subir y bajar escalones. Mas lo de la pedra. Mas lo de eres cpomo un Sisifo, dicho por el intendente.

A rio revuelto

A río revuelto. Los peces de luces fosforecen. Y el pez espada vuela. Dispuesto a encontrar querella. Para defensa. Por la cerca impuesta. Ganan los pescadores. Los de la usura y mercaderes. Los cuervos militares. Los del oro. Cuellos blancos. Los que organiza matanza de patos. A río revuelto los pajaros tiran a las escopetas. Y el río va cuesta arriba.

De generación en generación

Rostros y más rostros. Mascaras y más mascaras. A las que les pasa el tiempo y se van. De generación en generación. Con los mismos asuntos. Las mismas ocupaciones. Logros. Fracasos. Tratando de fijar mensajes eternos en el agua. Construyendo castillos en arena y sueños de fama y reinados. Ocupados en inventar fórmulas de vida eterna. Juventud perenne. Yo pronto olvido los nombres. Y las historias es el la relatoría del juego de vida y muerte. Una utopía redi. Ida que vuela por sobre el pantano. Y la usura que gana casi todas las peleas. Otros rostros de la misma estirpe.

Te mandan cartas

Te. Andan cartas en distintos idiomas. Mensajes. Ercantiles. Aún en el tema del amor. Y la amistad. El comercio se cuela por todos lados. La tarjeta de crédito sigue teniendo ese poder de la firma. Te llegan cartas por diversos medios y distintas formas. La calandria cantó por cinco minutos frente a mi y cuando me disponía a tirarle foto voló. Ahora la escucho a lo lejos. Llegan las cartas. Mensajes  cifrados. Cartas perfumadas. Idílicas. Requeririmientos. Poéticas. En sueños. Todo es posible. Hasta perder en tiempos distintos varios zapatos. Y encontrarlos de nuevo. Como andar descalzos y contar las historias. Verídicas de los sueños. Como las cartas que ahora llegan. Esta es la respuesta.

Creo en la educación

Creo. En la escuela alegre. La de los juegos y jardines. La de las sonrisas. La de las palabras. Las lecturas libres. Creo en la escuela de las obras de teatro. De los experimentos. De las bandas de guerra y grupos musicales. De los coros. De los murales. De los cine clubs. De los carteles. Creo en la de los debates. Los diálogos. La de la sana convivencia. La de los deportes nuevos. Carreras. Salto de altura y longitud. La de las entrevistas. Las estaciones de radio. La mímica. La de la poesia. Los discursos. Las revistas. Las de las reflexiones filosóficas. Los trazos. Sigismis. Conjeturas. Las de los jardines con flores. Las de las hortalizas, plantas medicinales. La escuelas de los buenos días, cómo están.

Tienes pocos amigos

Tienes pocos amigos, aunque creas que tienes muchos, me dijo rotundo y a la vez suave, el maestro Rodolfo, al darme la sorpresiva y grata noticia de la encomienda que ocuparía. El era el titular de la dependencia educativa. Vas a ver: muchos te pedirán que no cumplas la Ley para favorecerlos con algo, cambio o plaza, y al no hacerlo, quedarás mal con ellos y te dejarán de hablar. Y si les es posible hablarán mal de ti.

La amistad

Hoy es 14 de febrero. Y escribo sobre el tema de hoy. Creo profunda y rotundamente en la amistad. Todo lo bueno y maravilloso que me ha pasado en la vida es por la amistad. Si la vida se justifica en gran parte es por la amistad (y el amor). Tengo pocos amigos y amigas. Muy pocos. Creo en la amistad. Y si tuviera un solo amigo (o amiga) seguiría creyendo en la amistad. Aún si perdiera al único amigo o amiga, seguiría creyendo en la amistad, con la esperanza de volver a tener uno o una. Dicen que los amigos se conocen en la cárcel o en el hospital. De alguna manera también es cierto. En la cama, en el lecho de enfermo. Por eso este día va mi abrazo fuerte a ti, amigo, amiga.

De niños

De niños, el frío era un juego. Nos quedábamos bajo las cobijas. O en la escuela jugábamos a mover el cuerpo y cerrar y abrir las manos. Cantábamos. A veces caminábamos descalzos en agua casi congelada. Los pies se amorataban. Y nosotros repetía os con risas las canciones de Cri Cri aprendidas con el maestro Carlos Cabello. En secundaria los bailes populares nos daban calor. Los juegos de esa edad entraban a otra etapa. Alguna cercanía. Juego de manos. Y ya en la escuela Normal fue invisible el frío. Entre el deporte y el cine. O las esquinas oscuras para recitar con silencios los cantos de la juventud.

No todo lo encendido

No todo lo encendido alumbra. No todo es fuego. No todo requiere luz. Y no todo lo visible es claro. Hay noche oscuras de luz. Hay fuegos que no hacen ruido. Hay silencios que dicen mucho más que las palabras. Noches amadas. De ensueños. Y sueños que tienen resplandor que dura toda la vida. Hay nubes negras esperadas por la lluvia y humedad que presagian. Se valora más la luz. Cuando se ve mejor con los ojos cerrados.

Entre la sombra y la luz

Así. Entre la sombra y la luz pasa nuestra vida. Efimera, y pasa fugaz. Como un rayo sin trueno. Sosegado. Entre claridad y lo oscuro. Dando tumbos. Con prisas. Tratamos de abarcar lo todo. Conocerlo todo. Entender todo. Y la vida se va. Lenta, segura, triunfante. La luz es cierto brillo de la mirada. Y la risa frnca. Es el saludo de iguales. Es la duda generosa. La luz es el agua clara y corriente. El alma transparente. Es la verdad cruda. La oscuridad es ese afán porque el otro caiga. Es la mezquindad, lo ruin, lo falso. Es el afán desmedido por tener más. Por ser primero sin comprender que llegar a la meta no es el fin último. Hemos perdido tiempo por luchar contra la paja ajena y gritar vivas a la viga. Preciso por eso navegar en agua. Preguntar al viento. La luz u oscuridad habitan la misma casa propia. Y usan el mismo sombrero.

Cosas

Una pluma y un libro. Un café con pan. Un camino por recorrer. Y una playa para soñar. Una nube como alfombra para volar. Y un sueño por ocupar. Las cosas te vienen bien si las necesitas. Si las ocupas. Si las compartes. La vida va en otra ruta. Un papalote con hilo largo. Una piedra por valorar. Un papel para escribir. Y barbas por remojar. Un cuarto de habitación. Un cerillo para encender pasión. Una caverna para recordar. Un mar para tragar. Y una sirena por ver. Alucino cartas. Carretera. Sueños. Un mercado para volver. Y una fiesta para ir. Las cosas nos vienen bien. He de ir. Para estar. Charlamos ayer. Otras historias. Una mirada por transcurrir como el tiempo. Un alfiler para pinchar. Un hilo negro para surcir. Una canción. Un uomko. Una alabanza. Las cosas vienen bien. El destino hay que rodear. Con la escalera he de ver. Si todo es casualidad. Hora de dormir.
Si vieras, hijo, a tu madre. Lejos de las penas. De las prisas. Aquí se respira bien. Y hay extensos jardines con flores. Llueve suave. Lo mismo cuando hay viento fresco, es tan suave co. O caricia. Cariño. Si vieras a tu madre. La edad deja paso a los anhelos. Y el triunfo es la llegada. Música triunfal con trompetas. Y cantos. Infinidad de cantos. Si vieras a tu morena, tu madre. En el fragor de lo inmenso. En la vastedad del infinito. Silencio es poesía. Palabras es poesía. Algún día comrenderas lo que es la vida. Un sueño eterno. Un exitoso devenir de la materia y el tiempo.

Si vieras

Si vieras, madre, a tu hijo. Si vieras la edad propia de júbilo. El aliento por la vida en su  belleza. Algo sencillo. De lo más sencillo. La amistad como semilla. Ayer anduvo Rafa por acá. La charla de recuerdos. Estos viejos mirando el campo y lanzando la pelota hasta un viejo campo, recordando a Cristóbal. Que ha sido jugador de siempre. Si nos vieras, madre. Ya vamos por tu edad para alcanzarte. A veces en sueños de veo y aprovecho para el abrazo. Plantas con flores. Café y libros. Me acordaba. Del barrio. De las muchachas cuando pasaban por la casa. De la casa. Del árbol que plantamos hace 25 años que dije ya hace 25 años. En fin. No te desvelo. Aquí andamos. Si vieras. Si vieras tu fotografía en la pared. Si vieras mis manos. Si vieras a los pajaros.

Utopía

Brilla la luz en la oscuridad más oscura si utopía esta allí. Como el ajo o la sal en la comida. Si el amor está se ilumina todo. Utopía es esa luz al final del túnel donde no hay final. El amor sigue su.ruta aun sin amantes ni enamorados. Los libros lo son aunque no los leas. Es la esperanza de encontrarse. De el libro abierto. De la flauta o la fábula. Si vieras esos rostros que se iluminan con las piezas del ajedrez o los sonidos de la flauta. La Utopia es eso. Lo que permite lanzarse al vacío de la historia. Al ring de la filosofía. Al pasto de las palabras. El amor es la canción que no se ha escrito. Es la posibilidad de la amistad. Mi hermana me escribe una carta. Esto sucede en sueños. Una Herman que es todas ellas cinco. Su nombre es el de cada una de ellas. La posibilidad de la dicha. Es la utopía. Es el caminar pletórico de que tenemos más cuando tenemos poco o acaso nada  Ayer me visitaron Catulo y Diógenes. En la utopía del sueño y del recuerdo.

Amigos

Amigos. Tres o cinco. En la distancia. En el vuelo de la vida. En las alas emplumados. En la complicidad del destino. Había un mar que sabíamos minúsculo. Un amor que fue lejano. Y un odio que era un juego. Cabalgamos potros desbocados. Dimos de comer a palomas. Y escrbimos las historias de nuestras familias. Los viejos sonreían al ver la unidad, lo solidario al sacar agua dle pozo. Al volar cometas juntos. Cometas que era ruta del futuro. Rompimos cabeza buscando datos de orígenes. Fuimos a Cuba muchas veces en sueños. A escu Har la palabra del caballo brioso. Y cantamos canciones a la lu, de la luna. Buedweiser acompañaba para calmar el sueño. Y aterrizar. Por eso gracias amigos sin nombrarlos. Amigas queridas sin nombrarlas. Porque ver las fotos sepia. Y el Alhemier borrando poco a poco no. Bres rostros, sueños. Hemos viajado hacia uno mismo. Y por donde andamos nos acompaña la risa, la carcajada amplia, las palabras. Aqul poema sigue siendo el mismo. La vida. Aquel libro nos dio ru...

Viernes

Es viernes. Y las campanas al vuelo. Como en los sueños. Donde volamos a donde sea. Y suceden cosas. Mariposas y garzas. Libros. Sonrisas. Más despertamos y se impone el tiempo, la rutina. Así los viernes, pensar de fin de semana. En vuelos, sueños, anhelos. O simplemente leer, escri ir, dormir. Unoc contiene y detiene. Uno vuela. He dibujado una rana que salta, un pájaro en vuelo. Y cantamos. Ahora es viernes. Preludio de un fin. Para despertar domingo de noche. Viene vien un café con pan. Y otro. Parala charla. Los sueños.

Tomo café

Nunca es tarde para vivir. Mientras tanto tomo café. Y escudriño ideas. Lanzo risas. Y expongo hipótesis. El mago es maravilloso. Saca bisontes de la chistera. Los conejos protestan por ser desplazados. El público aplaude. Y quieren ver búfalos: conejo es lugar común. Sirven café con pan. Y es de noche. Al asalto todos los temas. Por si faltara alguno. Mi madre acomoda la bufanda. Hace frío. Y el temor al súbito designio. Jugaban cartas. A escribir cartas. Y eran timbradas hacia ninguna parte. Buen lugar de destino. Que era la basura. La palabra fue el distintivo. Tomo café y espero. La nada es la realidad. El vacío. El café es una metáfora de la charla. Lo tomo. Y crece la enredadera. Hidra de veinticuatro manos.

Azul

Dios es color azul. El mar, por ejemplo, Dios. Y un atardecer naranja y rosa, como fuego, no es menos azul. Al contrario. Canción de moda. Lápiz para pintar. Si algún color tiene el tiempo, es el azul. Por esa frenética energía. Por los abrazos. Canté azul, en los territorios del absurdo. Un teatro guiñol. Azul la roca que se lanza y azul el cuerpo que recibe. Si recuerdas, el azul era una estampa. Azul la tarde. Esa en que nos peodigMos las palabras. Yije verde y la respuesta vino más tarde.

A veces

A veces eres feliz y no lo sabes. Es desconcierto ante lo viejo o lo nuevo. Y el futuro siempre es incierto. Quieres ver las claves. Señales de humo. Perfectos desconocidos te saludan y sonríen. Como que hay un pasado común. Y de hecho lo hay. Sin el único árbol genealógico que nada tiene que ver con nombres y apellidos. Solo lo umbilical. Y el mismo destino, muerte. Mientras tanto nos sucede el quebranto, el llanto, las dudas. Y enfocamos la vida en búsquedas disímbolas. E interminables. Por ejemplo del origen y destino. Rupestre escribimos cartas. Asomamos a las estrellas. Y nos sabemos pequeños ante todo. A veces café o chocolate. Palabras y silencios. Y quedamos con ansia de emprender otra ruta. Y viene siendo la misma. Recuerdo Brownsville y Michigan. La garza allí en albañales. Los autos rápidos. Y la historia de las huelgas en las acereras y armadoras. En Louisiana un blues. Y a raudales los gestos. El sentimiento de nostalgia y olvido. A veces y otras también. Una hormiga cae e...

¿Te ha pasado?

Café. Pido café. ¿Te ha pasado que a veces sientes lento el día? Las horas se enclan en cámara lenta. Los minutos van cargados de rutina, y todo es sepia. Asomas a la ventana. Un vertedero de imágenes sin color. Libros amarillentos. Hojas secas. Historias raídas. No hay mucho más. El viento ha perdido su ritmo. La claridad de la tarde es menos clara. Ruidos pastosos. Saludos de rutina. El. O como está usted. Sonrisas de velorio. El día pasa lento. Como un estorbo. Como sintiendo la rutina. Como si el tiempo asimismo estuviera hastiado. Hoy he vuelto a la variante. De no saber que pasa. O es el dolor de piernas. El cansancio. Las repeticiones. El tiempo es un francotirador franco. Tomo café. Es de tarde. No hay nada. Más. Te ha pasado. Que dolerte.

Utopia

Amarraron a utopía y quimera. Por un quítame esas pajas. Porque no estaban convencidas de quedarse quietas. Las amarraron con nudo Giordano y marino. Para que tarden los levas y levantados en desatarla. Utopía acostumbrada al escarnio quedó serena. Quimera lanzaba gritos como insultos. A los lebreles que defecan el oceano. A los que matan la paloma de la paz. La usura unida a sus capataces. Cuellos blancos. Jerarcas del vomito. Reyes de la ignominia. Utopía salta las trancas. Y anfibia en el agua, ave en el aire,  corrigió la plana. Y repetir que eso no se hace. La utopia y quimera son huesos duros de roer. Quimera hace fiesta. Utopía se órgano, a para lo que sigue. Mientras canta Santiago liberada. Los niños de párvulo aprenden a leer y a escribir. Y con la maestra aprenden canciones de esperanza. Y nudos a desatar. Deja a los niños que rían. De ellos es el futuro de la patria.

Paredes y puertas

Entre paredes y puertas te pasas la vida. Y no sabes si los monstruo de Kavafis están dentro o fuera. Los cíclopes y poseidones. En las paredes ves graffitis sobre acción poética. O anuncios de libertad o consumo. Las puertas están allí también. Camuflajadas. Disponible. Otras dan accesos al padadiso del nunca, del siempre. Puertas semiabiertas. Que  conducen al vacío. A la nada. Entre puertas y paredes transita. Tocas paredes. Ignoras las puertas correctas. Tratas de subir las paredes. Mientras tanto la vida sigue su curso. Rostros con nombres sin apellidos. Miles de llaves para una sola puerta. Y entre pruebas de una u otra. Para encontrar la correcta. La vida sucede. Y pasa.

Me he ido

Me he ido. La vida es el pasado que aún no se va. Pero que ya se ha ido. Estamos viviendo los recuerdos. Recordando la vida. Lo que fue, lo que fuimos. El tiempo desperdiciado. La flor deshojada. El mal del amor. El mal de mar. La ira furibunda. El deseo del mal a otros. La venganza como platillo que se sirve frío o caliente. Lo que no dijimos. Lo que nos guardamos. Yo me he ido. En paz y tranquilidad. Extraño a los amigos. Los versos. Los libros. Otra luz. Otros sueños corresponden a estos nuevos tiempos. La vida fue un suspiro. Una mirada. El tiempo ido no vuelve. El instante es todo el tiempo que existe. Por eso estamos. Precisamente para eso. Irse es el gerundio de la vida.

Instante

Entre todos los tiempos. Sus conjugaciones. Es el instante. A donde todo sucede. Punto de encuentro de sueños. De anhelos. Es el país de las maravillas. Es el lugar de la Mancha. La mirada que se encuentra con su  correspondiente otra mirada. La chispa de la vida en el génesis. Es el instante donde se toman decisiones. El sí, el no. El fluir del tiempo es la suma de todos los instantes. El anzuelo a su presa. Dejar de ser pez para ser pescado. El motivo de Sonrisa. La Bienvenida a la muerte y a la vida.

Viento

Mi aliado ha sido el viento. Me mueve cuan hoja seca. Aquí o allá, constante. De norte a mar. De sur a río. Yo solo describo. Con el viento he recorrido colinas. Y por el viento he convivido con cuervos. De vereda a curvas sinuosa de carretera. De aventura de pueblo a ventura de historia en hojas plasmadas. Con el viento he sido. Sobretodo en esas tormentas en las que contrariado he hecho alto para esconderme. Y el viento amigo me acomoda de nuevo en el vendaval. Despeinado continúo. No hay pájaro que me gane al vuelo. Ni trhuan que me gane partida en el juego. El viento cuando me ve desfallecido me da respiración de boca. Y es entonces que revivo. He estado vencido. La edad no es para menos. Cobra facturas. Y el viento me cuenta mis historias por todos los puntos cardinales. Es entonces que me levanto y sigo. Ha sacado mis cartas dentro de la manga. Me ayudaba a lanzar a mar adentro las cartas. Por eso siempre agradecido con el viento.

Agua

Cuando voy al mar, sentado en la playa, y mirar las olas, me remonto a pez. Y me se producto de ese inicio. Por eso resuena en mi corazón el acometer de olas. Agua al fin, me sambullo entre la briosa agua, y mis lágrimas de alegría, por estar en el origen, son agua misma de mar. Al cantar solo escucho bruñido ruido de ola. Parloteo incesante. Garzas y cormoranes en su pesca de frente, plenos. En el mar lo sabroso es sentirse todo, nada, viejo, joven. Al mar lo conozco hace miles de años. El me conoce apenas hace cincuenta. Cuando tímido cantaba entre las olas. Mar de recuerdo y olvidos. Mar de besos furtivos. Por eso cuando me escriben ola y hola. Reconozco la palabra. Ambas me abraza. Cada una desde el origen. Y otra desde el presente. Liquido me baño en mi y en todo:, bosque flor, arena. Hace millones de años. Mi madre me traía en sí interior. El mar cantaba ya desde entonces.