Mi árbol y yo

Soy de árboles. Del semidesierto. Había en el patio de mi casa. Dos gigantescos. Y de sombra entreverado. Un mezquite al fondo. Y sigue de pie aún. Y un alto pino veneciano. Este era el orgullo de mi padre. Bajo su sombra, hoy desaparecido, ventila os anhelo de futuro, sueños y decepciones. Bajo ese árbol bese por primera Ve. Pero hubo que tumbar lo. Si. Mi árbol y yo tiene ese detalle. Que ninguna canción narra.  Creció conmigo. Para navidad mi padre enreda a hileras de fo os multicolores. Y era el orgullo del barrio. Más hubo que tumbar lo. Casa pobre de madera. Y la fortuna puso en mi mano un ahorro. Para. Onstruirle a mis padres su soñada casa de material. Que resistiera vendabales. Y hable con mi padre. De sacrificar ese generoso árbol por el espacio necesario de liberar para construir. Mi padre de puso serio. Y dijo que de ninguna manera. Hazle como quieras. Pero ese árbol no lo tiras. Yo me quedé callado. Para buscar solución. Pero no la hubo. Pasaron así quince días. Y una mañana tomé la decisión. Con amigos cercanos quite el árbol. Y empezamos hacer zanja para cimientos. Por la tarde mi padre  Iró aquello. Bajó la mirada y se metió a dor. Ir. Así quedó sin hablarme por casi tres mese. Y en ese tiempo levantamos la casa. Una modesta construcción de sala, cocina y dos recamaras. Más baño. Mi padre poco a poco empezó a hablarme. Y al ocupar la casa, se sentía contento. Luego a sus amigos vecinos contaba. De la casa con orgullo. Así que mi árbol y yo, canción de Alberto Cortez tiene varios significados. Y en la csas sigue el mesquite. Grande. Viejo y generoso. Ocupando el lugar de la canción. Para la nostalgia viva. Muchos años han pasado y por fin he regresado.

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