Nunca es tarde

Nunca es tarde para el día, la noche. Nunca para las cuatro estaciones: frío, flor, calor y hojas que caen. Ni para el llanto, pasto, rocío. Ni para elaborar el pan.  Nunca es tarde para la vida, nunca para la muerte. Ni para alegrarse o llorar. Para una taza de té o café. Para un buen libro, un buen pan. O para bailar el anhelado vals.

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