Una de romanos

Roma te repudia. No habrá perdón. Tampoco olvido. Cada vez que compres algo. Adquieras. O pagues algo. Tú mismo te dirás: lo he robado. Y seguirás tu vida como la imagen de un espejo que asimismo te sigue. Como si nada. Esperando olvido. Griegos y latinos lo decían: toda fortuna en su origen tiene el sello del latrocinio. Hermosa casa. Cuenta abultada en áureos y denarios. Lujosas vacaciones. Quinta en Playa di Ostia. Hurto. Nada escapa a la historia. Lo del César al César lo canjeaste en ti. En ese pónme donde hay. Roma, tu decadencia la asume tu descendencia. Suetonio y Cayo César así lo consignan. Sea.

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