Morir de amor

Nadie muere de amor. De ti, de mi. Pero no de amor. Laberintos del pensamiento. Un mal o buen día, languidece, muere el amor. Nunca de manera brusca. Y siempre con sus razones de exilio. Nadie repara. Un buen día al amanecer, el barco encalla. Vaya. Y queda atrapado entre la arena.

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