Leonor 2

Iré a verte ayer porque tú vienes en mis sueños de futuro. Sé que vas conmigo a todas partes. Pero es bueno ir a buscarte y saber que me esperas. Que abres los brazos y ríes como luna creciente con la llegada. Ya se acabó tu motivo del llanto, de la zozobra. Terminó la angustia del corazón apretado por el destino de tus hijos, porque los pollitos no han comido, porque no han echado agua a las plantas. Y empezaste la vida eterna a la que todos aspiramos.
Cuando escribo un texto eres tú la que me dictas. Cuando río eres tú la que mueves los músculos de mi cara. Cuando salto es que tú has puesto en mi los resortes de la alegría. Y cuando me nombran, es que tú les pones mi nombre en sus labios.
A veces me meto en la cocina y te busco, y jugamos a las escondidas. Y entro al cuarto que habitas desde los tiempos inmemoriales hasta el fin del tiempo conocido.
Apareces en la flor; vienes en la fruta; en el niño que empieza a caminar; en los cantos de la gente; en las manos entrelazadas de las parejas; y en el martillo que ajusta al clavo. Y haces travesuras de juego escondiéndome las llaves, el libro, la cámara que tú me diste.
Por ahora llévame  a dormir y cuéntame un cuento. Ya mañana celebremos de nuevo tu día, mamá. Mía ma.

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