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Mostrando entradas de octubre, 2012

Sol y lumbre

Vislumbres abarcan pasado y futuro. Sol y lumbre acaricia o quema, ilumina. Tenga a bien mostrarse sumiso ante la oscuridad. Lucha entre sombra y luz  que devela misterios. Ahora cuando escribo descubro una  voz interior que alguien dicta. No digo nada, y eso es decir. Tomo un libro y lo abro. Escucho voces con origen desde sus páginas. Pluma con tinta dice basta. Un remanso de agua  fluye. Huella húmeda. Al ganso torcerle el cuello, como dijo el clásico. Y no dejar que patos tiren a las escopetas. Demos pasos. Que este cuerpo de plomo se aligere. Tomo a sorbos agua. nada soy entre lo líquido. Y cantemos cuando amanece. Aunque de verdad la oscuridad nunca es enemiga.

Trama del vacío

La trama de la vida, esta la convulsa, compuesta por infinitas líneas cuerdas y de locura, configurando una sonrisa o la palabra cercana, un café por favor con pay. Viene y va la memoria. Como en las ferias infantiles. Un día y otro con los afanes y las prisas. Aquí los caballitos. Allá la casa de los espantos. A un lado la rueda de la fortuna. Y la algarabía se acaba a medianoche como el auto que vuelve a ser calabaza. Cada día es un renacer. Cada día es un instante más de oportunidad. Nada es el tiempo que pasa, sin la conciencia. Y sin conciencia hemos de volver a la caverna, o más antes, a los árboles. La trama de la vida, escrita desde un lugar del universo. Libro vacío.

Circo

No bastan el perfume de la noche o los silencios alternados. Tampoco la memoria que contiene  recuerdos que  ventilamos cada tarde. Hay un café cerca de mi que aromatiza y la soledad que se siente vívida aunque rodeado ande uno de tantos. Escribiré tonadas para rondas de la infancia. Escribiré del sauce y del abeto y su sombra fresca. No sé. Pasa el anuncio de un circo, con bocinas estridentes: Anuncian enanos,  magos,  malabaristas,  domadoras de animales y a la mujer que se volvió araña por desobedecer a su padre y madre. Es la vida que pasa.
Me di cuenta que todo tiene que ver con el ser.  Y en los días pulula la presión hacia las mentiras y la ganancia. Miramos sol y luna. Esperamos señales y nada hay más que el imperio de la nada.

Nube y suelo

Dos pasos en la nube, dos en el suelo. Los mismos en el sueño y en la realidad. Así voy, dando tumbo a veces. Despierto y dormido. Consciente a veces otras no. Nada hay de acuerdos generales. Nada de particulares. Un pasado en tren que se aleja. Un presente sin fórmulas fijas. Un futuro cierto de la muerte. No por eso es menos cierta la hoja verde o la luna. En un libro escribo mis memorias, como libro desierto, vacío. Subo en la plaza y hablo en público. Es ensayo. Vocifero, engolo la voz, sonrío. Levanto mi mano como símbolo de saludo y respeto. Amo mis libros, donde quiera que estén. Y están bien. Nube y suelo, desdén y destino. La vida es como una panadería; y a veces no hay pan.

Mala memoria

No sé qué. Trato de recordar. No sé de abrazos ya, ni de los besos sentidos o tornillo. Olvidé que amar es levedad. Y que si leí libros no recuerdo. Y si recorrí caminos no se cuáles o por qué. Tiempo perdido ese en el que traté de grabar en piedra lo vivido. Encuentro papeles donde otros yo escribieron textos sin sentido, balbuceos de billetes de cambio sin valor. Y trato de darles sentido porque va mi nombre escrito. Tomo café. Me saludan personas sin rostro. Nada sé ya de mi mismo. Mala memoria es aquella que insiste en el olvido.

Conjurar octubre

Conjuro octubre por si las dudas. Como si el mes fuera cualquiera como enero o diciembre. Su luna inmensa lo identifica como mes de la belleza lunar. Escudriño en sus días para ver si encuentro motivos de risa. Y encuentro frío mezcla con olvido. Yo sé, que hay orgullos que debieran ser como amnesia. Cómo vivir si no es con pequeñas amnesias que hagan pasar por sobre los malos momentos vividos. Por ejemplo aquí mi corazón duele. Y el insomnio taladra por las madrugada como pájaro carpintero. Yo me digo que debe amanecer más pronto para que la luz del día -y es octubre- me abrace y me quite el pensamiento mago de lo sublime. Escribo octubre.

Tiempos oscuros

Muertos por la guerra del hambre, por la mentira que se enseñorea con cinismo que ya es pleonasmo. No hay salidas de emergencia. Por todos lados roban la esperanza y los sueños fantásticos infantiles. Te persigue el asesino y entraste por camino o callejón cerrado por obra. Miradas lánguidas por todas partes. Caminos que llevan a ninguna parte. Balas destinadas a borrar memoria. Todo esto pasa en tiempos oscuros, tiempo de canallas. Odio fraticida y fin de lo fraterno tantas veces anunciado. Los periódicos se enseñorean con la mentira y la calumnia. Las escuelas son centros preventivos penitenciarios donde florecen flores de la nada. Muchos de los templos adoran al becerro de oro. Apenas luces se escabullen para dar testimonio de los fines perseguidos. Lanzamos a la guerra por la vida muchachos sin fusiles. Sin embargo no muera el sublime canto de la poesía que nos abraza y guía en estos tiempos oscuros.

Los recuerdos, perros fieles

Habito el ostracismo. Lugar gris con flores secas. con ojos abierto o cerrados me muevo como ciego amoroso, a tientas para ver si me oriento en la vida. Apenas de vez en cuando una rendija donde la luz se cuela esperanzadora. Escucho cuentos antes de dormirme para ver si hay señal de aliento o de olvido. Cuentos y más cuentos apenas percibido el aliento nuevo. Nada importa ahora más que las canciones lejanas que parecían tan cercanas en los afectos. Tomo como señuelo el tren que me lleva a la nostalgia. Y recorro años de imágenes mil y cien mil veces sentidas; como el intercambio de  estampitas en la infancia. Soy yo, y mis recuerdos me acompañan como viejos perros fieles.  

El durazno y la nada

El dulce olor del durazno y la guayaba. El aroma nocturno de las flores. El agua savia, clara, transparente. Todo va en el material de los sueños, ferrocarril de los recuerdos felices de la infancia, que conformó nuestra esencia de lo que somos. Se apilan los libros. Hacemos recuento de poemas y canciones. Transversan lineas y colores por la página de la vida. Un susurro leve es la vida. Es Nada.

Golpe en la vida

Tienta la razón y la emoción. Son búsquedas del alma para encontrarle sentido al universo. Esas razones que expliquen de los por qués de los sin sentidos. Y no es algarabía por filosofar, por escudriñar en las razones del dios que nos espera en todas partes. Un dios de los juegos y los caminos, del viento y la palabra, uno que hace planes para todos incluidos para si mismo. Por eso el gramo de oro cuesta más que un ojo. Por eso el plástico cobija el alma. No sé. No sé. Hay golpes en la vida, diría el poeta.

Razones de cartas (y sin razones)

En cartas olvidadas quedó grabado el canto de los pájaros y el aroma de las flores. Ahora son pétalos secos y hojas ajadas. Una voz taladra como carpintero. Una espina está allí encarnada. Un cuaderno niega a irse a la hoguera. Pero ojo que el oído nada sabe. Las manos huérfanos no saben nada del diluvio. Los ciegos crepitarán en las miradas y caminarán a tientas por el orbe. El orbe será el corral aldeano de los cuervos. Los sueños, alucines simples de nostalgia. Las miradas, lascivas señales del pudor de la muerte.Para ese entonces llegará a nuestro buzón las nunca bienvenidas cartas de comercio. Y será el momento preciso de escribir con mayúsculas olvido.

Oda al silencio

Ni que. Otro día más con luces y sombras. La algarabía con bozal, silente la risa y los silencios altivos. Seguimos dando vuelta a la noria como afán de los días sin afán. Sorbo a sorbo café. Y mientras las palabras señoras niegan a arribar, perezosas, lerdas, miro a ninguna parte. Mas sin embargo, como dicen los clásicos, caer es fácil, por la gravedad, mirar arriba o subir es una dinámica a contracorriente, como peces cantores, como cantantes bajo el agua. Escribo para nadie. Y nadie pide la palabra y dicta su discurso. Gracias a la vida. mañana el silencio será epitafio de tantos. Posteriormente el epitafio será para todos. Vamos juntos me digo a mi mismo. Al fuego las palabras, para que signifiquen al fin algo. Y al agua el silencio, el señor silencio. Dicho lo anterior, doy un paso al frente.

De enanos

Función con días de lluvia. Escenografía llamativa para ocultar lo gris y las lágrimas. Tumulto de penas y cruces. Aquí va la romería. Rostros anhelantes que sueñan  en la zapatilla perdida. Rostros que cuentan cuentos sin finales. Minúsculos hombres sueñan en historias de gigantes. Gigantes potenciales inclinan la cerviz y analizan las piedras. Entran y cruzan en el escenario. Cantan plegarias en un idioma que nadie entiende. Escriben y declaman. Alucinaciones como recuerdos de nostalgia.

La rosa es su aroma

La rosa existe sólo si la miran¿? O existe sin conciencia alguna que le eche una mirada¿? No es asuntó baladí. Las mismas preguntas se aplican al libro, al agua, al hombre. Yo por ejemplo escribo. Bien o mal, no es tema. Escribo y punto. Escribo y me leo. El hecho de escribir me da una sensación de existencia. Parpadeos, sueños, juegos pirotécnicos. Otro tema es si me leen. ¿Dejaría de escribir por el hecho de constatar que nadie se asoma a lo que escribo? No. Escribo como respiro. Escribo como guiño a la vida. Ayer no estaba aquí. Hoy por aquí ando espantando el vacío. Escribo que sueño. Y sobre el mañana, en el afan de descifrar el futuro, no tengo ni idea. Un amigo hace 35 años dijo: soy eterno. Y allí anda aún  caminando en los textos con muletas y el cabello ralo. La rosa es su perfume, dice  el ciego.

El vacío

El cantante calla. Enciclopedia de melodías populares, guarda silencio cuando le pido una canción de temporada. Esta especie de oscuridad en la luz. Este momento de incertidumbre donde la cierto es la muerte. Donde la vida se escabulle entre romería de cadáveres. Lo argumenta con palabras aisladas. Dice playa sola. Guitarra rota. Discos y libros en el rincón. Parecía una letanía de palabritas frías, tristes. Entonces recuerda Nube gris, Yo soy el cantante. Y sombrío se anima con voz lejana, con eco. Cuando termina le aplaudo. La función tiene que seguir. No rehuyo las piedras. Más bien tomó una y me la lanzo a mi mismo. Es la descripción del día, el vacío.
Hay días así, como este de lluvia. Lentos y grises. Parduzcos. Sin mas pretensiones que lavar el rostro de esta ciudad amurallada por la indiferencia. esta tarde veo llover y me parece imbécil el hecho de estar escribiendo sin plan y sin ruta. Se antoja el café caliente y el pan de la infancia. Y las canciones en francés  como arroyo de notas musicales húmedas. No sé. A veces el silencio se esmera por abrazarnos. Y de pronto ante nosotros  la carta lanzada al mar por alguien más allá del inició de los tiempos. No hay pistas ni señales en estas palabras. es una manera de hacer calistenia gráfica. Me asomo a la ventana. Ningún motivo para la sonrisa. Ninguno para la esperanza.

Veamos

A la luz enceguecedora resisto hasta el dolor de muelas. Hasta qué me vence y cierro los ojos. Queda reverberante la luminosidad grabada en la retina. Camino en arco menguante. Y ante mi el punto de llegada se aleja.  No hay más. Burbujas de jabón revientan luminiscentes. Respiro profundo, una y dos veces. Pregunto a la nube y a la luna. Hablantinas de siempre guardan silenció. Hay más mientras tengamos tiempo en que las venas destaquen sueños prehistóricos. Vamos a ver. Explicaba bien el ciego. Hagamos prueba de vida sentenciamos. La muerte se sentó en la mesa como invitada especial. Que coma y beba la muy mula. Y rayemos nuestro nombre de su lista. Mientras haya vida hay tiempo. Acodado en el rincón paz en la guerra y salud, pido. Bienaventurado el hechizo del amor.

Cuando no digo una cosa

Digo otra. La vida no es un juego de casino o de mesa. Tampoco el patíbulo donde nos enjuician por nuestros errores. Es un cuaderno de apuntes donde ensallamos la marcha de los días. Y los sonidos son barullos de cenicienta. Sostengo al mundo en mi mismo. Piojo minúsculo en la inmensidad del universo y la veleidad del tiempo. Atesoro sueños y palabras, manera de perder el tiempo. Es más útil arar la tiera, sembrar la semilla y contra todo celebrar el fruto. Y no andarse por las ramas, en los cafés, perfiles de ocasión,  evitando el texto. Y hablé con ella todo sobré mi madre en volver. Que caso. Que necesidad. Este perro norteño no es andaluz. Y escuche desde el fondo una canción de José Alfredo cantada por la Vargas. Es que digo una cosa en vez de la otra. Al revés se verla. Oh. Luna.