Azul

Arriba las manos, dijo fiero el azul. Todos lo observaban. Era práctica para una escena de película. El director pidió la repitieran dando énfasis con un "puta madre". ¡Arriba las manos, puta madre! Se notaba el cambio. Los extras eran cientos. Reflejaban en su rostro el terror de la vida cotidiana. Tenían levantadas las manos. La respiración en un hilo. Azul exigió que entregaran las carteras, los celulares, los relojes, los libros. Los actores secundarios pasaron a recoger los objetos. Buena cosecha, dijo ufano el azul, mientras iba caminando con un silbo de canción. Corten, dijo el director. Azul se fue diluyendo entre mar y cielo.

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