Se me acercó
Se me acercó. Yo estaba distraído. Y me ofreció tramitarme una tarjeta. Otra más. De las que comprar parece sencillo. Con solo el poder de los garabatos que son mi firma. Y además tendrá la comodidad de la sala de espera vip, agregó sonriente. Aquí me siento muy cómodo. le respondo. Aquí entre todos. Además yo había decidido platicar, mas no adquirir la tarjeta de facilidades de compra. Ella tenía una sonrisa que mostraba dientes como anuncio de dentífrico. Y una voz como para comprarle todo lo que vendiera. Pero le dije: no, gracias. No ahorita. Lo pensaré. Lo he estado pensando. La he estado pensando. Hablamos de yoga y Debussy. De películas afines en los temas. Yo le conté que me divierto en las salas de espera populares. Miro los rostros y les busco parecidos a personajes del cine o de la historia. Y le señalé a cinco en ese momento. Allá estaba un gigante barbado, que parecía a Julio Cortázar. Más allá uno igualito a Germán Valdéz Tin-Tan. Otra parecía a Thalía. Una más a Sonia Amelio. Y ella le entró al juego. Y descubrió a una mujer parecida a La Tesorito, es tabasqueña, agregó. Uno, a Charles Bukowski, es un poeta norteamericano, me ilustró. Así como por media hora. Encontramos ambos a Pedro Infante. A Barack Obama. Y a Heminway. Aqul que va allá es parecido a Serrat. Yo descubrí una parecida a La Gioconda. Llamaron por el sonido la salida del camión a Morelia. Nos despedimos. Y ella sonriente, afable, me dio su número telefónico y dirección de mail. Por si se le ofrece lo de la tarjeta, por si se decide, u algún otro servicio... bancario, me ofreció. Gracias. Y nos dijimos adiós.
Comentarios
Publicar un comentario