El tren de la victoria
El tren de la victoria carga asimismo a la derrota. para no olvidar de lo que somos. De lo que estamos hechos. Lágrimas y sudor. Cruza valles y montañas. Rodea escarpados picos. Señorial, lanza fumarolas. Para dejar huella en su paso. Es un decir, por rodar. Por supuesto. Yo lo miro desde lejos. Llego tarde y no me espera. Cuando estoy listo en la estación no pasa. Así de simple. A veces lo abordo en sueños. Y es una delicia con su música ambiental. Y sus empanadas de calabaza. Los amigos festejan con limonada fresca. Y cantan acompañados de guitarra hasta la madrugada. Y despierto. Y estoy en la realidad de la derrota. El tiempo pasa. La muerte sonríe. Y hace como que no me encuentra. Pero el tren de la victoria lleva también en su vagón soberbia, ego, fuerza.
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