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Mostrando entradas de mayo, 2014

Pájaros de barlovento

Hijos del viento, poesía los pájaros. Pájaros del juego, placer del camino y fruto. Pájaros del silencio, cuentos, canto Pájaros del día, sombras en la noche y luz Pájaros, tambaleantes, de esperanza o muerte Pájaros ciegos que anidan dicha y chocan con paredes como indiferencia Esperan el abrazo y el anhelado beso del viento, del tiempo Pájaros de barlovento mis cantos...

Nuestro plano

De nuevo dibujar el plano de nuestro universo. Ese laberinto donde adrede no encontramos la salida. Y no pensar en recetas o formularios. Dibujar un plano en el que el camino sea lo mismo ir que venir.

Ausencias

Hay ausencias que están mucho más que presentes. La tuya es de esas. Salud, y mucho ojo.

Tomar el aire

Tomar té caliente o café, aún con calor, pretexto para frotar el aire con la yema de los dedos. Tañen las campanas. ¿Esa luna de día es la misma luna?

Ejercicios con Hafiz

De las Gacelas de Hafiz (poeta persa) 1.- Tu mirada es a la vez veneno y medicina, Amada. Mírame al fin, por Dios. 2.- Se fue, deja el llanto. Con el tiempo, que todo cura, vendrá una lluvia de rosas. Lo sé de cierto. 3.- Después de todo el dolor y el llanto, la tristeza y la alegría, solo queda el poema, tu canto, Hafiz. 4.- El nombre es lo de menos, famoso Hafiz. Aún con la perra fama la taberna es la taberna. Lo importante es el hombre y que el poema quede.

Tomo té

Tomo té. De manzanilla o de las veinte mil flores. Para el caso es lo mismo. El sabor a nostalgia por la amapola lindísima, o la rosa con espinas, me indica de qué era el sobre. Tomo té y me invento el mí, el yo, a ver si seré mañana mejor. Amo el té, como segunda persona del singular por si te encuentro en mis sueños. Es medianoche y tomo té.

Balance

Una palabra pesa menos que un gramo de cobre. La sonrisa menos que el estruendo de la noche. El silencio pesa más que un tractor con remolque. La vida es en el universo mucho menos que una punta de alfiler. Los pesares y preocupaciones son piedras en la espalda. ¿Y los besos en la memoria? ¿Y los abrazos para no soltarse? ¿Y la mano en el punto central del universo? Hacer balance. La luz no pesa menos o más que las sombras, se complementan como un cóncavo y convexo. Y es breve el tiempo de los hombres.   (corregir)

Cascabel al gato

El cascabel ponerle al gato de siete vidas y dos alas amarradas, por si acaso escapar quiere de una de ellas. Por eso dice el ratón: es fácil, poner un cascabel y así cuando se acerque sonará y patas para qué te quiero. Y seguía la asamblea en la que cada quien presentaba la mejor queja y solución al eterno problema del gato y del ratón. El gato ronroneaba, haciéndose el dormido y escuchando cual más de argumentos proclives a terminar con esa vida suya muy de Ankara, con la mejor comida y de gatas cuando quiera. Al fin en sueños quedó y los ratones se asustaron y quedaron mudos ante el gato dormido. Moraleja. nadie tiene la culpa de su origen y destino, sin más.

Tengo en mí

Tengo en mi interior una canción en el nosotros de palabras. Tengo el recuerdo del tiramisú de aquella tarde con café. La mitad de un boleto en tren para el retorno. Estas manos de fieltro. El recuerdo de esa tu mirada que deslumbra. Tengo mi futuro en este presente. Y tengo en mí la carta no escrita  en soliloquio feliz por la distante, la que siempre nombro.

Dibujo

Trazo líneas sobre el papel. Dibujo un pequeño círculo dentro de una tómbola, agujero por donde me asomo a la luz desde la oscuridad. El viernes es ya pasado desde el inicio. Brizna de polvo y tiempo. Así, decir viernes es lo mismo que decir domingo o lunes. Ya se sabe.

Inteligencia en llamas

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Para lectura en UPGM Llévale mi texto, dile que no tengo más. No es poca cosa. Soy yo. Dáselo. Ya habrá oportunidad que lo rescate, para escribir otros. Ya sabes cómo es esto. Mientras, llévale mi texto. Ella, que es lectora, sabrá valorarlo. Lo sé. Ah, y no olvides el ramo de flores. Llévale mi texto y flores. Pulsa Esc para cancelar. Antonio Solis Hace 23 horas Inteligencia en llamas Antonio Solís Calvillo* Supe de Octavio Paz (Mixcoac, Ciudad de México 1914- Coyoacán ibid 1998) en la adolescencia cuando un compañero de la escuela Normal, a finales de los años 70s, me habló con encendido entusiasmo sobre El laberinto de la soledad (1950), uno de los libros distintivos de Paz. Andábamos como adolescentes inmersos en sueños de filosofía, lecturas sobre re voluciones, conociendo el realismo mágico, leyendo la revista Proceso y los “para principiantes” de Rius. Y precisamente por ello, el qu

Inteligencia en llamas

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Llévale mi texto, dile que no tengo más. No es poca cosa. Soy yo. Dáselo. Ya habrá oportunidad que lo rescate, para escribir otros. Ya sabes cómo es esto. Mientras, llévale mi texto. Ella, que es lectora, sabrá valorarlo. Lo sé. Ah, y no olvides el ramo de flores. Llévale mi texto y flores. Me gusta  ·   ·  Promocionar  ·  Compartir A  Javier Galvan Esqueda ,  Nezih Einar  y  Obdulia Garcia Vez  les gusta esto. Antonio Solis Hace 22 horas Inteligencia en llamas Antonio Solís Calvillo* Supe de Octavio Paz (Mixcoac, Ciudad de México 1914- Coyoacán ibid 1998) en la adolescencia cuando un compañero de la escuela Normal, a finales de los años 70s, me habló con encendido entusiasmo sobre El laberinto de la soledad (1950), uno de los libros distintivos de Paz. Andábamos como adolescentes inmersos en sueños de filosofía, lecturas sobre re voluciones, conociendo el realismo mágico, leyendo la

Soñar

Seguir soñando, despierto o dormido. Como hoy. Ayer, mañana. Bienvenido martes.

Polifonía

Todos los sonidos del mundo en un arco para unir, como arcoiris. Hacia lo que llamamos sonrisa, la nuestra, unamos nuestras voces en palabras. Sueño y despierto en ejercicio de la noche muchas veces repetido. Ejercicio de respiración profunda. Y estás, estamos. Qué más. La lejanía no significa nada o simplemente lo es todo en el destino. Escribir la historia sin atajos. Aforismos de la alegría mezclados con silogismos de amargura. Dicho entonces a saborear los pasos. Música de fondo de esos discos de vinilo, con canciones seleccionadas. Al uno, dos tres. Sueño el infinito. De tu mano. (Corregir)

Poligrafía

En lo redondo u oblicuo de las letras algún dato se cuela. En la inclinación, la separación o lo juntito. Como que se abrazan las letras, las palabras. Roce apenas. Las letras a veces abrazadas en vertical dictan mandos en la espera. Carga emocional de la caverna en búsqueda de luz. Tu luz. Tu flor. El pensamiento busca sentido y motivos, rutas de vida. Va la carta lista en su encomienda. Inicio y fin. A botella al mar. Amar. Amor. (Corregir)

Texto y flores

Llévale mi texto, dile que no tengo más. No es poca cosa. Soy yo. Dáselo. Ya habrá oportunidad que lo rescate, para escribir otros. Ya sabes cómo es esto. Mientras, llévale mi texto. Ella, que es lectora, sabrá valorarlo. Lo sé. Ah, y no olvides el ramo de flores. Llévale mi texto y las flores.

Sísifo

De cima a sima Sísifo en prolongado vacío como la vida. Es la prisa nuestra por circular y el tren descompuesto se detiene en lo inhóspito del valle. Se asoma un rayo de luz por la rendija, también un relámpago. La lluvia, un trueno. Un lobo insistente aúlla a la iluminada luna. La fotografía se devela brutal: son tres las historias contenidas, tres geografías, y los rostros en llanto y espera alcanzan a escuchar el murmullo donde creen entender línea rota. Congoja. Las palabras nada dicen. Y el silencio retumba hasta el centro de la  tierra.

Pretérito sin gerundio

A diferencia del gato que tiene siete vidas, dicen. Nosotros sólo una y además efímera. Nuestro cuerpo vestido de tiempo transparente finalmente nos transforma en un pretérito sin gerundio. Buenos días, mientras tanto. El amor, el amor, permanece incólume, impretérrito.

Dicen

Se pierde en rotundo todo, mas dibuja amaneceres y puestas de sol en la computadora. No lunas. Tampoco sonrisas. Dicen que te ama, solamente. Dicen.

La vi

Apenas un muchacho, y ladrón, hijo de carpintero, o jardinero, algo así. La vio, bella, esplendente. Días después o semanas le arrebató bolsa con celular. Y ella lo reconoció dos días después o diez años, no se sabe bien. Con esa seguridad propia que exactamente era el delincuente, lo señaló tres veces a tres jóvenes que le acompañaban, porque precisamente no era bolsa y celular, sino su vida misma, dicen que dijo. Estos, adolescentes, detuvieron al ladrón, le echaron ácido en los ojos. "Para que no lo vuelvas a hacer", le dijeron. Se armó la tremolina. Él entendió, "no la vuelvas a ver". Lo llevaron con ayes que reflejaban el intenso dolor. "Pero la ví", dicen, ciego,  alcanzó a gritar: "¡la vi!, ¡la vi!". 

Soñar

Soñé que sueño, y a mis sueños voy.

Soy

Soy el mirar del espejo sobre mi rostro.

Cebollas en el reino del infortunio

Cebollas en el reino del infortunio cuando yo muera. Vendrán las moscas a su fiesta de carne terminal. Y cantará la calandria del disco aquel abandonado en las ventas de antiguo. Una flor, la tuya personal, me quedará muy lejos entre las rosas, gardenias, tulipanes. Y quiebra en dos el último disco, el de Serrano,  y di que lo metan revuelto con la tierra -donde yo quede- como símbolo nebuloso de algo.

Surca

Surca lento el hombre la noche en sus cavilaciones. En sueños de ojos abiertos o cerrados, un tecolote, búho o fantasma, mortal de apenas guerra sosegada, le susurra: vidaaa, túneeel, luuuz. Y él despierta entre archipiélagos de novedades. Ritual del buenos días, mientras sucede la  ausencia.

Ayer 10

Ayer diez, sabes, no olvido, ni nunca. y cómo, si eres tú quien mueve mi ritmo diario, mi exacta nave, brújula, todo, rosa de los vientos, mapa. Miro a través de ti porque siempre me es necesaria la exacta bendición de tu sonrisa, Leonor. Dondequiera que estés. Ya es 11 y sabes que estas instalada en mi sueño de pasado y futuro. Por siempre.

Qué sería

Qué sería el mar en el silencio sin el rumor de las olas Qué sería de nosotros sin los gritos de la memoria

Tonto

Están listos los abrazos y besos a la espera de desbordarse, cuando las definiciones. Mas esa ausencia, fuerza de amor, a la espera, raspa. Ya ves, a donde estés, paloma querida. Vaya la paloma mensajera, que dirá. También canción

No dormir

No dormir es velar el sueño, el nuestro. Llueve. Reverbera el poema de la vida en cada dicha prodigada. Truenos y te abrazo. Así es por ahora, distancia. Bienaventurado el destino, con camino para nuestras manos.

Pronto

Ni papel o pluma somos. O lo somos, gracias Compay. Polvo con brillo aún, somos. Y nuestra clara sonrisa, referencia a lo prioritario. Pronto recibirás -apurad- de mí, una noticia. No importa ser o no. He aquí lo importante. Es si será, solamente. Y cuidad tu sal y mirada. Tu sal y sonrisa. Sabes ya lo que significa.  Tú eres el papel y yo la pluma  pronto recibirás de mi mano una carta de amor.

Contradicciones

Nada más soy. Parte lo sabes Pequeño y grande Contradicciones. Nada más eres. Parte lo sé. Luz y sombras. Contradicciones Nada más somos polvo de luz pozo de sombras Contradicciones.

Respuesta a Carta a mí mismo

Antonio. Respondo a tu carta. Me encanta la idea de poder utilizar esta forma para comunicarnos. Acepto por que sé de tu necesidad de comunicarte, con más razón porque no tienes quién te escriba como el Coronel. Cierto que somos el mismo. Parece como un juego, pero hemos transitado todo el trayecto juntos que nos conocemos bien. Somos entonces las dos caras de la misma moneda, inseparables. Pero yo soy el bueno, el positivo, el que busca un crecimiento interior. Y tú el que malgastas tu tiempo en asuntos baladíes. Además está bien que sean textos cortos, porque sé que vas a publicarlos  y le hacemos bien a algún despistado lector que se asome a esta página. No es cierto que uno detiene y que el otro empuja. Nos acoplamos en eso porque finalmente los golpes han enseñado que mediar es mejor que confrontar. Y además te ha sido cómodo argumentar sobre la "hoja al viento". Y con ese escudo como que te defiendes, te acomodas, pero lastimas.  Duelen las verdades. Fíjate que propone

Mi tesoro

 Parto de lo que tengo y soy. Y lo valoro. Luego enfrento los demonios de la territoriedad norte y sur, algo de genética, cultura.. El pasado y presente se confabulan con esos fantasmas que nunca fueron. Y cuando ese azar y circunstancia, esos versos y miradas, fueron definiendo, al través de esas transparencias de los años, todo borrador para escribir, es cuando aparece, señores y señoras, en la memoria, una canción en ese disco de vinilo. Mi tesoro, de los Relámpagos. " Nada me importa, de lo que digan, si yo te quiero y yo te adoro, por eso grito a todo mundo, que tú eres mi tesoro." 

La receta

No hay receta, es lo cierto. Pero se va diseñando la ruta. Sin suspicacias. Sin dolo. Hay lo que hay. Y en esa ruta la posibilidad es las dos manos juntas. Ojalá se entienda y comprenda. Las dos manos juntas, sin escribir nombres. O escribiendo nombres que ya vienen siendo para ser, sin que hasta hoy lo sean. Leer es una de las claves. La otra es comprender y abrazar. Sin dudas.

Calandria

Te levantas a las seis. Y abres la ventana. Entra el aire fresco y suave y lo sientes como mensaje de Dios. Y no dices nada. Canta una calandria su eterno tu ru- turú. Es la señal que esperabas. Y la repites en recuerdo grato de la infancia.

La alegría

La alegría es un pozo, es un abismo, y también es una flor en la cima de montaña. Es el estado natural de las cosas. Por lo mismo siento odiarla, porque cuando nos encontramos y necesito me diga algo, no me dice nada. Entonces la dejo y me sigue. Y cuando la sigo se aleja. La ofendo y se ríe. Cuando escribo sobre la tristeza, es la alegría quien me mueve. Me pone a pecho las palabras. Las acomoda. Las disfraza y textos ya hechos, me los dicta para publicarlos. La alegría es un estado pegado a mí. Y sin embargo aunque la amo, es un desastre, dice amarme mientras me mata.

La tristeza

Una flor es la tristeza. Su pan es el rocío de las madrugadas. La acarician mis labios al pronunciar palabras. Mis manos, al escribir palabras. Mis dientes, al masticar palabras. Esta tristeza mía tiene una belleza semejante al silencio, al abismo a la nada. Poco a poco, a base de nostalgia, me mata. A pesar de eso, o quizá por lo mismo, la amo y la tristeza me ama.

Flor de metal

Una flor de metal como lirio o crisantemo. Verde en diversos tonos y humedad. Aquí me detengo y sueño. ¡Cómo no recordar! Tantas veces tibios ambos bajo este cielo infinito. Una flor sigue siéndolo a pesar de esa frialdad del ser metal. Entonces la memoria canta. Y no le basta cerco, frontera ni realidad. Tangible tú, aún en la ausencia.

Carta a mí mismo

Raro encontrarme aquí, Antonio, escribiéndote carta. Y raro porque soy yo mismo, Antonio, quien te escribe. Así que no puedo engañarme ni engañarte. Somos ambos, distintos con el mismo destino. El primer planteamiento es cómo hacerlo. Cómo separar al que escribe con el que lee. Qué tono darle y no confundirme. Porque uno es el que alienta y el otro frena. Uno es el que te dice ve, y el otro detente. Uno el que te motiva a lo sublime, el otro a cometer cada pifia o el ridículo mismo. El complaciente le escribe al crítico o al revés. El que que flagela al que recibe el golpe. El que crucifica en la mediocridad. O el que ve todo desde las palabras. El que se entretiene en cualquier lado, o el que proclama apurad. El que guarda silencio y el que quiere hablar Y claro que en este sentido, a veces nos echamos la culpa -porque nadie quiere asumirla- de cuando algo sale mal. Aquí es que yo mismo le escribe al yo mismo. Y por eso es la dificultad a resolver. Somos apenas palabras que exterio

Me piden

Me piden deje de escribir, borrar, corregir soñar. Me piden deje de caminar, mirar, sentir. Me piden guarde silencio. Guarde guitarra. No cantar, correr, saltar. Dialogar. Reír. No viajar. Saludar. Abrazar. Dibujar. No Tomar café, comprar libros. No  llorar. No lea poesía.  No murmure, no maldiga, grite, ni mire a la luna; ni estrellas. No tome fotografías. Me piden  no escuche, no recuerde. Me piden olvide, Y ni nunca. Primero quiten mi piel en carne viva, se detenga el corazón.

Consideraciones

Considerar el frío, la lluvia, el disco. Va bien la canción por esas veces escuchar cuando el desierto como pozo. Aquí estamos, aquí vamos. Caminar por veredas con hojas. Reflejos. Considerar origen como destino, ese trayecto sublime en la escasez. Así se templó el espíritu. Considerar no tener miedo por llorar. ¿Recuerdas lo de sauce llorón? Ese fue el bendito engaño creativo de Juan. ¿Y ese árbol como se llama? pregunté. Me impresionaba su altura. La de papá y la del árbol centenario. Era abril o mayo. Y él esbozó una sonrisa. "Es un sauce llorón", contestó. Y así. Sería el rocío. Algo de otra humedad. El sauce empezó a llorar.

Nunca es tarde

Nunca es tarde para el día, la noche. Nunca para las cuatro estaciones: frío, flor, calor y hojas que caen. Ni para el llanto, pasto, rocío. Ni para elaborar el pan.  Nunca es tarde para la vida, nunca para la muerte. Ni para alegrarse o llorar. Para una taza de té o café. Para un buen libro, un buen pan. O para bailar el anhelado vals.

Suposiciones

No supongas la noche luego del crepúsculo. O el amanecer luego de la oscuridad. Tal vez vengan y tú no estés. No supongas el canto de los pájaros. Hay daños sentidos en la garganta de arena. No supongas que el ciego quiera ver. Tal vez tenga mejor claridad sin su mirada. Suponer hace tejer historias fantásticas, verdaderas pesadillas sin literatura. Ni de guion sirven cuando el objetivo del lucro es provocar pesar, dolor, llanto. Es de madrugada. Mi certeza es la luz, por sobre todas las cosas. Y en ella estás. Es tan solo un dato a considerar.

Café encontrado en papel

Café, por supuesto, el último. Escrito café en el texto. Encontrado, suspendido, soñado. Con el último café se dice punto final a las miradas entre esos dos. A la mano furtiva. En el que se dicta testamento de algo que fue. Y sin embargo aparte de ser ruego, para llegar al último, también es a la vez esperanza. ¿De qué? En la rocola se escucharán canciones de la Natalie Cole en la mañana azul, como un sonoro y esperanzador quizás. Por eso café como último es saudade en el que se detiene el tiempo. Y se recorre la última escena. Ya ves, y yo sigo aquí, pensando en el tal vez.

Papel encontrado en mesa de café

Un papel encontré en una mesa de café. Decía: "seré tu amante vandido". Y había espacio suficiente para escribir, y probé: seré tu guardián sin molestarte. Te cargaré las maletas sin ser tu maletero. Tu perro fiel no, porque no necesitas un animal. Seré tu crítico feroz -al igual que tú- en acuerdo para mejorar. Tu mordaz entretenedor. Aprenderé a ser actor, para interpretar papel de rey, león o ladrón. Y escribiré la novela mejor, sobre ese azar geográfico y de tiempo, que se refleja en mí y en ti. Seré, claro, también tu dolor del corazón. Para tu herida un poco de limón. Y diré palabras dulces cuando lo amargo .  ¿Un juguito de toronja? Y con nuestra música dentro, te diré de pronto al caminar por sobre la hojarasca cuando el otoño: ¿Bailamos? Eres un bandido, dirás. luego: "encantada". Y a bailar el vals de nuestra vida.

Culpable el amor

I.- El amor es bicho raro, que llega y se marcha. Y esas películas de finales felices han de ser vil estafa, o esa amorosa carta a D, del André, una ficción rediviva. Yo por lo pronto me apunto contigo a la espera de que un día se realice el pacto por ahora perdido, el convenio anhelado. El amor, regalo de dioses, para la eternidad en la esperanza. Camino. Escucho. Escribo. 2.- El culpable del llanto y los lamentos es el amor, ese bribón que se encaja en los costados. Ese bribón soterrado que nos eleva, desciende y sarandea. Se dice, cuando el amor, es poder mayor el de la sonrisa que el de las palabras . De vibrar al encuentro, con abrazo como discursos de piel. Y hace que el del amor no tema el ridículo de mandar flores de manera inesperada.

Respirar vidrio

Los días tristes no son los de nubarrones con viento, ni los de lluvia. No son los de los destinos cruzados por la mala suerte, dicen, donde el gato negro se atraviesa. O cuando el autobús se va sin uno. Se pierde la maleta. Ni cuando no encontramos el papel para la carta. O no encienden los leños y decir humo es llanto. Los días tristes son cuando se rompe esa línea que une, desaparece el camino que nos lleva a nosotros. Los días tristes son cuando las ausencias y más las indiferencias se imponen. Y son días asesinos sólo si hay dolo. Transitar esos días tristes es destino con daga en el pecho, respirar polvo de vidrio. Y los ojos no tienen donde detenerse, dónde descansar la mirada. Línea suspendida; la llamada se irá al buzón del olvido.

Botella al mar

En momentos así prefiero el silencio. Es otro tipo de música. Lluvia. Tallo vegetal para forjar esperanza. El futuro no existe, está aquí. Cuando viene una palabra, pasa. Y otra a la espera. Esta imagen de botella al mar es sugerente. Como decir la canción más bonita del mundo, para nadie, para el azar. ¿Recuerdas el azar? ¿Aquella carta? ¿La llamada como de Dios? En momentos así, prefiero el silencio a la música si no llegan tus palabras.

Oh, melancolía

A pesar del canto rítmico de la lluvia. A pesar del fresco de la madrugada. De una voz melodiosa y ausente. A pesar que le dijo la rutina "despierta". A pesar del libro.  De lo hoja en blanco y las palabras. Este, apacible, ya no despertó. Los pesares a pesar. Oh, melancolía.