Filosofía

Los mismos niños llegan. Los de siempre. A preguntar sobre la tarea que les pide la maestra. Se acercan juguetones, sonrientes. El tema ahora es la filosofía. Me dicen. Yo me hago como que no escuché bien la palabra. Valga mi respuesta. Sin que tomen apuntes.  ¿Para qué preguntan? ¿Quién pregunta? ¿Están vivos o muertos? ¿Qué es la vida? Y me puse a contarles de las estrellas. Del giro de la tierra. De los sonidos y del viento. Del fuego y del agua. Del pez. Nunca olviden el gran pez. Ellos miraban y escuchaban absortos. Como si hablara otro idioma. Que apenas ellos iban conociendo. Yo esperaba otras preguntas. Y partía de lo que preguntaban para responder y hacer otras. Sobre el mito de la caverna de Platón y la luz exterior. Sobre el amor y el odio. Sobre la amistad. La soledad. Las palabras. Hagan la misma pregunta sin palabras. Y jugamos a preguntar con señas. Les invité agua simple. Y un poco de fruta. Lo que hicimos fue filosofar. Preguntarnos razones sobre sus inquietudes y anhelos. Sobre visiones y revisiones. Sobre las palabras. Y en general de la vida. Filosofía es preguntarnos si tiene sentido que ustedes vengan a preguntar. Que aprendan a preguntar. Y que aparezcan respuestas. Construyan respuestas. Uno de ellos se rascaba la cabeza. Los otros se empezaron a reír. Ahora ya comprendimos. Es intentar responder sobre el origen de la vida, y del destino de cada quien. Gracias  por responder. Y se alejaron contentos. Como si descubrieran una chispa.

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