No pude ver la luna
No pude ver la luna llena de hoy. Me entretuve subiendo y bajando escalones en en emporio de edificio de 95 pisos. Era leer ese libro hoy o nunca. No cortes la flor, me habían dicho. No mires la luna llena. Es una hiena que también la mira. Apretaba yo los dientes. Por lo injusto. Tener que subir y bajar los cientos de escalones. Eres como un Sisifo moderno, me dijo el conserje del mismo edificio. Busque. En voz de red, por supuesto. Me ocupaba de los escalones: fue condenado a subir una enorme roca a lo alto de una colina y cuando ésta estaba arriba se caía, con lo que ese era su destino: repetir una y otra vez lo mismo durante la eternidad. Por eso no pude ver la luna. Ni repetir hasta el cansancio: desde distintos puntos la miramos. A la luna. Me ganaba la risa en el sueño. En el sueño de la realidad. Mientras tanto. Traté de explicar lo de subir y bajar escalones. Mas lo de la pedra. Mas lo de eres cpomo un Sisifo, dicho por el intendente.
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