Excepto si perdiste

Excepto si perdiste la oportunidad y la recuerdas. Y te enlazas con esos momentos en la nostalgia. Y dijiste que no. O huiste a la mirada. Al número escrito en un papel. O la llamada a la que no contestaste. Si perdiste el momento oro. El gramo de felicidad necesario para el bien vivir. Si estabas ante la dicha y la dejaste ir. Por miedo a lo desconocido. Por temor al que dirán. Si no encendiste la radio cuando te estaban dedicando la canción. Si no iniciaste el fuego. Si lo tomaste a juego. Iniciaba verano como hoy. De estudiantes. O años después en el baile de salón. El vals de la vida. Y tocaban aquellos ojos verdes. Que no era vals. Era el recuerdo de un vals. Sin nombres propios. Solo el dejarse llevar en el medio. No había nadie, estando llenos. Y no hablaste. No dijiste. Y excepto si perdiste la apuesta que debiste ganar. La vida nunca fue un crucigrama. Eran las palabras que conforman un sueño. El sueño de la vida. Y perdiste la oportunidad.

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