Leonor

Este que miras soy yo. A veces cargo piedras a la espalada. Y apareces para ayudarme, y entonces voy ligero, raudo. Como rey mando que rían todos los niños del mundo. Mas no basta. Risa con hambre no sabe. Y  mando que a todos los niños sirvan leche tibia y pan. Entonces sucede el milagro y se oyen canciones que vienen en el viento. Esa sinfónica de niños interpreta La paz de tu sonrisa. Y es por ti.
Este que escuchas soy yo. Y digo los poemas que me gustan, que te gustan. Los tomo de poemarios ajados y los leo. Para ti. Y tú me escuchas. Cuando me miro en el espejo es tu rostro el que veo. Y me abrazo y siento que me abrazas. Te diré que voy a ti. Y no me preocupo si voy lento o de prisa, porque sé que me esperas sin la noción de tiempo. Un minuto es la misma eternidad, que entre nosotros es nada, o años.
Abro los brazos en cruz. Y te sueño. Leonor, madre. Mi ma.

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