Las piedras ruedan

La montaña no detiene al viento. Ni las  fronteras. Así las piedras ruedan. Y tarde que temprano se encuentran. No es necesario búsqueda. Ni desesperación. Como un ritual de vida. Una mañanita azul. O tarde de borrasca. Frente a frente enfrentan su destino. La vida no se detiene. La muerte va a nueva vida. El viente hace las travesuras. Desata lo atado. Hace crujir los clavos. Y despeina. Las nobles piedras acuden a la cita del tiempo. Una ves en la calle Piedra, por ejemplo. Otras en las veredas de polvo y silvestre flor. Más aún allí en la tienda de libros de viejo. En el supermercado. Y regresa el tiempo. Ese que limita y modifica. Y las piedras rodando se encuentran. Es el azar que juega a desplegarse distinto. Son los dados a la mesa sin destino. Soñé anoche. Y registré los hechos de izquierda a derecha. Imágenes en negativo. Para dejar constancia en las revelaciones.

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