A veces
Nada que escribir a veces. Y busco temas, escudriño en los silencios y la algarabía. Y en la hoja nada queda. Rompíamos las hojas. Y guardábamos la pluma y el cuaderno. Y nos quedamos como bobos mirando por la ventana. Vendedores y autos. Niños pasan pateando botes de refresco. Perros ladran. Y alguien pasa y saludan, y levanto la mano en señal de respuesta.
A veces no hay nada por escribir. Y es cuando uno debe hacer otras cosas. Palomitas de mantequilla. Podar el árbol. Hay cosas más productivas que escribir. Tomo un café con galletas. Acudo al libro blanco, al vacío. Para enterarme de lo nuevo que he escrito. Y me sorprendo: discursos sin palabras, novelas y cuentos no escritos. Es bastante. Es mucho. Y a veces no hay nada. Voces y señales. MIradas.
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