Al viento

Si las palabras las lleva el viento, entonces que no se digan ni escriban, que no se expongan ni en los oídos ni en el foro; que no quede rastro de sonidos inteligibles, ordenados y lógicos, no más discursos ni cuentos. Que se lo lleve todo el viento, incluidas las onomatopeyas, la música, el polvo que representó vida, las cartas de la baraja y las cartas de amores. Al viento todo, huracanado o de brisa suave. A fin de cuentas cuando la hoja iba arrastrada sólo tomamos la fotografía y el apunte.  Eso es todo. Al viento.

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