Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2013

Sé de la gravedad por el salto de las ranas. De la luz por los ciegos con bastón por las calles. De la muerte por esta forma mía de quedar sin respiración por tres días. Y luego levantarme como si nada. Sé de la mujer por la falda tendida y esos tejidos de pensamientos en repeticiones. Cartas para saber pasados y futuros. Sé de la luna por el llanto permanente de los duendes. Son historias conocidas. Por todos. Por mí, por los otros. Yo no tengo referencia de los días. Sé de pronto sobre oscuridad y luz, como si fuera un juego de los dioses. Por eso los adioses tienen camino de vuelta, como por sí, como por acaso. Sé de los libros, por los árboles en fronda y el humus que refulge de sus páginas. Sé del fuego por este corazón altivo que no se apaga. Se de la vida por la muerte. Y por si acaso escribo, para saber mi nombre, más allá del osario. Se cuenta cada historia. Pero sólo  una importa: la historia universal, recuento del fracaso de los hombres..

Nada sé

Si estuve loco o ausente un día o varios, nada sé. Soñé que toda la ciudad era un psiquiátrico. De pronto miré rasgos de sangre en el suelo y bellotas con benceno. Y busqué huellas del transitar mío o de otros. Y descubrí pústulas calcificadas, retorno a lo infantil, el pasado, lo inútil, la nada. Prisas para morir la vida desde niños. Estaba yo en un bosque en el sueño. Víboras en el camino a la espera de agrandar el osario. Señales intermitentes como cantos de sirena. Tentaciones de sólo ver prosperidad en la vida. Y mísero de mí me soñé con un calcetín en una mano y guantes en los pies. Y un botón frente a mí para salir de la sala de cine con sólo apretarlo. Me era imposible salir por no tener ropa. Con yodo en los labios nada sé del minuto próximo ni del pasado. Trato de leer lo que dice el manual de usuario de lo humano. Y me parecen extraños signos rupestres. Un cántaro. Una copa y  un boleto barato para salir del tedio.

Bhúo

En el marco de la noche, los duendes y las brujas. Un olor a yerba recién cortada. Y el olor de la limonaria, para comprender la oscuridad. Llueve, con chisporroteo permanente de gotas peregrinas. Sábanas negras, pensamiento florido de viajes con Kadafis leyendo poemas en Atenas. Con Pavese por el coliseo de Roma. En la madrugada el búho ausculta luminiscencias en la noche. La esperanza del amanecer, por ver de nuevo, para en la mañana rodearse de sol, de verde. No es más noche cundo está, porque a veces los días son grises, o con nubarrones. Por lo pronto es domingo. Y los colores van en las palabras.

En el marco del día

En el marco del día, nublado y chocolate con pan en la oficina. Palabras de rutina. Libros cercanos de poesía y contra la injusticia. Recordad los instantes jubilosos y los marzos por venir. Ventura por las palabras y los soles. Ventura por las sonrisas y las miradas. Este tiempo de sábado enmarcado es bueno para tomar conciencia como tomar té o café. Ahora es chocolate. La buena noticia es que viene el libro. Sí, el nuestro. Y seguir en la brega de vivir. Que no es poca cosa. Aún en la belleza de por sí. Vamos andando, dirá la Eugenia.

Cascabel

Suena el cascabel al movimiento. Y estaban los ratones divagando sobre el malvado gato ladrón. Cada uno sus razones, de por sí. Cada argumento, de paso, bastaba con solo verlos indignados de emoción, humillados, doloridos. Y juntos se insuflaban verdades, que les reforzaba el encono contra siniestro animal. Y uno de ellos, tranquilo, escuchando por doquier, sonría medio burlón al ver que todos hablaban con tono de ocasión, molestos por los abusos del gato abusivo y ladrón. Entonces este levanta la mano al decir: ya tenemos la solución, nomás basta saber quién de todos nosotros, valientes por demás, pondrá el cascabel, para que el gato al caminar, nos avise y correr. Y todos quedaron quietos, porque es mejor así, calladitos, más bonitos. Pongamos el cascabel. De otra no hay, ni puede haber.

Alguien

Alguien penetra en la soledad para desaparecer en el silencio. Oirá  de lejos voces de máscaras  de bufones en coro que le llaman. Y escribirá ese alguien palabras con una sintaxis extraña, con una ortografía lunática y por lo tanto errada. Y dirán: tufo respira cuando lee.¿ Por qué no exhibirlo en elegantes supermercados con cajas de regalo y moños? Ese alguien transpira de emoción ante la muerte, ante la suerte, incertidumbre de las dichas y los espasmos. Alguien transparente obligará a tragar las palabras de sierpe. Y saludará cantando por los caminos del sur. Alguien llama a alguien en los soterrados silencios de la noche.

Botarga

Nací cuando el hambre. Soy botarga. Me miran creyendo que dentro de mi hay alguien humano que me habita. Y no. Soy botarga y tengo vida propia. Bailo como tal por mi tamaño y peso. Soy lento, pero así es mi raza . Cuando el calor anda por los 45 grados bajo la sombra, pasan los automovilistas y expresan con lástima: pobre hombre, se estará asando allí. No saben que soy botarga y tengo vida propia. Por ocho horas de trabajo muchos ganan menos que yo como botarga. Y para el juez del universo todos somos botargas de sí mismos.

Vituperio

Vituperio es cazar mariposas como enseñanza de adultos a los niños. Y jalar el gatillo para matar los sueños de los jóvenes. En fila india la infantería recibe la hostia. Alegraos, hemos ganado la batalla, dice el general, nuestro reconocimiento a los ilustres muertos. Y al frente un montón de cadaveres con familia. Un gran vómito universal por todos los que lucran, humillan, minimizan. Por aquellos que toman lo público como propio para implantarse dientes de oro, seso, compra de mujeres o infantes. Chilla el cerdo ante su inminente suerte. Así humanos en festín en las cavernas, margaritas no a los cerdos. El mejor, el más inteligente.  Chillan su destino de piedra. De polvo. De nada.

Misión

Dejar de lado el pez, con oxígeno suficiente, libre. La luz tapiz en los rostros. Y la oscuridad como enigma a resolver en la historia de siempre. Una mosca sobre la manzana. Un fruto en el suelo donde el aire y polvo actúan como escenario para el humus. Escribiremos las hazañas de todas las especias para la superviviencia, y la crónica de quienes como especie se extinguen, lánguidos. Preservar el agua, el aire, el fuego, para un reinicio constante. Preservar los sueños. Las risas. Nos hemos encontrado en las miradas, las manos. En el batir de alas, y en las notas. En el libro aquel escondido entre las sábanas. En el limonero cargado de limones, ramas casi vencidas. Duraznos, los duraznos.

Visión

Siempre la pugna entre los hombres, como gen de origen. Las inteligencias puestas al servicio del poder para que otros no puedan, apenas lo básico, y a veces ni eso. La sangre como fluir vertida en fraticidas guerras entre pobres. La ruta de extinción de las especies. La ciencia para la paz hace la guerra. Cada palabra pronunciada es un exteriorizar el pensamiento, tufo a humedad, ideas con molde cuadro. Abandono total de ancianos en cuchitriles y a veces hasta en barrios enteros, de todas las edades. En las cavernas se refugian soldados para obtener pan de las paredes. La belleza se esconde entre alfileres. El sol desapareció desde hace años. No hubo luna era espejismo. Circularon películas como átomos de la memoria y de las intenciones. La risa fue una señal de esperanza. Todo dormir termina al despertar. Azogue en los pisos refleja oblicuos rostros que ya no están. Y es el inicio.

Sutil

Sutil el día del derrumbe las piedras. Arabescos donde acomodamos todo: la gracia, la parsimonia, el deseo. Por eso acomodos fortuitos de nada sirven. Tarde que temprano aparecen los detalles finos ocultos. Sutil por eso las palabras. Modorra de pensar, de elucubrar, de persuadir. En el recuento de los daños aparece la factura por el poemario aquel. Costes por pagar aún en libro óptimo. Por si acaso sutiles metáforas donde el paraguas es como un sombrero chino pegado a la cabeza. Lloverán aguas rojas y azules. Nos llevarán a cadalso por lo no hecho, por lo no dicho. Hoy por ejemplo es sábado y me espera un café en el centro de la ciudad. Aromático. Y las palabras.

Creeme

Créeme en las canciones de bienvenida y retirada. Créeme en las notas del acordeón y del bajosexto. En la lluvia esperada por años en el desierto, que los niños no conocen. En la mesa vacía, ausencia de pan y sal. Y el llanto de la madre por el hambre de sus hijos. En los caminos de polvo, grietas donde anida la esperanza. Créeme en el poema que crece como silvestre hierba, belleza de flor pequeñita. En las señales de humo con alfabeto binario con que se escribe futuro. En el sudor de por las madrugadas cuando la nostalgia. La luna cura. Y en el despertar oscuridad como ruta del silencio. En la mano franca que está a la espera, la que escribe. la que nos hizo hombres En esta mirada triste que se aferra a las palabras. Hay un juez eterno indiferente a lo que sucede aquí y en todas partes.

No te creas

Aquí y ahora el viento sigue su ruta a pesar de todo en contra. Resiste la montaña su embate cuando la toca en su ladera. Y da la vuelta el viento y sigue hasta el valle. No te creas. Sucede a veces que uno tiene que batallar con los gusanos, reptantes poderosos, nunca sutiles; y los gatos al acecho. Al contrario pongamos por caso las oropéndolas. En su belleza no se enorgullecen en lo superfluo, simplemente baten sus alas al delirio. Y cantan a su paso. No te creas más, ni mucho, ni menos. La vida va y sigue. No creas que cambiar no es posible. El cambio en la vida es la constante.

La piedra

Piensa en la piedra. Su existir no depende de lo propio. Omnipresente está en la montaña, en el camino, en las casas. Y tiene en sí todos los colores, apreciada, útil en su uso. Colgante, bella. Hosca cuando llega en golpe para el derrumbe. Se tropieza con la misma o con otra. Y deja herida, como huellas de vivencia. Y qué decir de las históricas que iban en la honda de David. O las que fueron unidas para esas pirámides. Piedra lunar, solar. Piedra simple. Piedrecilla. A veces piedra dura es la cabeza cuando se resiste, y sirve aún así para sostener sombreros.

Abrumar

Un dado con cinco lados, ¿cuántos lados tiene? Seis. Qué es lo que desaparece cuando se nombra. Silencio. Nadie responde. Entonces estamos viendo la misma excelente película. ¿Qué película es? No sé, ninguna. No yo. ¿Y el dado de cinco lados entonces tiene seis? Cuando se nombra desaparece. Silencio. Nadie responde. Abrumar. Palabras que se van multiplicando. Dados. Silencios. Películas. La historia interminable. ¿y si mañana dados y silencio? ¿Qué película ven? Desaparece cuando se nombra. Silencio... Cincuenta veces cien. Cincuenta veces. Cien. Cincuenta.

Bruma

Ingrávidas partículas donde se reconoce en espejo la historia del hombre. Partes de un rompecabezas, velo, misterio, satín sobre la estera. ¿Dónde está el origen del universo? ¿La vida? ¿El eslabón donde se unen blanco y negro, luz y sombra? ¿en qué momento se diferenció el mono del hombre aparte de la explicación bizarra del trabajo,  la baraja, lectura de la mano, historia conocida? Los rostros de todos miran hacia el arco iris. Los ojos de todos miran hacia el horizonte. Hacia la playa. Hacia el punto luminoso más cercano en la constelación nocturna.No habrá calma mientras el vacío sea la explicación de todo lo que sucede. Unido todo hasta el fín del universo donde el único discurso será el silencio. Bastarda ciencia, carnada para mantener la curiosidad por tiempo indefinido. Bruma, fina película para no ver más allá de lo conocido o sentido.

Miseria 2

Miro una fotografía. Son integrantes de algo que llaman en metáfora realeza. Visten Dior, Vuitton, Chanel con piezas exclusivas. Posan, mostrando dentadura perfecta y una sonrisa de el mundo es nuestro. Botas altas de cacería. No es el hambre, es la diversión. Al gene de la muerte le es familiar tanto el arrabal como las residencias en barrios exclusivos. A sus pies decenas de faisanes y patillos silvestres muertos. Y posan -damas y caballeros- exultantes como en pasarela. Nada les justifica en la podredumbre mostradas en fotos de sociales.  Ni el modelo asesino de las guerras, ni la banalidad y la estupidez como escuela de la vida. Aunque es de reconocer que se la pasan muelle. ( ASC)

Truenos

La lluvia interminable, sin sentido, permanente, aunque siempre generosa, se agolpa, en su caída, contra todo. Limpia techos, calles y en su labor natural arrastra botellas de plástico, hojas secas. En la oscuridad de la madrugada se oye como miles de tambores africanos alternados. De pronto los truenos como anunciando hecatombe de se acaba el universo entre explosiones. Rayos, centellas, truenos. Amanece todo desolado. Fuertes nubarrones anuncian que sigue la tormenta.

Cuchitril

El mundo con sus deslenguados montaraces monta espectáculos de ignominia. La gran prensa de rojo y amarillo, al servicio de los generales y magnates. La televisión boba para bobos con programas bobos. La votación en la ONU favorece a guerras en dichos y hechos. Los criterios para el premio Nobel de Paz no siempre son para corderos. Bombas inteligentes que solo saben matar construyen a diario. Y los talamontes o pescadores furtivos, no son los hombres que requieren leña para asar las ratas de monte o los conejos que les sirven de alimento. Los dueños de los bancos compran metal y lo invierten en wall street. Sus vidas palaciegas aparecen en crónicas en revistas del corazón. Cuchitril el lodo de la mentira y la simulación. El egoísmo del yo y el agiotismo de mío el oro sonoro acumula sorbos de orgullo y meditación. El ahorro fluye a cuentas bancarias en el extranjero producto de que en bandas iguales movimientos mecánicos ensamblan todo tipo de artefacto para los cementerios de máquinas.

Caída libre

Mire usted al clavadista. Observe la lentitud con la que cae, como un dios, dueño de sí, de la gravedad, en cámara lenta. Y la tensión de los músculos. La amplia panorámica muestra el atardecer, la figura recortada, los peñascos, el remolino de las nubes como olas desbocadas, el sol de ocaso en incendio total. Meciéndose gaviotas al fondo, brevedad aún en el silencio. Uno imagina al clavadista en el trapecio, balanceo cercano a la amargura. Y con malla elástica para esperar caída y no tenga huesos rotos.Como el cometa abandonado por el niño, cae, cae, cae.

Discurso a la medida

Como sastre a medida del antojo, la necesidad al alba despabila.Nada hay mejor que el polvo de los vidrios o el jugo del limón para evitar sonzeras. Los gusarapos de expresión lindan en lo ridículo. Vaya saña. El que adula os aborrece, es ley. Ditirambos son al atardecer cuando el sol declina. Un vientecillo suave acaricia y vuela el cabello. Cantan los pájaros. Lazuli. Otorgamos diploma por las rimas. Cero puntos por engolar la voz, no ayuda. Este café está caliente. Y llueve intensidades esta tarde de sombras nada más.

Discurso por la mañanita

Respetable y bello público (saludo a Alexis que a los tres años no podía pronunciar público y quitaba la l, para gozo de quienes le escuchábamos): De mañanita tomo un café simple. Y recuerdo el chongo guturriana, o moreliano. Y cuando le calle se abre al unísono para hacer reverencia a las horas. Un descanso es bueno y saber que la felicidad radica también en el poder subir cinco escalones. Y llegar a la nube y escribir pronombres personales en las figuras encontradas de antemano. De mañanita el día está a los pies para soñar y hacer rounds de sombra con las nubes o los rayos de luz. Para alambicar con las palabras y resolver crucigramas. Amigos y amigas: desde hace algunos años llegué a la conclusión, espero no tan tarde, que sin amistad no hay nada, con amistad tenemos todo.Un abrazo a los amigos por donde anden, los cuatro puntos cardinales. Ya no digamos sin amor. Exultante la mañana. También el ayer que sostiene y el mañana que abre los brazos. El descanso es necesario, y más cuan...

Habla

Habla. Tus palabras no las lleva el viento. Estarán retintineando en los oídos a pesar de las crisálidas y sus voces. No guardes silencio por sus miles de interpretaciones, cual más descabellada. Y situaciones que se dan por hecho. Habla. Es la ruta ahora por seguir. Sobre el geranio o los girasoles. Las flores siguen la ruta de la vida. El parachoques del auto ya no sirve. Construye huracanes con palabras o tormentas de arena. Los tornados arrebatan -a la vez que proporcionan- espacios para sueños. Allí el cometa desaparece y la infancia queda lejos. Obstínate en hablar. Es lo mejor. Hilvana partes. Completa el rompecabezas. La tarde se repite. Las noches son pozos secos donde peces mueren. Anda, habla. Quiero escuchar lo dulce de esa voz aunque sea de trueno. 

Miseria

Son trece minutos de vídeo eternos. Impotencia y llanto. Tres muchachas (que un día tal vez tendrán sus hijos, que a lo mejor soñaron en destino propio mejor, que horrores hay en su pasado y construyen en error también el horror de su futuro) poco a poco, en una eternidad de tiempo, como danza macabra, dan pequeñas patadas a un perro cachorro inde fenso. En sus quejidos parece preguntar el por qué de esa barbaridad asesina si se supone que el animal es él. Poco a poco lo van matando y ellas mismas se van matando. Nada las justifica. Ni el modelo asesino de las guerras, ni la banalidad y la estupidez como escuela de la vida. Algo está roto en todos, en todas partes. Son jóvenes. Representan nuestro fracaso. El de todos. 

Viaje

De viaje, a tientas, tropezando, aquí andamos mudos, torpes, locos. Nuestro rey es la sombra a quien elevamos plegarias, dios del infinito que nos ignora por el albedrío asumido.  Tratamos de escudriñar en lo oscuro de la noche o la claridad del día, para enfilarnos a la felicidad permanente. Al alcanzarla se aleja como mito de Sisifo para que reiniciemos la búsqueda. Nada hay del otro lado de la idea pura. Nada hay tampoco des este lado. Solo carne putrefacta para perros hambrientos que no se sacian. Con el ábaco contamos nuestros días de existencia y encendemos velas por cada uno de los años. Y cada sonrisa de aniversario viene significando la despedida. Viajo en el último vagón del tren de la muerte. Y río para que el escapar signifique otra ruta.

Instrucciones para no escribir

Siempre mejor es el silencio. ¿Qué escribir cuando todo es rutinario? ¿Qué decir cuando sigue todo orgullo, vanidad en la marcha de los días? Los actos pequeños son extraordinarios y nadie dice nada de ellos. Los saludos de la gente sencilla. El enfermo que aún en su estado sale a buscar el pan de cada día. Mejor es el silencio. Algún día el bosque será más verde,  el aire transparente y el agua diáfana.