Cascabel
Suena el cascabel al movimiento. Y estaban los ratones divagando sobre el malvado gato ladrón. Cada uno sus razones, de por sí. Cada argumento, de paso, bastaba con solo verlos indignados de emoción, humillados, doloridos. Y juntos se insuflaban verdades, que les reforzaba el encono contra siniestro animal. Y uno de ellos, tranquilo, escuchando por doquier, sonría medio burlón al ver que todos hablaban con tono de ocasión, molestos por los abusos del gato abusivo y ladrón. Entonces este levanta la mano al decir: ya tenemos la solución, nomás basta saber quién de todos nosotros, valientes por demás, pondrá el cascabel, para que el gato al caminar, nos avise y correr. Y todos quedaron quietos, porque es mejor así, calladitos, más bonitos. Pongamos el cascabel. De otra no hay, ni puede haber.
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