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Mostrando entradas de octubre, 2018

Miro 3

Miro la hora en el reloj. Medida para el tiempo. Vuelta de manecillas. Vuelta al sol. La fila de hormigas en su trajinar. La rana salta. Llueve. Miro la lluvia caer. Su peso específico. Su claridad. Miro un cuadro de Miró. Un cartel de exposición. Una señora con paraguas. Flujo de autos. Nubes negras. Miro anuncios comerciales. Pan. Amor. Jabón. En la mañana el alba,  ahora el atardecer vris. En el día a día. Miro unos pájaros en su vuelo. Banderitas de papel de China. Motivos del morir. Miro un boleto para viajar. Unos cables de luz.

Miro 2

Miro al amigo. Al amor. Al alto árbol. Y a la hierba. La higuera. Hemos de encontrarnos. Sea en los sueños. Miro la nube. Las figuras que forman. He allí  el pez. La infanta. Miro las hojas movidas por el viento. Miro el libro. Las honrosas acepciones. Miro la rosa en su equilibrio. La espada miro y la sonrisa. Hemos vuelto. Hemos volado. Es justo y necesario. Solo sea por eso. Escuchamos el disco. Los valses. El velero. Ha venido la muerte. Sonriente. De tajo, maldita. Perdón, irreverente le reclamo. Miro el fruto. El camello a punto de pasar por el ojo de la aguja. Miro el vaivén de olas. Los guiños. La exacta hora en el reloj. Nos vamos despidiendo. Uso lentes. Y nadie habla de ti en lo que miro. Suspiro. Y perla no es el oro, acaso el oropel. Repite el perico. Miro. No escatimo.

Miro

Miro al hombre y a la mujer. Creaturas de la naturaleza. Puntos ínfimos ante el universo. Miro al poderoso y al humilde. Al soberbio y al nadie. Al que trabaja y deambula. Al envidioso y al generoso. Miro al solidario. Al solitario. Y al encantador. Miro al que hipnotiza y al hipnotizado. Miro al que camina erguido y al que camina en cuatro patas. Al que tiene la mirada de lince. Y al que viendo no ve. Al que cuelga titulos académicos en la pared de su casa y no tirne educación. Al que sí la tiene. Miro al enfermo y al sano. Al quijotesco y a al Sancho Panza. Al ordinario y extraordinario. Al que sonríe. Al que hace la guerra y al de la paz. Miro a todos. La lista es interminable. Toda ternura. Todo encanto. El xesayuno está listo. Es domingo. Y damos rienda al sueño. La utopía sigue viva. La esperanza muere a lo último. Mientras haya vida hay esperanza. El niño juega aún con hambre. Y sonríe. Lo miro. Míralo tú también. Mira.

Perra muerte

Es verdad que hay siempre una muerte con garra agazapada. Es verdad que hay un hombre o mujer que la espera. Que no nos damos cuenta o lo olvidamos en el trajinar fel día, las prisas. Es verdad que está tan solo el amigo Ernesto entre tanta gente. Es verdad que tiene una aguja en el corazón encarnada. Queremos volver a días antes. Saber  con seguro de vida que tenemos dicha. Hay un dolor y está el día nublado. Hay un dolor que no lo calma nada. Una agonía. Es verdad que ya nos fuimos. Que la vida es sueño. Que la muerte es pesadilla. Por dónde andas. Es verdad. Estás allí. Aquí. En todas partes. No te acompaño en tu dolor. No puedo. Solo te abrazo Ernesto, solidario. Y guardo silencio. A octubre. 2018.

Belleza

Belleza es virtud en las palabras y el color. En el movimiento. Y en el tierno cielo de la mirada. Belleza es el libro que se escribe y el que se lee. Por el solo hecho. Belleza es el cielo que armo y el prometido. Y el infierno que modelo con plastilina. La plastilina eterna. Es el pétalo de tu flor. Un rayo. Y explosión del volcán milenario. Caminamos. Y ese preciso movimiento es belleza al igual que el salto de la rana. Cantar de los cantares. Y ese ritmo del corazón mas el aliento en el suspiro. Belleza es la torre y el alfil. Salta el caballo. Y tiembla la tierra. Mueve la pieza un Dios. Para ver si así o de otro modo. Amanece grana.

Quien seas tú

Quien seas tú deja el mensaje en papel o grabado. Del tiempo en cualquier generación o geografía. El caso es el mismo. El origen y destino son los puntos extremos. Y hay un tramo en el que eres. Con nombre y apellido. Con circunstancias específicas. Con tarjeta de identidad. Y caminas. Con la esperanza de entender lo que sucede. De explicarte el cosmos. La partícula. Y la fuerza que mueve el universo. Quien seas escribe en la arena y el agua. En papel de rayas o cuadriculado. O dicta tus palabras al ordenador. Has amado. Has llorado. Has sufrido. Y ese es el lugar común de todos nosotros. Las notas musicales o el ajedrez. O la combinación de colores. La imaginación nos hace distintos. Prueba el brillo en la mirada. la sonrisa. La diferencia no es el nombre, ni el tiempo o geografía. Quien seas tú, lo eres. Sin esperar nada a cambio. Salve que un día no estaremos para constancia del recuerdo.

He aquí

He aquí todo y nada. He aquí que hemos encontrado la aguja del pajar. Y hemos logrado que pase el camello por la aguja. Imágenes de lo imposible sembradas en todas partes. Las palabras echaron raíces. Las ideas eran pajaritos cantores. Y todos decían de lo imposible. Escribieron sendas justificaciones ante notario. Los rezos se hicieron más frecuentes. Para esperar el milagro. El ejército de hormigas siguió su camino arrastrando hojas. Veleidades de los tiempos. La utopía fue apenas un recuerdo, carne de lo humano. Y luego sacamos cuentas para el balance final. Si fuimos felices. Si hicimos el bien. Si no ofendimos a nadie. Y cada quien hizo el recuento de ofensas, piedras lanzadas, olvidos, penitencias. Y algunos guardaron silencio. Cada quien con sus justificaciones. He aquí el sueño de la vida. Con sus prisas. Nostalgias. Y enfermedades.

Si lunes o domingo

El día es lo de menos. Si lunes o domingo. Si acaso el sueño no existe. Si noy hay ruta y menos motivación externa. Un domingo vacío en el extremo del tedio. Un lunes de queja. De muecas. De saludos serios. No es el día. Es uno mismo que modela el día. Lo que hacemos con las horas, los instantes. Si es la buena charls, el libro, el poema. Si el perro mueve la cola. Si el gato canta. Preciso en eso acometer el dia como si fuera el último. Sea el nombre que tenga. Para bien el domingo o lunes. Para paz. Para señuelo de las palabras. Para destejer olvidos. Para zurcir recuerdos.

Un domingo más

Un domingo más a tu disposición. Para saborear el café y sonreír con o sin motivo. Siempre lo hay. Y el tiempo es el compás de espera de lo que no viene. La flor es bella la vean o no. El viente viene y va y ni espera reconocimiento. Por eso el domingo se presenta sin prejuicios. Ni etiqueta. Acaso el mar con olas sea otro ejemplo. Llegues o no. La ola acaricia a la playa. Y se aleja y vuelve en otra ola. Nis es preciso el plan de domingo. La actitud sí. Los  domingos como otros días son mejor agradeciendo y en el camino. Ese barco de papel. Esa alfombra mágica. Nos lleva. Déjate llevar. La felicidad es una construcción interna.

Aqui y ahora

Aquí y ahora sábado. Las rosas del mar encontradas. La aguja del pajar. y el camello sofocado luego de pasar por el ojo de la misma aguja. El  confort de la sala y café. Las horas por pasar. Y la nostalgia inefable. Aquí el recuerdo del roble tirado. Ayer el viento tiró el noble árbol de papaya. Ayer  no estuve nube ni silencio. El despertar al sábado es trazar la ruta en el vacío. Porque hay un Dios no un dios que no existe. Un Dios que hizo todo. Incluidas otras cosas. Junto con la bitácora del tiempo. Alejandro Aura en despedida escribió sobre el plano del  universo. Encontrar las claves. Algo discurre al interior en el poema. En ese rubor de niñas y niños. En esa sonrisa clave de su imaginación. De su futuro. No hay de otra. Aquí y ahora. La esperanza. Vamos andando. Todos juntos. Mis hermanos y hermanas.

Tengo tranquila la conciencia

Tengo tranquila la conciencia. Hunden otros la cabeza en la tierra. Yo entre las nubes para tocar entre sueños los planos de la dicha. Todo es posible. Menos esconderse de la mirada  que escudriña. Sobre todo si es de noche. Cuando las estrellas. La conciencia me mira cuando solo y reclama ante el espejo. Cura el ego y ataja a la envidia. Me dice a gritos. Yo bajo la cabeza. Clamo al unicornio. Y con su cuerno señala hacia el futuro. Vamos. Digo sun detenerme. Hemos dado vuelta a la noria mucho tiempo. Aunque ese sea al final de cuentas el destino. Entre las nubes mi cabeza. Ansío por eso el sábado o el lunes. Otro diario. Otro espejo.

Porque a veces

Porque a veces es necesario detenerse y descansar. Mirar en retrospectiva. El trecho recorrido. Cercanías y lejanías. Tomar aire para impulso nuevo. Y acometer la vida como desde el inicio. Con la esperanza de que la semilla se alce en hierba o árbol. Que las palabras y sonrisas levanten los castillos de lo humano. Porque a veces si, a veces no. El sabor de la grosella o el durazno. El colibrí sobre las flores. Y echar a volar el cometa de los sueños. Porque nos encontramos con los muertos en los sueños. Y los acertijos siguen siendo los mismos. Del qué será. De qué viene en el futuro. Y no hay fórmulas. Y los acertijos vienen sin respuesta. El laberinto es el mismo desde el origen. A veces despertamos dentro de los sueños. es algo raro. Y aquí seguimos.

Magia

Magia, las palabras. Vuela la garza o se duerme en un solo pie. El botón de cualquier flor, pero hablemos de la rosa. Ya mañana en ese guiño, la flor se abre para el vuelo de los pétalos. Un vaso de agua desde la penumbra. O el arcoiris en la lluvia pertinaz. Abro el libro en la página 22, es un decir, y admiro la hoja seca con la palabra Dios, adiós. Nostalgia de lo que ya no es. Y una marca de carmín, por si las dudas. Magia el émbolo que arremete como cuerno ciego de rinoceronte. La estafa es la transparencia. Es otro decir. Quise ver la vida de los ángeles. Y de Walt Whitman o Ezra Pound en su diario trajinar. Cincuenta años de tiempo en la película. Magia el beso en la frente del abuelo. O el abrazo del árbol. Usted lo siente a la distancia. El viento levanta el polvo de los que acaso fueron. Mi dilecto amigo, amiga. Que sucumbe ante el vacío. En la estación del tren espera el perro paciente al regreso de su amo muerto horas antes. Magia la conexión, en bluethoot, del pensamiento ...

Los tres filtros de Sócrates

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos, un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo: – Maestro ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? – Espera un minuto – replicó Sócrates. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras la prueba de los tres filtros a lo que vas a decirme. – Primero el filtro de la Verdad ¿Estas absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto? – No, realmente sólo escuché sobre eso y…. – Esta bien -dijo Sócrates- entonces realmente no sabes si es cierto o no. Ahora permite aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad, ¿Es algo bueno lo que vas a decir de mi amigo? – No, por el contrarió… – Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estas seguro de que sea cierto, pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo? – No, la verdad ...

Soledad

Quien tiene un espejo no está solo. Te asomas y sonríes. Y buscas razones para la compañía. Y tienes las palabras que refieren los hechos. Y haces dibujos en el cuaderno y muecas. La soledad es un espejo vacío. Que tampoco te refleja. Y buscas explicaciones en la religión y la ciencia. Y escudriñas en el rebozo de la abuela. En las cartas escritas. En las señales de humo. El espejo guarda silencio. Y se aparece también en sueños. Porque los caminos fueron cerrados. Porque no había caminos. Tampoco paredes. Fueron inventos. Plaga de roedores. Y tu sonrisa  es la medida del universo. Luz. Nuestro tiempo.

Al final

Al final. Cuando no haya piedra sobre piedra. El agua seguirá su ruta para encontrarse abismo. Si la risa es lo que es. Fue lo que fue. Con esas aliteraciones en las palabras. Con ese resplandor de sane. De gane en la apuesta con la muerte. Habremos sido vencedores o derrotados cuando ya no importe. Polvo al fin, de todos modos. Cuando sean otros los ritos.  Cuando todo signifique algo distinto. Al final no estaremos. Y no importará si cogimos una ruta u otra. Si vivimos alegres o tristes. Si hicimos bien o mal. Si desperdiciamos nuestro tiempo en asuntos de poca monta. Baladíes. Al final sacamos cuenta. Hacemos balance. Y no hay manera de cambiar una palabra. Un daño. Mejorar el cuadro. Al final quedará solo el olvido. Tierra negra para la buena semilla.

Me pedían rendición

Me pedían rendición. Eran piratas con bandera calavera. Y con carnet de identificación. Mas no sabían de mi experiencia en las derrotas. General de hombres libres. Dijo Sandino. Era un sueño. Un buen sueño la vida. Me pedían me rindiera. Y sin pataleos. Y dije eso si que no. Primero la poesía. Primero las palabras. Una rosa es una rosa. Y dejara el campo de tiro libre. Y fuimos al camino. A escuchar del viento y la flor. A escuchar del polvo. De todas las voces juntas. E hicimos trinchera. Resistencia. Hubo voces que dijeron sigue. Abrazos fraternos. Sandino. Y el tiempo hizo su parte. Todo cae por su peso. Y entonces dijimos sí. Y dimos  vuelta a  la página.

Aleteo

Como aleteo de mariposa. Así la idea. La imagen que transforma. Se acerca. Y al momento de atraparla. Escapa tal Houdini. No hay vuelta de hoja. Y tratas de recordar. Luego de algunas piruetas vuelve. En pocas horas descansará el músculo. Para mañana acometer como rinoceronte desde el alba hasta el anochecer. Para alcanzar la miel del dia. Y provocar la lluvia. Yo como una manzana. Y dulce. Por ejemplo. Y cruzo el río del confort. Y me desvelo en armar estrategias para la carta. El texto que carga la hormiga en la espalda. Aleteo diurno. Las peras no da el manzano. Y seguimos a tientas. Mirando en la osuridad de la caverna.

Una de romanos

Roma te repudia. No habrá perdón. Tampoco olvido. Cada vez que compres algo. Adquieras. O pagues algo. Tú mismo te dirás: lo he robado. Y seguirás tu vida como la imagen de un espejo que asimismo te sigue. Como si nada. Esperando olvido. Griegos y latinos lo decían: toda fortuna en su origen tiene el sello del latrocinio. Hermosa casa. Cuenta abultada en áureos y denarios. Lujosas vacaciones. Quinta en Playa di Ostia. Hurto. Nada escapa a la historia. Lo del César al César lo canjeaste en ti. En ese pónme donde hay. Roma, tu decadencia la asume tu descendencia. Suetonio y Cayo César así lo consignan. Sea.

Desde entonces

Desde entonces eco sí y las voces. En las paredes choca la voz y crisol cumple su función. De ser luz luciérnaga. De ser aliento. Desde entonces el camino ha sido  cruce de destinos. Con las huellas digitales y timbre de voz. Sublime razón. Azúcar dijo. Dice. Y las canciones han sido los soundtrack de todas las vidas. Agua de sal. Humo en los ojos. Desde entonces pájaro. Desde entonces luz. Por si las sombras. Porque uno se despierta desde entonces con el deber de ser feliz. Con sentido. Conciencia. Y crear claves personales. Donde las palabras han sido desde entonces el alimento de mariposas y peces.

Los estados de México en canciones

Tierra de mis amores (Guanajuato) De Jesús Elizarrarás Entre sierras y montañas y bajo un cielo azul, como en una inmensa hamaca bañada por el sol. Está mi tierra, tierra de mis amores, tierra bendita, tierra que me vio nacer. Allí donde yo amé con febril locura, allí donde me amaron por vez primera, donde tuvo su cuna un idilio breve, bajo el mágico soplo de la primavera. Tierra de mis amores y mis quereres, donde viví feliz mi juventud, siempre te guardaré en mi pensamiento, un recuerdo de amor y gratitud. Más al paso de los años todo aquello ya borró y mi tierra, en su seno, a mi amor cobijó, mi Guanajuato, yo solamente quiero un rinconcito para descansar en él. Allí donde yo amé con febril locura, allí donde me amaron por vez primera, donde tuvo su cuna un idilio breve, bajo el mágico soplo de la primavera. Tierra de mis amores y mis quereres, donde viví feliz mi juventud, siempre te guardaré en mi pensamiento, un recuerdo de amor y gratitud. ...

Quién

Quién (Para Charles Aznavour +)                  Quién besará mi cadáver. Quién me soñará. Y buscará en los recuerdos algo que le haga llorar. Quién escribirá una palabras en la red. Para hablar -no queda de otra, lo dicta el protocolo- de lo bueno que era. Suele suceder. Quién dirá el discurso fúnebre. Y entreverá las luces pocas  y las muchas sombras. Quién hablará de razones. Quién llegará de compromiso. Quién rezará con fervor para que el alma cumpla el rito. Quién quitará de los libros el polvo. Y pedirá algunos para sí. Se asomará a las guitarras. Para encontrar el reflejo. de la luna o del cielo. Que algunas veces captaron. Quizá la risa. Quizá la rosa. Sé lo que quiero decir. Quién pronunciará mi nombre en silencio y con amor. Quien pedirá el minuto de silencio o de aplausos. A qué hora será el entierro. Y quién evocará lluvia y canciones. Quién contará anécdotas de lo que viví, de lo que lloré, de cuando caí. Quien se acordará ...

Es viernes

Viernes para queso, vino y las palabras. Damos vuelta de tuerca. El timón firme en el hoy para otro hoy al que llamamos mañana. U a imagen de libro para un proyecto. Reseñar veinte libros en el recuerdo. La historia que le acompaña e  esa cercanía. Y otro proyecto de cantinas de oida y vistas. Otro mas de calles. Es viernes de melancolia y retos. De sonrisas libres por si acaso. Desfilan novedades como garzas. Las palabras van en tren. Entre el campo verde y el azul del cielo. Vendrán otros viernes. Viena lejos. Venecia. Y salgo a camunar sin moverme. Casos de vida.

Y si la tarde

Y si la tarde. Y si la noche. No sé. Cascabeles para el gato. Y latas de aluminio haciendo ruido arrastradas por el auto. Y si la calle o el campo, las flores, el camino. No sé. Y si el libro, el boleto para viajar, el disco. Uno no lo determina. El azahar, la circunstancia, sí. Las horas se pierden en heridas, enojo. Y si un libro, leer en voz alta, o cantar, mientras barro el frente de la casa. Y si la lluvia, el frío o el intenso calor. Ya no digamos el viento del ayer que nos dejó revuelto el cabello. Nos recordó del polvo. Conocí al poeta. Eran huesos mas sonrisa. Y una dentadura chueca y un color café oscuro. Faltaba un diente. Los dedos amarillos. Tenía en su casa un tocadiscos, un librero y una mesa de pino con silla. Y en la pared una fotografía donde estaban dos viejos sonriendo desde el pasado. La casa estaba abandonada. Los niños preguntaron por sus nombres. La tarde ya se había ido.
En diciembre del 74 le metieron mas de cien balazos al maestro Lucio. Líder del Partido de los Pobres. Irreconocible el cadáver. Fueron por la esposa para que lo reconociera. Muy dañado por las balas, dijo ella, "así no, quizá lo reconozca por su miembro, desnudo". Y extrañados, reticentes, procedieron los soldados y el médico a desnudarlo. "Así no, dijo ella. Tiene un lunar en el glande". Serios,  pálidos, más que reticentes, enojados, procedieron los soldados a jalar el cuerito del prepucio. Y sí, estaba el lunar pequeño en el glande. Dijo ella, su mujer: "Sí es él, Lucio Cabañas. Y siempre al final ganó, porque decía: a mí el gobierno aún después de muerto me la va a pel(i)ar".

Yo me siento bien

Yo me siento bien por las tardes. A veces. Otras, mejor. Con pan o canto. Por las mañanas, ni se diga. Mejor. Los geranios del jardín (que no tengo). Los anhelo. Los grandes árboles de sombra, que tampoco. Y el café, eso sí. Por la ocasión. Tardes o mañanas, todo bien. De noche, lo mismo. Libro o piedra. Las palabras son como un tren. Y las miradas a la luna. O a la laguna. En sueños. Di un pésame ayer. Hay golpes, tan fuertes. Este es uno de ellos. Y la reflexión en la tristeza, por tener que irnos. Un buen día. Y ahora sí, ese momento ojalá lejano. Algún día no habrá más melancolía, nostalgias o prisas. Solo la risa de agradecimiento por el haber vivido. Y ejercido las células, lo mejor. Conocer del alambique. Y los tacos de ternera. Y el suave dulce de coco. Me siento bien. Una lectura del cubano Koser. José, para los amigos. Cada día tiene su mañana y su tarde. Doce perros en el Jardín jugando con la utopía. Por lo que se pueda ofrecer. Y cada día, su libro también.Y las horas ab...

Los diez justos (2)

Lo esperaban nueve personas. Entre ellos su esposa. Lot entró y les dio la buena nueva. Lo que esperaban. "El Señor no destruirá nuestros pueblos si le entregamos una lista de diez personas justas. Anótense". Ellos levantaron la lista. Y agregaron al número diez. Lot.

Los diez justos

Parábola de los diez justos. ¿Dónde encuentras los otros nueve?

Asimismo

Asimismo. Las horas circunstanciales. El momento específico. Un nombre. Varios nombres. Hicimos corto el tiempo de las palabras. De los sueños. Los anhelos. Continuamos el viaje. A pesar de todo. De los altibajos. El agua fresca era el remanso. El viento en la cara, suave, con café al lado. Asimismo las canciones. La palabra. La guitarra. La biografía en el presente continuo. Hice planes sin nostalgia por la geografía y la sangre. Con la sombra de árbol generoso. Sí. Entonces nos dimos cuenta que el tiempo había pasado. En ese movimiento simple y suave. La vida va. Con una meta referida. No conocida. Asimismo, los abrazos. Algo queda. Algo, apenas. Las palabras con la espada y la pluma. Un nosotros a la espera. La nada. Solo la nostalgia por la vida.

Ni perdón ni olvido

Tlatelolco. Cicatriz con postemilla. Unas palabras hacia el interior. Rojo y bengala. Parir. Partir. El juego de la vida y muerte. Por si acaso. Libros rotos. Ojos reventados. Y los cerdos con  corona de cartón. Y tus labios de flir con el verso y beso. Una guitarra rota. Y la flauta transversal. Aquel es mi maestro. La mujer del fistol ha muerto. Silencio. Sueños rotos. La amenaza comunista. El sol alumbró hoy todo. Lavan las calles de madrugada. La luna cierta. La de octubre.