No. No abraces la mirada que se acerca, tibia. Ella a veces recela de inesperado afecto. Déjala. Así se acerca. Y cual saeta te rodea y escudriña. En confianza por la cercanía ella no dice nada. Guarda en sí sus impresiones. Suspira. Y para mejor ocasión suele retirarse. La mirada no es marca registrada. Es asombro. Mirada que se admira por lo noble. La mirada va y viene. Reconoce hojas diferentes. Altos tallos. Y semblantes. La mirada se encuentra ante el espejo. Dice adiós y se retira. Hay historias conocidas . Piedras de memoria.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam