Cara o cruz

Le apostaste a la brisa del mar, al viento fresco, a lo alto de la montaña, a volar en picada y subir de nuevo, al libro que sublima, al recuerdo del canto de la pastora, al agua corriente, al diálogo con sonrisas, al café humeante, al boleto del tren. Sin embargo el río lleva otra agua a cada instante y el aroma en el aire siempre es distinto. Así que mientras seguimos en el valle, avancemos en este trajinar del tiempo que tritura lo obsolescente.

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