Si te vas

Si te vas. Si te quedas. Y todo es discurso sideral con miel. Sonrisa no franca. Apuntes para un día después del fin del mundo. Y los libros. Y los apuntes. Los textos vienen siendo una válvula de escape en el día. Por cierto el día sigue siendo bello. La sonriente muerte en el rictus del cadáver. En la vida radica la muerte. Pero ha de ser el cadáver exquisito. Ese texto a seis u ocho manos. Donde cada loco con su tema en verso de continuación. Tema ejemplo: el parque. Pasa la señora del perrito. Con su libro de Chéjov. Para descansar en cualquier banca. O los saltimbanquis pasan luego de ese permanente fluir del movimiento. Si te vas. Si te quedas. Ronda infantil de aquellos años. En las apuestas de caballos Bukouski se jala los cabellos por otra vez la derrota. Su boleto nada tiene de reintegro. Mas la risa a su vuelta. Su cueva. Y la máquina de escribir vieja -Remington- registra esa voluptuosidad del pensamiento. Todo roca. Todo humedad. No lo sé de cierto. Que si llamas por quedarte o por irte. Mas son los sueños que en eso quedan.

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