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Mostrando entradas de marzo, 2011

Desacato 3

Aunque me digan que me muera, no hago caso. Y si me dicen vive, nado de a muertito. Es la costumbre de no dar en el blanco, ni aún tirándole al negro. Si me enfermo me curo, y si me siento mal en lugar de buscar al médico busco al músico, para que me cure con algunas canciones, nomás por sentirme sano. Por las mañanas corro de espaldas en el sentido de las manecillas del reloj. Y cuando me asalta la tristeza, le doy mis alegrías, nomás por el efecto que causa en mí hacerme de otras, construirlas, más bien. Hoy por ejemplo dormí con los ojos abiertos y me fugué con los ojos cerrados. Me descalzo y camino, aunque nunca vaya a alguna parte.

La muerte

La muerte tiene trabajo y ganancias las fábricas de pólvora y acero. En avión ligero se traslada de Ciudad Juárez a Trípoli, y regresa rauda en un ir y venir. Tiene ayudantes certeros en muchas partes, dignatarios de poder y ezquizofrénicos. Con su guadaña firma su paso. Olor de sangre expuesta al aire. La muerte democrática abriga por igual al indocumentado, al asalariado, al potentado y al diplomático.En la ONU y por seguridad levantan la mano en voto aprobatorio para la guerra en nombre de la paz. Yo me traslado en mi silla de ruedas con la prisa del que no tiene a dónde llegar. Ni por qué salir. Me aferro a un libro de cuentos, miro la luna y guardo silencio. Las ratas en la noche deambulan y como San Francisco les digo "mis hermanas, criaturitas de Dios".   Es hora de dormir sin sueño. Enciendo el televisor. Y me acomodo en esta cama de hospital mientras en Libia los misiles bomba seleccionan los cuerpos de militares y respetan los cuerpos de civiles. Es el avance de l

Pueblo

Mañana es el veremos. Se pospone todo, sobre todo el mejor cielo del futuro. Uno sube al cerro y mira el caserío. Ese no es el pueblo, sino quienes allí viven. Y van desfilando la moza, el caballerango, el rico hacendado, la ama de casa por el pan, el vaquero, los niños a la escuela, la abuelita con su sonrisa del tiempo, la maestra de escuela cantando canciones de Cri-Cri, el comerciante que agrega cien gramos a cada kilo, el chofer del autobús que suspira cada vez que pasa por allí, el sacristán a quien falta pelo, el cura que carga siempre un libro de filosofía, el peluquero que sabe las cien mil historias y el usurero. Yo construí un pueblo entero en miniatura. Un buen día a todo el caserío con su gente lo volví de nuevo un amasijo de plastilina, amorfo.

Democracia

Todos reciben cantidades de plomo y monóxido de carbono por partes iguales. La escuela es un infierno cuando se tienen ganas de cazar mariposas, elevar papalotes y bañarse en el río o en el canal. El trabajo hay para todos siempre y cuando sean jornadas de 20 horas y salario pagado con tapitas de refresco. Uno tiene miedo a decir las cosas, pero somos todos iguales en el vuelo, en el suelo y en el cementerio. A todos crecen uñas y pelos por igal aunque en menor o mayor medida a unos y otros. Me canso de contar y leer cuentos. Y la vida viene siendo el cuento de la misericordia y el deseo por el pueblo, para el pueblo. Uno debe quedarse callado a veces. A veces. Llegará el día en que con todo el silencio del pueblo erguido se haga la mejor poesía.

La salida

Nos dijeron que era la salida. Y llevamos días en la misma ruta. Todo es oscuro. Vamos a tientas. Hay la seguridad que esa es la salida. Y llevamos meses. Uno de pronto tiende a doblegarse y de atrás nos empujan para que sigamos. de qué se trata. No sabemos si es hacia atrás o delante. Si la salida es más al fondo u otro camino. Más bien no hay otro camino. Seguimos, decimos palabras, reímos y nadie nos oye ni mira nuestra sonrisa. Andamos en el absurdo de las certezas, soñadores, entusiastas, ridículos.

Jaula

Escribo con el fin de burlar la trampa. Tomo café a pequeños sorbos. Saludo a amigos que tenía tiempo no veía. Se desborda la plática en anuncios de época y de fórmulas personales para arreglar el mundo. Es la raíz del absurdo. Una nota del periódico es traer un hecho lejano, reciente. Un saludo de lejos es el reconocimiento  que navegamos en la memoria. Un laberinto es el árbol genealógico desde el origen. Mil disculpas el señor, me podría regalar una moneda, me dice un viejo  de barba  blanca. Y como autómata saco unos billetes y los doy. Me digo a mí mismo que a lo mejor ese hombre es una prueba tangible de la existencia de Dios. Me ofrecen la cuenta de consumo. Es hora de irme. Había barata. Me quedan a deber de lo que me pagan por venir a este circo y meterme en la jaula.

Hambre

Peor cornada da el hambre, dijo el torero, mientras iba en luces rumbo al ruedo. Caminó entre aplausos mientras el toro estaba en espera de que le abrieran las puertas para embestir. Como única ornamenta su percha de 400 kilos para la fotografía. No sabía de su destino. Sentía el sol sobre el lomo, y chillante embestía ciego lo que se movía en rojo. Un hombre con hambre, banderilla en diestra y una multitud como romana con ruidos de algarabía que parecían chillidos de puercos en matadero. Un descuido. Un voltear la mirada sin regresarla a tiempo. El toro embistió y encajó su cuerno disminuido en filo pero con fuerza suficiente para entrar en la frágil humanidad del artista del toreo. Por los aires el grácil torero y en su pensamiento la frase:  peor cornada da el hambre.

Crimen

Alrededor de mi la circunstancia. Observo a personas disminuidas con la mano abierta al frente pidiendo una moneda por el amor a un Dios. Niños de algunos años acostados en la acera donde huele a orines y perros se acomodan sobre cartones mojados. Ancianos sin arrugas ni piel y tratando de esbozar una sonrisa como mueca de burla ante la insolencia de los jóvenes. Como me ves te verás, dicen genuflexos entre mandíbulas y labios como belfos. Jóvenes con tatuajes de unicornios y vírgenes jugando a la muerte de verdad degollando semejantes y sonriendo a carcajadas sonoras mientras eructan sangre. Muchachas locales  ofreciendo a extranjeros su sexo por dos dólares o firma en acta de matrimonio para simular familias nuevas. En cuevas de lujo, hombres con manos finas y limpias, ataviados con camisas sport de cuello blanco firman los convenios para el traslado o muerte de ganado como premio a su buen comportamiento con tarjeta de crédito, a veinte meses sin intereses.

Cara o cruz

Le apostaste a la brisa del mar, al viento fresco, a lo alto de la montaña, a volar en picada y subir de nuevo, al libro que sublima, al recuerdo del canto de la pastora, al agua corriente, al diálogo con sonrisas, al café humeante, al boleto del tren. Sin embargo el río lleva otra agua a cada instante y el aroma en el aire siempre es distinto. Así que mientras seguimos en el valle, avancemos en este trajinar del tiempo que tritura lo obsolescente.

Caridad

Quitad al sediento la sed y a la rosa darle la mirada en el tiempo. Una moneda para el que sólo es Ser y en lo oscuro  resplandezca su dicha en el entorno. Al abuelo dadle  pan y paz y una carta donde se mienta que no se le olvida. De un monento a otro iniciará la marcha por la paz, alentada por los barones de la guerra.

Fe

Tengo fe en mí y en ti así como en el arte de cazar conejos, grillos y unicornios. Tengo fe en el hombre sencillo que realiza su trabajo sin aspavientos entonando una melodía. Tengo fe en el hombre que escudriña en el universo cuando inicia en escudriñar en el laberinto de su mente. Fe en las rocas que hacen filosofía desde la inmovilidad y el tiempo suspendido. Fe en las arañas que tejen su nido a pesar de que un niño al día siguiente las deshace y ellas empiezan de nuevo. Fe en el Dios que no existe pero y qué tal que existiera. Tengo fe en el hombre que trazó una linea al infinito y desde tiempos inmemoriales sigue haciendo su tarea.

La esperanza

Le hicieron la existencia difícil el ego, la vanidad y la envidia. Aún así se mantenía vigente en los textos de historia y en los de civismo. A veces era programada para recitar un poema o decir las palabras de bienvenida y, certera, decía lo necesario para motivar a los ausentes, a los explotados, a los caídos. Allí el odio trataba de cerrarle la puerta. Un buen día llegaron los adoradores del becerro de oro y dibujaron e impusieron una nueva linea de acceso a la vida. Comieron monedas y defecaron armas, escribieron poemas de alabanza a las armas, sembraron arbolitos de armas e impusieron una nueva forma de ver el  mundo. Ese día amanecieron millones de peces y pájaros muertos. Las niñas se prostituían en las iglesias. Y en los mercados públicas vendían gusanos y agua fresca de boñiga. La esperanza ha sido desterrada pero no ha muerto.

Candil

Candil de poesía. Una muerte de vista. Azul la tinta de agua. Para escribir basta un centavo. El cuento de todos tendrá final en toreo. ¿Qué dices? ¿Desvarías? Es grano de arroz en velorio y boda. Es música para encender fogatas. Es sentimiento de libro dejado en un parque. Odio a la taquillera que no me fía boleto. Dame la flor que he perdido las llaves del cielo. Es de tarde y nadie rompe promesas. En la mesa un pan y en la barda los graffittis de siempre: Patria o muerte; Prohibido prohibir.  Acuso que el fusil lo trajo el ladrón sempiterno. Llueve para el trigo seco. Reverdece el amor en la esperanza. Es marzo. La primavera viene. Lo anuncian las adelantadas flores de abril

Me encuentro en otros

Encontré en la calle Olvido a un niño parecido a mí. Le pregunté por su futuro. Dibujó en el aire una guitarra eléctrica y un pan con mermelada. Tiramisú de limón , entonaba un empedernido Sabina en el altavoz de una tienda de veterinario. Pasaron los años y me lo encontré ya adolescente con barros y mirada brillante. Le dije: te pareces a mí. Y se rió estrepitosamente. Usted es un viejo, y yo seré eternamente joven. Le recordé de la guitarra y el pan con mermelada. No respondió mientras me regalaba un disco. Es el que oigo en el disc play de mi auto. Pasa un hombre viejo frente a mi casa. Se parece a mi y escucha las mismas melodías.