Agua

En marejada viene el agua, rauda, arrastrando todo a su paso. Corro despavorido como si viera al diablo. Y logro al fin pararme en parte alta desde donde miro apacible correr el agua. De tanto en tanto viene fuerte y luego calma. No hay escapatoria. Una vez u otra, habrá de arrastrarme en el destino de ahogado.
Aclaro que sueño. Y en él suceden cosas absurdas, florecen los miedos, las fobias y las filias. El agua absurda, desbocada, corriente, me derriba. Yo le hago trampa y me despierto.

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