Descubiertos
En cualquier momento entramos gozosos en el universo secreto de la imaginación en donde están atesorados nuestros nombres, nuestros recuerdos. A donde nadie más entra y por el cual esbozamos una sonrisa o lágrima de nostalgia. Madison, por ejemplo. Y nos quedamos fija la mirada en ninguna parte. Y nos preguntan solícitos y atentos, casi amorosos, inquietos. ¿En qué piensas? Y bajamos de la nube y respondemos como avergonzados por tener la sensación de sentirnos descubiertos: ¡En nada. En nada!
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