Las horas
Encadenadas e inerminables, las horas siguen su ruta, sin aspavientos. Suceden cosas como brincos, sueños, nacimientos, piedras que ruedan, despedidas. De invierno a invierno caen las hojas y se renuevan en este interminable paso de sugerencias efímeras de eternidad. Los gatos siguen maullando, la bala sigue la trayectoria dirigida, la sangre derramada se levanta de un confín a otro. Bebamos agua, comamos higos y duraznos, mientras se escuchan los cantos en la Torre de Babel. Así será nuestro paso por el mundo. Oigo voces a lo lejos que nadie emite. Las horas cabalgan serenas, sin prisa.
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