Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2011

Cerrado este sitio del cuaderno por remodelación

"...Cuando ella sigue dando vueltas en mi mente Esta negado al amor temporalmente Mi corazon cerrado por (remodelación)."

Los sueños

Son verdades los sueños, apuntalados por  quimeras y utopías. Son verdades. Si no para qué se presentan camuflajados en el sopor de la noche, entre la oscuridad, en la penumbra. Logran que todo nuestro ser vibre y el pensamiento onírico viaje a valles donde te encuentras, ignotos en la irrealidad. Allí te encuentro sin escapatoria, allí desaparecen las fobias, los reclamos, los miedos. Estamos en un paraíso donde descansamos del recorrido entre valles y litorales. Sin escapatoria posible porque creo en ti.

¿Tiene sentido?

¿Tiene sentido este cuaderno? Me pregunto ahora si escribir aquí sobre nada, sobre pretextos, sobre simplezas tiene sentido.

Recado

Ciudadano A: Vaya por los lugares de siempre, el café, la librería, la biblioteca, la compra del periódico. Los que van en busca de  palabras ya saben que a veces se esconde y tienen paciencia. Saben también que todo asesino (vaya el símil) siempre vuelve al lugar del crimen. Saben que viaja con un libro bajo el brazo. Que ahora usa lentes para despistar. Y que cortó su barba por temor al tiempo que escapa indiferente. Es buena la cicuta para olvidar el mundo. Sabe usted que el aprecio, la amistad y el amor son morfinas para el dolor de la vida. Cuando usted baje al río para beber agua será grabada la escena. Disculpe usted el presente. El aviso es oportuno. Nadie, siendo mortal, escapa del destino.  

Carta al mar 2

 Lanzar una carta al mar es la imagen romántica para encarar al azar y jugarle de frente.  Sabrás que las palabras nuestras son tuyas y mías. Que el significado es especial, donde "cinco" puede ser beso, y "uno" lo mucho, y "montaña" lo ni nunca. No hay vuelta atrás. Se construye para no ocupar al futuro, a menos que se redima y concrete en el presente. Al mar la carta. Que vuele en botella y viaje como en submarino azarado. Y llegue a tus manos, de preferencia, o a otras manos, en este u otros tiempos. Y la carta sea leída por ti o por otros ojos, cuando estemos o hayamos desaparecido, como constancia del amor. He dicho que amar es la razón última y final de la existencia. Lo demás es accesorio plástico.

Carta al mar

Quizá no la leas. Una carta al mar es una apuesta al azar y al destino. Escribir por ejemplo poemas; palabras dulces, preguntas, el nombre de un libro, el recuerdo del beso, la hoja seca o la flor guardada en un libro, una canción que taladra nuestros huesos. Yo estuve allí de testigo, estuviste tú. Alrededor de nosotros el canto de pájaros y el sonido de campanas, mientras nosotros caminamos sobre hojarasca casi al anochecer, o a orilla de una playa con chapapote, que hizo marco a la tarde luminiscente. Es una historia cursi, porque es de amor; es una historia ridícula como toda lo sensato en el amor. Quizá no la leas. Uno escribe por necesidad. Por dejar huella en una hoja. Por estructurar palabras que digan algo. Por sí o por no, por cualquier motivo. Aún si no decimos nada. Como loro que dice palabras que no entiende, que escucha palabras sin saber significados. Uno escribe para adornar el día que se va. Y al escribir esta carta y meterla en esta botella azul y lanzarla al mar, es

No hago otra cosa

No hago otra cosa que asomarme a la ventana; a esa que has dejado abierta  por donde rondan pájaros y payasos de prisa, como guiñando un ojo, como diciendo ven. A veces creo que es inútil. Pero dejo constancia de mi constancia en asomarme a escuchar la risa o las canciones o las palabras que hacen mejor los corazones. Yo he de quitarme. Yo he de balbucir canciones donde el dolor anida en cada nota. Déjate mirar por la vez última. Quedan cartas en el juego. No se ha acabado el mundo. Y siempre la esperanza es árbol fuerte. Y da frutos. Sin duda alguna.

Espera

Que toque a mi puerta la alegría; que la fruta madure en cualquier mes del año; que suceda algo inesperado y seamos testigos de revoluciones e independencias verdaderas; que la paciencia respire clima en el infierno que nos cubre; que salga el libro publicado sin hacer esfuerzo, sin cansar la vista puesta en las nubes o el horizonte. Espero que se resuelva solo el cubo de Rubik; que caiga el imperio de la avaricia y del orgullo; que llame Dios como hace tiempo. La espera es paciencia.

Matarnos

Matarnos, pareja, con tequila, canciones de José Alfredo y una navaja de rasurar. Matarnos al fin que al cabo es necesario aunque nada heroico. Romántico sí. El amor es egoísta y requiere entrega total, además de andar de cursi. ¿Qué mas?Matarnos. Jalar fuerte hacia las venas. Maravillarse con el fluir de la sangre. Decir adiós al mundo sin carta ni epitafio, ni senderos de ruta, ni mapa del amor y circunstancias. Ni testamento. Celebrar la unión de vidas con la muerte. Solamente que sea por eso. 

Fin del mundo

No creí a los fanáticos que antier se acabaría el mundo. Y fue cierto. Se acabó.

Domingo

Hay domingos en los que pesa el recuerdo, en los que vienen de golpe las caídas y los miedos; domingos en los que las horas parecen estar detenidas como en fotografía. Hace calor y es lo mismo que hiciera frío. No es el clima ni los datos, ni las personas que rodean. Es el morderse la lengua, querer hacer pedacitos el cristal con los puños. Debe decretarse que los domingos sean tibios y con sabor a arándano.

De sombras

Entre la tanta luz se requiere una lámpara de sombras.Una lámpara que no se venda en alguna parte, que esté allí cuando uno la necesita, al alcance de la mano. Vengan las palabras, el agua de la fuente y el río. Vengan todos los duendes de la tierra. Vengan los besos y abrazos que no nos hemos dado. Las damas descalzas sobre terciopelo. Las que escriben los te amo con carmín en el espejo. Entre la tanta luz, siempre es necesario como imprescindible, tener una lámpara de sombras.

El carpintero

Al ver la luna pienso  en las posibilidades del amor, que se abre camino a pesar de las circunstancias y las espinas y las piedras. Uno recrea el pasado adherido a un futuro que se manifiesta en el hoy. Amorosos contrastes de la vida. Hoy en la mañana miré a un pájaro carpintero golpeteando el aluminio de una lámpara, desde lejos se oía el trac-trac-trac, intentando taladrar el mineral. Nadie le dijo de lo imposible, nadie le dijo de lo posible. Así este relojero minucioso escudriña en su vida. Brinca lo más alto posible para aferrarse a la nube que cruza como tema de las canciones. Si me dijeran pide un deseo: un rabo de nube. A como dice el poeta.

Para mis maestros 3

Y los maestros de la escuela de la vida: la que hace formas con barro en Chicozapote Nacajuca; allí mismo el que descalzo renunció a una regiduría de oposición porque así lo creyó en valores; el que caminó por carreteras para enderezar entuertos y zurcir heridas; el quijotesco que con nombre histórico y con sonrisas lleva libros por todos los rincones del estado; el que ante miles da clase de historia de México y de Tabasco; el que por las tardes entrena niños en deporte o arte; la mamá de un amigo que en invierno nos invitaba empanadas con dulce de calabaza; el que en las redacciones de los diarios, anónimo, mejora los textos para los lectores; el fotógrafo que me prestó una cámara para tomar fotos en Tampico en el 78. Y a mi padre Juan que tenía como mejor maestro al trabajo y nunca tomó nada ajeno; y a Leonor, mi morenita, siempre paciente, siempre atenta, que ponía mi cena cerca de la cama a la que yo llegaría a medianoche. Todos ellos me enseñaron que el mejor camino es

Para mis maestros 2

Hay otros maestros, los amigos de oratoria honesta bien plantados en tribuna; el de atletismo que siempre se alzaba con medallas en los juegos y que me regaló unos tenis con clavos; el que nos guiaba en las lecturas de filosofía bajo un sauce llorón; el que nos enseñó de lógica, argumentación y organización de debates; el que llevó a mi casa a Rius de carne y papel; el que escuchaba y por el que escuchamos por primera vez a Serrat; la que nos escuchaba paciente con su mirada desde el Renacimiento; la que nos enseñó a sentir como hormigas en la piel; la que nos enseñó elegancia con su presencia.

Para mis maestros

Recuerdo a un maestro anciano con zapatos de hoyos en las suelas y con corazón más noble que un pan; recuerdo a un flamante encantador con acordeón y visera; a un genio de la camaradería que hacía bimbombam con las palabras; a un genio de los números que en los recesos jugaba basquetbol; a uno que, gigante, leyó en graduación el poema Sí, de Kipling; a una que me enseñó taquimecanografía; a otra con la que aprendí a escribir cartas de amor en inglés; el que en el laboratorio hacía fuentes con hidrógeno y magnesio; el que nos enseñó a abrir el corazón de un vacuno; el que nos enseñó a hacer fuego sin cerillos; el que nos enseñó a volar cometas; el de teatro que hacía una obra de arte en cada clase; la que con yeso en brazo llegaba siempre sonriente a impartir sus clases.

Sin título

Dos montones de polvo dialogan entre sonrisas y lluvia. Crece pasto y hierva por sobre las lozas. Afuera sones y valses de mariachi. Dolientes que se adaptaron ya a la ausencia del ser querido visitan como rito de compromiso el cementerio. Abajo otra perspectiva de la existencia humana, breve e insolente. Humedad y frío, oscuridad. Apenas el murmullo en el deslizarse de gusanos. ¿Cómo es la risa de la no existencia, cómo los cantos y los motivos de escritura? No hay respuestas. Abajo no hay voz ni luz. Arriba se cantan las respuestas nítidas, dolorosas, festivas, aletargadas, febriles, embriagadoras.

No

No quiero leer noticias en los diarios para enterarme de las guerras y bodas reales;  jugar futbol ni verlo por televisión; escribir ni leer de ningún tema; platicar sobre el beisbol ni sobre el canto de los pájaros; entrar a una iglesia ni a una escuela; cruzarme de brazos ni de piernas; tocar la guitarra y cantar canciones para nadie;tomar fotografías; romper la computadora ni mi memoria. Me resisto a quedarme sentado viendo a ninguna parte o sentado en una cafetería mirando pasar la vida pidiendo la siguiente taza con azúcar mascabado.  Me resisto a pensar en la desesperanza, en la envidia, en el lucro o en cómo ganar la guerra. No quiero quitarle las pulgas al perro ni bañarlo;  masticar chicle ni asentir a todo o a nada.  hacerme análisis químicos para luego ir al doctor. No quiero tomar pastillas. No quiero pesar libros por kilo. No quiero buscarle precio al verso. No aceptaré afilar cuchillos para la carnicería.

Vendedor

Que desgracia nada vender donde todo es comercio. Y si se vende el agua ¿por qué no vender el aire, los rayos del sol, algo de oscuridad o las imágenes de la luna?  Vamos al hipermercado de la vida a comprarnos a nosotros mismos. Nadie vende paz, amor, reconciliación. Hay quienes venden besos, sexo, canto de pájaros en su jaula. Nadie vende luz, sabiduría, tolerancia. Muchos venden armas, calumnias, odios. Hay letras que se venden y compran. Hay quienes desesperados buscan corazones, hígados, córneas, riñones. Hay quienes compran caricias y miradas frías. Que desgracia vivir en tiempos donde vender y comprar son los distintivos del ser. Yo nada compro, nada vendo, como dice el maestro, y por eso soy feliz.

La memoria

En el juego de la memoria -que discrimina, selecciona- hacemos tripas de gato, corazón, en la nostalgia, por el tiempo que se fue y en el que está por venir, que es el mismo, indivisible. Lancemos mientras cohetones de fiesta para aturdir al olvido. Tengo un amor que me tuvo. Tuve un amor que me tiene. Me acuerdo, no me acuerdo. Y se debate vida y muerte en una conjunción que le da sentido a la existencia. Ser en el tiempo, el tiempo del ser. Uncidos por siempre eros y tanhatos, como siameses. La memoria tiene olfato, piel, oído musical y formas distintas de escribir el te amo en la tierra, las nubes y el viento. A donde vayas voy. Venir es una forma de nunca irse.

Leonor 2

Iré a verte ayer porque tú vienes en mis sueños de futuro. Sé que vas conmigo a todas partes. Pero es bueno ir a buscarte y saber que me esperas. Que abres los brazos y ríes como luna creciente con la llegada. Ya se acabó tu motivo del llanto, de la zozobra. Terminó la angustia del corazón apretado por el destino de tus hijos, porque los pollitos no han comido, porque no han echado agua a las plantas. Y empezaste la vida eterna a la que todos aspiramos. Cuando escribo un texto eres tú la que me dictas. Cuando río eres tú la que mueves los músculos de mi cara. Cuando salto es que tú has puesto en mi los resortes de la alegría. Y cuando me nombran, es que tú les pones mi nombre en sus labios. A veces me meto en la cocina y te busco, y jugamos a las escondidas. Y entro al cuarto que habitas desde los tiempos inmemoriales hasta el fin del tiempo conocido. Apareces en la flor; vienes en la fruta; en el niño que empieza a caminar; en los cantos de la gente; en las manos entrelazadas de la

Leonor

Este que miras soy yo. A veces cargo piedras a la espalada. Y apareces para ayudarme, y entonces voy ligero, raudo. Como rey mando que rían todos los niños del mundo. Mas no basta. Risa con hambre no sabe. Y  mando que a todos los niños sirvan leche tibia y pan. Entonces sucede el milagro y se oyen canciones que vienen en el viento. Esa sinfónica de niños interpreta La paz de tu sonrisa. Y es por ti. Este que escuchas soy yo. Y digo los poemas que me gustan, que te gustan. Los tomo de poemarios ajados y los leo. Para ti. Y tú me escuchas. Cuando me miro en el espejo es tu rostro el que veo. Y me abrazo y siento que me abrazas. Te diré que voy a ti. Y no me preocupo si voy lento o de prisa, porque sé que me esperas sin la noción de tiempo. Un minuto es la misma eternidad, que entre nosotros es nada, o años. Abro los brazos en cruz. Y te sueño. Leonor, madre. Mi ma.

El tiempo

Nada somos sin el tiempo. Nada es el tiempo sin la percepción del mismo. Es un suspiro apenas, un latir de corazón. Uno sólo. Le somos indiferente, y nosotros lo tomamos como la máxima referencia de la vida. Nuestros movimientos y descansos, nuestro peregrinar y nuestro estar tiene como referencia el tiempo. Gira el planeta. Luz y sombra. Habrá un tiempo sin retorno en el que el inasible tiempo nos sea indiferente. Para eso transitemos en el laberinto con la seguridad de que es un sueño este caminar. Esta noción del ser y el tiempo. Mira la hoja del árbol. Ni se inmuta o acongoja. Sabia es la luz rodeada de la sombra.

Palabra

En los silencios van también las palabras. Individuales y colectivas. Dichosas, festivas y dolorosas. En el silencio va un discurso pleno, alegórico, literario y terrenal. Va la suma de silencio de los sin voz. De nuestros muertos. De los que tuvieron que callar para poder sobrevivir. De los que tuvieron que callar para seguir adelante en el trayecto del norte esperanzador y olvidarse del sur hostil. Y transformar los puntos cardinales. Por eso la palabra siempre debe ir con mayúscula. O debemos ver la mayúscula donde no se encuentra. La palabra es sinónimo de vida, de amor. Y la vida y el amor se encuentra también en el silencio. Digamos la palabra. Pronunciemos la palabra. Escribamos la palabra.

Silencio

Y quiénes son esos que van por las calles en silencio. Quiénes son los que levantan el silencio para hacerse escuchar y van acompañados, y en sus rostros se lee exasperación, ira y esperanza. No son muchos pero cada uno lleva su historia personal y de quienes le conocen. No son tantos, pero cada palabra que no pronuncian es el origen de un discurso. Van altivos, van erguidos, marcando sin querer la diferencia con la mayoría que esconden la cabeza ante el infortunio. Vamos a aplaudirles. Vamos a seguirlos. Antes de que sea tarde. Antes de que la ira nos mande, nos dirija. Vamos a sumar nuestros pasos, nuestras palabras calladas, nuestros silencios poderosos. Antes que la oscuridad reine sin retorno.