Para qué el inescrutable Dios y el tiempo. La efímera y bella vida. La iracunda poesía. Pará qué la filosofía y la sangre. Para qué el sueño, la afliccion, la mentira. Dialogan los niños entre preguntas y más preguntas. Pará qué el ciprés, el pez y el cerezo. Las lenguas, los pesares. El odio, la paz, los suspiros. Ellos aseveran y mienten. Ellos miran a la luna y dejan su mirada ciega en la luz del sol. Leve resplandor. No los niños, ellos no. Ellos son los del tambor. Los otros son. Pará qué la familia, el arte, la rana. Los por qué sin respuesta certera o medianamente verosímil. Allí vienen los faquires y las magas. Atrás viene el cantante. Dee dónde es. Pará que la filosofía, la poesía, la filantropía.