Noche mexicana

El olor a pasto recién cortado junto a mi padre; la mirada como abrazo de mi madre; la tortilla tostada al carbón y los elotes; las caminatas por la calle sexta en tiempo de frío y las tunas compartidas; un violín que tocó aquella noche de plenilunio y que me espera; la carta escrita y mandada, la solamente pensada, la que se escribió y luego fue rota; el dulce sabor único de la papaya dulce y oreja de mico; las aguas del Bravo que bañan la frontera norte y el Usumacinta y Grijalva que bañan y refrescan el sur; el disco aquel de 20 canciones amorosas que traen recuerdos gratos y húmedos; los libros donde quedaron escritos los sueños y las aspiraciones de los pobres en lo material; la luna sin dueño que cabalga sobre este cielo que relincha.
Mi noche es de luces y los nombres quedarán para la historia en el tronco de un sauce llorón.

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