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Mostrando entradas de febrero, 2017

Supongamos

Supongamos. Que un día nos vamos para siempre. Que volveremos solo en recuerdos o sueños. Y dejamos por siempre estos espacios de dicha y dolor. Donde habitamos gozosos por años. En los que cantamos y escribimos. Y donde arriesgamos la suerte en una moneda al aire o a los dados. Supongamos que así será. de pronto el corazón cabalga brioso. A punto de romper lo interno. Y abrupto se detiene. Y el hueco del olvido se va haciendo más grande. Y los recuerdos andan vagos, como entre brumas. Supongamos que ya los perros cumplieron su ciclo de vida y esperan para ayudarnos al cruce del río Jordán. Y las hortalizas quedan para otros. Los árboles disfrutados en sus frutos. Y las bocas anheladas, de miel, con sonido ambiental en las miradas. Lo mismo. No podremos más tenerlas para los fruticosos besos. Supongamos que morimos y quedan las incógnitas de siempre. Sobre orígenes y destinos. La vida fue una aventura que no pertenece a nadie en propiedad. Y nos integramos a un nuevo proyecto del unive

Circular

Que todos sepan y acusen recibo. No apurad la vida. Vivirla. Miel por sobre todas las cosas. La abeja es declarada la más importante. La poesía no poseerla. Dejad que habite por donde le plazca. Educarse a sí mismo. Que imiten las nuevas generaciones.

Los amigos

Los amigos son esperanza. De que todo va bien. Va ir bien. Aún en las circunstancias donde algo anda mal. O todo mal. Y parece mejorar, ya tan solo al pensar en la amistad. Desde aquellos años. Del barrio y escuela. Y la afinidad natural. Por la edad. Por las casas cercanas. Por las amistades de nuestros mayores. Y meternos al juego de la vida. El jugo de la vida. Y caminar ruidosos, por calles y callejones. Brote la palabra cierta. El entusiasmo por el porvenir. Tejer futuro sin ancla. Algunas palabras en inglés. Y los libros en circulación de una casa a otra. De un pensamiento a otro. La música en el corazón. La música por dentro. No muchos de grupo, entre amigas y amigos. Que ríen como si no hubiera otra cosa que hacer. Y juegan al ajedrez de la vida donde no hacen trampa. Y echan al vuelo la imaginación entre pasado y presente. Los amigos tragan el mar de un sorbo. Verídico. Y posan en fotografías para la posteridad en ruta al sepia del origen. Jugamos al porvenir. A escribir histo

Fulgor

Un café de mañanita. Un libro en mente por leer. Los saludos del buenos días. El cómo está usted, señor. Miro a los niños rumbo a la escuela. Alegres cantando un son. Y miro a gente en ruta a su trabajo. Algunos serios y de prisa. Otras con rostro socarrón. El sol en inicio del día, empieza a calar. Augura el pronóstico del tiempo un calorón. Buen martes para escalar las horas. Un buen recuerdo. Un buen amarre. Y la sonrisa imagino. Para un buen ser y estar. El café con aroma de palabras. Y el fulgor la otra noche vi. En el conjunto de miradas, guiños, sonrisas.

Así se van los días

Conciencia plena, que así se van los días. Como este lunes. Como ayer domingo. Sin remedio. Las noches se van también. Lentas. Rápidas. Con luces y sombras. O lluvia. Nos van dejando en la orilla del mar. O en la playa. Hartos de todo. Vencidos. Con los nervios de punta. Y con la palabra contenida en la garganta.

Se ha esfumado la tarde

Se ha esfumado la tarde de este lunes. Victoria del tiempo. La noche se va acercando tranquila, envolvente. La música sigue. Escalona en el tocadiscos. Música del valle. De los nacidos en el valle. El acordeón hace su fraseo sugerente y sensual. El caso es que la tarde se esfuma. Se va. La noche nos recibe con carne de ganso asada. Y el baile de los pobladores de Riohacha. El semblante sudoroso. La tela pegada al cuerpo. Dibuja las lineas en curvas pronunciadas. El polvo se levanta. Los niños aprende a bailar. La tarde se va. Bienvenida la noche. De los delirios. De las palabras leves y suaves. Invitaciones a continuar la alegría. El baile de la vida sigue. Ella es mi consentida; se canta. Y de fiesta el acordeón. Fin. La tarde se fue.

Pasa la tarde

Música, música. De vallenato. Imaginar esas fiestas de los pueblos de Colombia. Y estar en ellos en ese trance del olvido de penas. Y de la alegría anclada al momento. Al tiempo presente. Ser testigo de que no se requiere mucho para el desparpajo y las carcajadas. Por allí llega el fantasma real, de carne y hueso, de la Matilde. Abrazo en la curva de la cintura. Reverbera su alegría con las notas sensuales del acordeón. Hasta la vista llegan las estrellas. Y el polvo levantado. Las abuelas ríen y muestran sus pocos dientes. Y bailan por la memoria de los Valderrama. La historia va ligada al movimiento de los cuerpos. La estrella es el acordeón. Y al paso de las horas. Se toca el cielo. Y van desapareciendo los fantasmas. Se alcanza a escuchar " Si ven que un hombre llega a la Jagua/  Coge camino y se va pa´l Plan/  Está pendiente que en la Sabana/ Vive una hembra muy popular". Precisar su nombre. Matilde Lina. 

Por las tardes

Por las tardes el viento. La luz del sol. Los pájaros. Los ruidos del taller. Se escucha un coro desde la iglesia. Pienso en los libros pendientes por leer. Y lo que voy escribiendo. Tejer con palabras. Surcir con dichas. Y esos tejidos en gris sobre el vino con el hilo del recuerdo. No es para menos. La tarde evoca un tiempo que se va. Y se fue. Es invierno del trópico. Acechan las añoranzas. Ese devenir que se ha ido entre las zarzas. Y las canciones en la radio. Se han contado historias. Han tenido los finales correspondientes. Hoy la vi. Cantan desde la radio. Roto el encanto, por eso de las precisiones. Me dispongo a una siesta de tarde para seguir soñando. Entre la bruma del sueño y los recuerdos se componen buenas historias. Donde andamos. Donde anduvimos.

El tiempo

El tiempo locura. Lo cura todo. Hasta esa mirada perdida y la sonrisa sin razón. Y la enfermedad de la esperanza incluída en su rechinar de morir a lo último. No hay más pez que el que se niega al aire. A todo pulmón y agallas, la vida se defiende. El nuevo día es fracción diminuta, oportunidad para que renazca el olvido. En una nueva era. La flor de las flores. Como causa y efecto de luz. El tiempo. Locura de los miedos. Curación de ausencias. Y colores con movimiento. Con las palabras tenemos el pretexto necesario. Como decir: vive. La muerte es el destino seguro.

Padre

Padre nuestro, de todos mis hermanos. De todos los prójimos cercanos y lejanos. Pendiente en las alturas de los pasos por donde recorremos camino. Bienaventurado donde estés. Vuelvo de vez en cuando al sueño de un jardín florido con tu nombre. Donde begonias y lirios den su flor para ti en la mirada y destino. Luzcan bellas solo en tu recuerdo donde la eternidad es medida pequeña. Y el pasto con el dominio del verde sea alfombra por donde podamos escribir gracias por los miles y miles de sendas recorridas. Padre nuestro. No pasa nada en los delirios. A veces queremos voltear el mundo.Y nos volteamos de lugar en la cama. O cambiamos de acera o de mesa en los cafés populares. O de camisa. O de anteojos. Cambiamos para parecer originales en la estupidez con las prisas y el ego, enseñoreado en las relaciones. Padre nuestro. De herencia tenemos tu mirada. La voz llana y sincera. Y esa sonrisa con mirada que va en busca de sueños. Descansa padre nuestro de tanto caos en el albedrío libre de

Disfruta tus días

Disfruta tus días. Sean en misa o casa. Levantándote tarde o temprano. Con café o leche tibia. O cerveza. Sin libros o con ellos. Acompañados o solos. Al aire libre con sol o sombra. O en la casa. Haciendo cosas, pequeñas o grandes. Fregando trastos. Barriendo el frente de la casa. Quitando hojas secas a las plantas. Escribiendo o leyendo. El tiempo de todas maneras tritura. De a poco. O de manera acelerada. Quedan atrás los recuerdos. La dicha del pasado. Y soñamos futuro en parabienes. La orden es vivir a plenitud. Con los guiños y besos. Con versos y frutas. Con ese palpitar del corazón que a veces se acelera. Con caminares como ola y manzanas rojas. Disfruta de los días como si fueran de película. Con la música dentro vuestro y fuera. Soundtrack. Y los abrazos fuertes. El roce suave de piel a piel.Recuerda siempre. La vida es única. realmente única. Y bella.

Paradiso

Roce pedernal. Dunas. Entrecerrar los ojos y viajar al horizonte donde los besos de la película. En esa unión por la censura, cuando el cine aquel. La infancia enclavada en el tiempo que se fue. Limitaciones sin fin. Y surcar el aire. Y la imaginación echada adelante. Este domingo vienes con su eclipse en el extremo sur. Y se irá por volver. Paradiso el tiempo donde se sostiene la vida. Donde se cura la herida con la sonrisa. Donde el hoy va reconciliado con la caverna. Origen y destino desde el sol y la penumbra.

A través de los años

La paciencia forjada, a través de los años. En esperas sin fin. En esperas de rebajas. For sale. Y la hoja seca entre los libros. Los años fijaron rostros, calles, metáforas de películas en blanco y negro. Ferias de la vista y la razón. Ferias de la esperanza. Utopías como señuelo. Y el lebrel detrás. La perra fama vendida como cosméticos. Y en el cernir de las cosas pasaban solo lo que no se detiene: el aire, la luz. Y las pequeñas cosas. Que fueron dando rostro a la vida nuestra. La mandolina suena. La vida entre los dedos. Líquida sin liquidez. Como el agua. Metáfora de los ciclos. De lo infinito.

De parto

Parto. De ir. Lo mismo el origen, de parto. Metáforas de la alegría. De la encomienda en la felicidad. Partir es darse cuenta que no basta la miel. Ni el campo florido. Para detenerse por siempre. Que la piedra es útil, Como proyectil en trayecto. O parte de la construcción de casa, templo o escuela. Partir es preciso y necesario. Porque otros vientos renuevan la piel. Los lamentos han sido. Y vendrán otros. Así como los cantos.  Partamos al presente. El tiempo perfecto para la existencia. Conciencia del abismo y de las alturas. Parto de mí. Para reencontrarme en el camino. Como el parto de los montes.

He viajado

He viajado entre palabras por tu rostro. Mural con incienso para las alcobas y los huertos. Viajes de rutina y extraordinarios. Entre sueños y sonrisas. Viajes sin pasaporte entre las ciudades nuestras construidas. Viajes del asombro para rostros con sonrisa. De norte azul entre palabras transparentes. Decir por ejemplo manzana y viajar desde Adán en la prehistoria. O Eva escandinava escondida tras el árbol de la higuera. Por ejemplo de tarde o noche. Mirar el crepúsculo en el horizonte, con tu mirada. Y sentirme satisfecho por las curvas y montañas. Incisivos. Humedad. Sombra que nombra. Luces enceguecedoras. Durazno maduro. He viajado vino. He viajado hambre. He viajado Pan. Las lágrimas han sido viaje del instinto. Donde mora la manzana de hace cinco mil años.

Bandera

Bandera. Sol quemante en el paisaje. Ríos y arroyos. Caminos en la planicie y la montaña. Todos los cementerios con el polvo y huesos. Calienta el sol. Bandera. Poemas y trucos para la existencia. Dolor en el reverbere. La neblina del futuro cae por si misma. Los álamos  a la deriva con el viento. bandera, legado de nuestros héroes, anónimos, desterrados. Ofrenda de sangre y esperanza. Valor, amor y lealtad. El sol brilla. Las cordilleras y costas, lugares para sonrisas. La bandera es el barrio, centro y la periferia. A los dolores de parto. A la profunda raíz. Al llanto de los abuelos. Y al esperanzador canto.

De madrugada

De madrugada el canto de los grillos. Solamente. Lo demás es lo de menos. Una luz mortecina a lo lejos. Abismos para lo tibio en la espera del amanecer. Libros en el rincón en la espera del viento. Unos dados en la mesa para jugar al dos por uno el destino. Y perros bravos muerden con el dolor de nostalgia.

Mientras tanto

Mientras tanto te espero. Lo que tardes. O en definitiva aunque no vengas. No me canso. Ni antes, ni después. las canciones pasan de moda. Y vuelven. Los libros siguen llamando la atención desde los estantes y las librerías. La música sublima el momento. Te espero en los sueños y con la magia. Con los avances de las metáforas en la tecnología. Primero voy a lograr que pase un camello por el ojo de la aguja. Y recuerda la aguja del pajar. Te espero. Aunque sí. Aunque no. la muerte viene detrás. Y a tu paso.

Entre balas y conocimientos

El símil en la movilidad del tiempo, con los cambios. Ejemplo, la bala. Disparada, iba directo a su objetivo. Aún la bala perdida. El objetivo era fijo. Luego en el avance de la tecnología trascendió hacia la bala o misil inteligente, cuyo objetivo móvil era detectado precisamente en su movimiento y la bala cambiaba de trayectoria. Así el símil con la educación. Lanzamos la bala del conocimiento con trayecto definido hacia objetivo fijo. Como hace quince, veinte años en el trabajo de aula. Y el objetivo (el estudiante), por los tantos estímulos,  es cien mil veces móvil. Entonces el "proyectil" del conocimiento no llega al alumno. (Bauman)

El futuro

El futuro viene vertiginoso- Atrás de él, la muerte. No nos damos cuenta cuando se acerca, porque al instante se transforma en la bestia apacible del pasado. El instante del presente desaparece tan solo al nombrarlo. El futuro trae su causa y cauda, ensoñación de la esperanza. Trae de regreso a los idos. Y trae salud para los enfermos de colores apagados. Es un ruiseñor y a la vez ave de mal agüero. Canta tormentas y predice apocalipsis. Cava la tumba fresca por si la vida se desprende del hilo que débil la sostiene. Amo al futuro como a mí mismo. Un buen día no sabré si existió o no. O si fui solo espejismo de la suerte.

El presente

El presente, rendija por donde nos asomamos a la vida. Y encontramos luz y oscuridad, razón de ser de la existencia. Y para darle sentido atrapamos palabras como peces que se escabullen. Es el tiempo del aquí y ahora. El pasado, referencia de los dioses de la guerra y los adioses, es memoria como pasto para el olvido. El presente en cambio reclama su derecho de estar al frente aunque sea solo en el instante que pasa. Y es el tiempo mayor de la existencia. Conciencia de los tiempos, el presente es el rey del ajedrez, que mira para todos lados y vislumbra ojeroso el final de la batalla.

El pasado

Pasado, abismo donde volamos por la experiencia pétrea y calva. Le sonreímos al fantasma que nos llama y seguimos en el camino. Se cuela el pasado por las rendijas del sueño y del recuerdo como manso cordero, como espín sin púas. Y nos provoca sonrisas de incredulidad. Y guiños de nostalgia. Yo lo cargo como a un niño. Y rescato un jardín con higos. Una carta en blanco. Y una canción por los viejos tiempos. El pasado es como un cóctel de frutas disecadas. Es un ente azul, alucinado. Y es con todo, lo que soy. Raíz y circunstancia.

Buenos días

Buenos días. La mar en calma. Entre sueños los peligros de siempre. Leves. Un trailer maneja mi amigo F. Yo voy por fuera bien agarrado. Cerca de cabina. Luego corro peligro en tremenda curva. Mi amigo pone atención en el manejo. Yo voy agarrado de unas cuerdas que se empiezan a zafar. Busco agarrarme del escape, que tenía el trailer atrás de la cabina, y que estaba tibio. Y él ve la acción y me abre una especie de camarote. Y a salvo. En otra parte me roban un auto blanco austero. Antes de subir a una combi para buscar la ruta a casa. La misma de siempre. Yo andaba arriba de una cuartería, cerca de la zona roja ya en abandono. Estaba oscuro. Una señora me descubre. Y me le acerco para que no dudara: me robaron mi auto. Lo ando buscando. Ella olió mi perfume. Y me dijo que ayudaría a encontrarlo. No le creí lo suficiente. Y ya dentro de la combi me vuelve a decir, dando a entender que iríamos a dormir. Yo la vi. Me vio. Y me seguí en la combi. Llegué cerca de casa. En la parada había u

Buenas noches

Buenas noches. Sin novedad en el frente. Domingo en despedida. Los sueños de futuro van realizándose en cada instante. Las palabras nos abrazan y abrazamos. Las consentimos. Mañana va siendo ya otro día. El despertar es motivo de gozo. No hay mal que por bien no vino. Hablábamos del vino. Del suave tinto que engarza sensaciones. Buenas noches. La vida sigue. Vamos a resguardarnos por ahora en los sueños. Los poderosos y fabulosos sueños.

Dadme una palabra

Dadme una palabra. Sí. Una que detone la risa. Es necesaria para transitar mejor por el camino. La vida ha sido un cúmulo de situaciones. Entreverados por las circunstancias. Y en todas ellas van nuestras emociones y sensaciones. Una sonrisa, por ejemplo, o guiño. Muy distinto al olvido. Un poema distinto a la nota roja. Siembra una semilla. Y dad el toque de la música. El ritmo que libera. Hoy, por ejemplo, es domingo. Hay quietud y paz. Las voces de la calle son señales de vida.. Hoy es domingo y cumplo mis deberes de descanso. Y ensayo el tema de Lara-Zhivago. Y la repito hasta el cansancio. O El Padrino. Y río solo. Luego pongo música. Saboreo café. Y me levanto y regreso a este espacio. Zona de confort. Enciendo un cigarrillo (esto no, solo por la imagen). Es domingo y siento plenitud en la calma. Dadme la palabra. O mientras tanto guárdala en tu pensamiento. Abrázala. Las palabras son la razón de la existencia. Y las risas lo son también.

Andamos festejando la vida

Andamos festejando la vida. Por si las moscas. Por si las dudas. Por si de pronto ya no. En esta ilusión de sueño, se vive con nitidez. A carta abierta y cabal. Como despertar y ver el sol y dar el buenos días. O en las noches irse a dormir despidiéndose de la luna. Y en el sueño mismo saberse vivo. Y seguir viviendo en los sueños. Festejar la vida en gerundio no es estar alegre todo el tiempo. Sino valorar todos los momentos. Por ejemplo si riego las plantas. Mirar volar a la mosca y a la mariposa. Comer guayaba. Y doy otro sorbo al café. Por ejemplo también si abro un libro. Si recuerdo un verso.

Festejo del corazón

Si me decís de festejo, me sumo en la dicha de reír. Mi corazón lo mandata. Mi cuerpo lo agradece. Tan poco tiempo de vida. Y pena de desdicha debida. Que festeje el corazón de manera permanente. Por las tantas notas de la música que producen excelsas melodías. Por los cantos de los pájaros aunque la rama cruja . Por las palabras que nombran el mundo que antes no existía. Palomas mensajeras también, que el corazón festeje lluvia. Magia de las burbujas. Tanto por celebrar: el sueño, la cocina, el salón de juegos, el ajedrez y su musa. El cántaro y el pozo. El agua del río y el mar. El palomar también. Los pecesillos de colores. Mi corazón hace fiesta permanente. Retumban las notas del piano. Y es Debussy. La nostalgia. Cuando se vislumbra un renacimiento.  Y esas melodías que cantamos hasta el amanecer. Festejo del corazón, saberme incluido. Y reír ante el espejo. ahora hablo solo. Y mi corazón festeja paz. También festeja el corazón la nostalgia. Los días que se fueron como el agua de

Te espero

Te espero a la entrada del cine. En el parque y en la playa. Te espero en la mañana, en la tarde, martes o domingo. Enero o noviembre. Te espero en la pista de baile, en la alfombra roja, en la sábana blanca. Te espero con sol o sombra. Miel o hiel. Te espero con vino tinto o agua. Y en esta espera cuento borregos y elementos químicos. Es paciente la espera. La vuelta a la noria sigue siendo la misma.Te espero en la central de autobuses. Espero que nos encontremos en el elevador; a la vuelta de la esquina. O en el supermercado. Si nos dejan, nos vamos... Te espero en la estación de tren, de tres.

Contradicciones

Puede ser. Que aunque me olvides, no dejes de recordarme. No es preciso ni necesario. Solo que el olvido tiene sus asegunes. Las tardes de lluvia son referencia. Una página de libro. Una dedicatoria de lectura. Obligado el tiempo, el olvido es una nueva manera de nombrar cenizas. Y cuando ya todo anda en el lago del olvido, las corrientes internas mueven el agua. Y entonces sí. Un nuevo brío deshoja margaritas sin sentido. Sabor de mar.

Repeticiones

Se repite la lluvia una y otra vez. Se repiten las palabras cantarinas y nostálgicas. La vida se repite en distintos rostros de generación en generaciones. Las hojas caen y se repiten una y otra vez en su círculo vital. Todo pasa en el tiempo. Y quedan rastros que de poco a poco se olvidan. Se repiten los besos y las canciones. Los mismos versos se vienen repitiendo entre el amor y la muerte. Las explicaciones filosóficas con sus variantes se repiten y reiteran en esas preguntas sobre el origen y destino. Las luces en el teatro se apagan luego de la tercera llamada. Comenzamos de nuevo la historia nuestra. La del pan de cada día.

A escena

Listos para salir a escena. Como todos los días. Ahora nublado y lluvia. Propio en el guión para la nostalgia. Y rastros de olvido. La humedad inherente. Un espejo a la espera como siempre. Para revisar maquillaje para actuar de última hora. Entre la primera llamada y la segunda nos dio tiempo para la añoranza. Y los fragmentos de película en Paradiso. Un monólogo con el que no hubo tiempo para los ensayos. Ni aprendido el guión. El hombre solo, mal actor de si mismo, sale a escena al escuchar la tercera llamada. Y en circular cuenta los sueños como la vida misma.

Al mal entendedor

Al mal entendedor no bastan explicaciones a manera de tesis. Ni tampoco cartas exhaustivas donde se den razones y argumentos. Cada quien su limbo. Cada canción o poema. O libro. Bastan. Serían acaso suficientes. Algunas expresiones sencillas. Por ejemplo el verso en libro de poemas de la Bishop. Sobre el sanatorio siquiátrico. Santa Isabel. Acaso. Y en sueños vertido: casa de infancia. Jardín y rosas. Exactamente el motivo. La locura en personajes. Y el amigo aquel que ocasional acompaña. Día de la amistad. Y solidaridad a toda prueba. A riesgo de quedarnos internados, abandonados, solos. María de mi corazón. Aquí estamos todos. Ustedes los de adentro del hospital, permítanme entrar. Sueños. " Ésta es la casa de los locos/  Éste es el hombre  que está en la casa de los locos."

Al buen entendedor

Te evoca. Pocas palabras. El refrán. Por las explicaciones que no hay. Por eso las pocas palabras. No más. Pocas. No hay, ni habrá explicaciones. Escribo las palabras poesía y arte. Nada que ver con el tema. Esa visión que fue nuestra. Queda en recuerdos. Pálidos recuerdos mientras tanto. El mal entendedor quiere discursos, obras, oraciones. Que se pierden entre justificaciones y panegíricos. Se aferra al desierto de silencios. Nada hay mas. Quizá un espejo para hablar a solas. Quedan las pocas palabras. Estas.

Un abrazo

Un abrazo fuerte. A los que caminan en solitario. A los que no tienen esperanza. A los que se quedan hablando solos. A los que dirigen discursos amorosos al espejo. A quienes anhelan un beso. Los que viven remontando el pasado. Y quisieran echar atrás el tiempo. A los que compran chocolates y los comen solos. A los que ganó el orgullo de no hablar primero después del pleito. A quienes buscan las cartas guardadas y las leen entre sollozos. A quienes cantan canciones que le llevan al inefable pasado. A los que guardan luto por la muerte de un amigo o amiga. A quien se le murió el amor de su vida. Amante. A quien entrecierran los ojos y vuelven en la imaginación al nido. A quienes miran la luna y escriben para nadie "de este lado yo también la miro". A quienes resguardan en libros añoranzas subrayadas. A los que miran los regalos en oferta y quisieran tener a quien regalar. A todos ellos, a mí mismo. Un abrazo fuerte. Un abrazo de película. Por la salud. Los sentidos. La mirada

La amistad y el amor

El poder de crear cocuyos. Esa lucesita que asoma entre lo oscuro de la noche. La amistad es clave. Lo mismo o mejor aunque distinto el amor. No precisamente sobre manos tomadas. Un autocinema en manos libres. Y la energía que pasa. El amor esplendente por la vida. Pareja incluida. O no. Soledad creativa con colores y palabras. Fotografías de esos estudios donde el acomodo de cosas es indiferente. Notas. Lo importante es el amor y pasión por crear. Y la amistad es la hermandad de los seres humanos. Dije a Cristina -reportera- renegando ella: "todo por la amistad. Aún que tenga pocos amigos. O uno solo. Y si ese uno deja de serlo, por lejanía con o sin razones, seguiré confiando en la amistad. La esperanza de tener amigos". No concibo de otra manera la existencia humana. No digo nombres de amigos y amigas. Pocos sí. De antes, antier, ayer, de ahora. Bienvenidos y el abrazo. Chocolates y vino. Y salud por los amores. Mas ese es otro tema. Que no incluye por ahora. La censura, u

Hagamos fiesta con el tiempo

Hagamos fiesta con el tiempo. Que sin misericordia nos tritura. De suave, si. Y andamos dispersos creyendo en eternidades. La juventud nos engaña. Mas de a poco casi sin sentirlo se va yendo. Y perdemos tiempo. Ganamos tiempo. Y todo eso al tiempo le es indiferente. No somos para él más que referencia, viñetas para el olvido. Somos apenas brevedad. Sueño. Ilusión. Por eso el tiempo que nos corresponda, el exacto en semanas o años, juguemos. La vida se nos ofrece como todas las posibilidades del alma. Entre el arte y la penumbra. Siglo de luces. Y de encabalgamientos. Las palabras dichas. Las que convocan. Hurguemos tiempo. Hagamos fiesta mientras tanto. Masa ingrávida, el tiempo nos sostiene por una brevedad minúscula.

Hacer fiesta con palabras

Hacer fiesta de las palabras. Con las palabras. Por ellas y con ellas sí. Porque nos acompañan en las que se dicen y en el silencio. Porque nos permiten conocer y dar a conocer el mundo. Porque navegamos en palabras. Con las que conceptuamos el mundo. Damos a conocer nuestros anhelos. Nuestros sueños. Ese buenos días con sonrisas. Ese con permiso. Ese te ves de maravilla. La palabra nos acompaña en el poema. Y transmite sentimientos y preocupaciones. El niño pide su leche y abrazo. Y sobre el hombro que nos sostiene decimos nuestras palabras con el agua salada del mar ppor donde venimos desde milenios. Hagamos fiesta. Las palabras somos nosotros.  Dejamos como huella los libros. En ella los mitos y los versos. Lo que decimos y pensamos. Lo que escribimos. Lo que con indignación gritamos. Eso solo somos.

Hacer fiesta

Hacer fiesta con la vida. Sea de noche, tarde o día. Razones habrá de sobra. Zorba baila. Bailemos. Sin peso en la bolsa o algunos. Los libros nunca fueron más importante que la vida. Mas se respira. Si solo concebir conceptos es por las palabras. Hacer fiesta. La vida es bella. Sea cliché o no la expresión. La belleza anda por todas partes. Estas palabras son de fiesta. Sea montaña o valle. Desierto o páramo. A la orilla del mar. Allá en la sierra. Marginal o centro de ciudad. La vida sigue su curso. Metáforas. Heliotropos. Seda y perfumes. Duraznos, mangos. Espigas oro de trigo y sorgo. La Ítaca está aquí ya con nosotros. El viaje sigue. La isla no es el fin del viaje. Preciso hacer fiesta con lo que tengas. El amor es la maravilla. El concepto es amplio.  Amor al pueblo. A la naturaleza. Al pan pan. Y al vino vino. En la tierra y el mar la vida es más sabrosa.

Hacer fiesta con la noche

Hacer fiesta con la noche siempre es necesario. De mil y maravillosas maneras. Cubrir una parte de insomnio para repasar en autocrítica y gozo partes del pasado. Y también imaginar el futuro. Y dejar fluir los recuerdos. Esos poemas que se fueron escribiendo con las manos. Con la mano. A pierna suelta luego en el sueño tejer historias se hace justo y necesario. Esa mezcla de eventos con rostros queridos o ansiados. El anhelo hace su parte. Ladrillos rojos. Adoquines rojos por doquier. Y canciones del molino rojo al atardecer de un día cualquiera. No olvidar los sueños del vuelo. Esos siempre nos dejan la sensación de libres. De libros. De maravillas en los segundos o tercer piso de hoteles o torres de departamentos. Hacer fiesta de noche con o sin almohada. La verdad filosófica está allí contigo, junto a ti. Tibia. La luna en el mar riela . La humedad presente. Y con una copa de vino. Porque vino. Y al espejo echamos la culpa por las simetrías opuestas.

Hora de vernos

Hora de vernos. De encontrarnos. De decirnos palabras. El tiempo fluye y pasa. Nuestro tiempo. Las olas vienen y van. A las canciones les suceden otras canciones en moda. Hay algunas que permanecen. Y son como los soundtrack de nuestras vidas, películas testimoniales. Es hora de vernos cara a cara. Me asomo al espejo. Y nos encontramos.

Domingo de luz

Domingo de luz. Sol radiante. Música al por mayor. Por ahora de Buika. Hace rato de Aute. Bien el café de la nostalgia con Himno a la alegría. Paréntesis y otro café, Viene bien el día. De convivencia. De soledad proactiva. Sensación de lombriz feliz. Y de existencia plena. Por las lecturas Whitman. Por los sueños. Donde estés. Y buscar por youtube música con canto de sirenas. Y barrer más tarde el frente de la casa. Escuchar las campanas y la radio. Decir "el cura llama". Y "la misa ya está por radio". La ocasión de suspirar. De vivir. Domingo de paz nítida. De luz.

La muerte y el soberbio

Al soberbio, y a la vez orgulloso, indiferente y ególatra,  se le acercó la muerte y le dijo: lo único que tienes es vida. Que tu afán de lucro no impida que vivas. Con vida podrás tener algo, poco o mucho. Sin vida nada tienes. Ni ser. Mientras tanto te invito a salir. Espero paciente tu mano para bailar eterno. Yo siempre te espero.

La esperanza

Ayudemos a compartir la esperanza. A difundirla. Mas no nos crucemos de brazos a la espera. Leamos lo más que podamos. Y escuchemos. La mirada apagada brilla cuando el alma es escuchada. La esperanza por sí sola, aislada, no resuelve. Caminar y sonreír eleva a la esperanza al grado de las cien mil posibilidades.

Memorándum

A todos: Andar de prisa no es bueno. Ni dejar todo para más de rato o mañana. El hoy es imperativo. En todo lo que hagamos. Incluyendo vivir. Busquemos belleza. Apreciémosla. La belleza no es un cliché segmentado. Ni fórmulas dictadas por París. No confundir con moda. Es coincidir la mirada y el efecto que deja grato en el pensamiento. Y sentirnos distintos sobremanera. El interior es importante. Todo, sí. Mas la sonrisa y guiño. Y esa sensación de sentirnos poderosos con nada o poco. Un atardecer entre la bruma del recuerdo. Y la esperanza de mañana un café y las palabras gozosas. Las prisas tienen su razón de ser. Mas no sea norma. No espere turno. La vida de todas maneras pasa.

No desestimes

No desestimes al gato, el aire y la moneda. Todos ellos tienen razón en su perseverancia. El gato en ese afán de tundir las noches. El aire al colarse por las rendijas. La moneda por ser ritual de cambio de las haberes. El gato pardo es el mismo entre lo oscuro. El gato negro es lo mismo que el blanco. El aire llega hasta el alba sediento de topar montaña. De despeinar muchachas y levantar sus faldas. Arrastra hojas de por si. Lleva polvo. Nos lleva. La moneda ha tejido su red en el afán de hollín de las manos. No desestimes nada. El aliento es aire, lo mismo que el suspiro. El gato maúlla por la luna en espera. La moneda va más y antes a la usura. Y menos y lento al bolso. Mas hace reír franco y de gozo al menesteroso. No desestimes nada. Y sobretodo nunca olvides los versos.

Los pájaros viejos

Los pájaros viejos no se resignan a vivir sin su capacidad de vuelo. Se esconden donde pueden, débiles, esperanzados, para reponerse. O para quedarse en un hueco allí de siempre mientras les llega el fin. Una tarde la muerte se conduele y arriba justo a tiempo. Sus hermanas carroñeras le esperan con paciencia. Y las hormigas hacen su camino hacia ellos. Los pájaros viejos saben que su esencia fue el vuelo. Y cuando se les acaban las moléculas, remos para el aire, se abandonan, silentes, resignados, en su vuelo hacia la nada.

El templo

Acudo al templo de manera sistemática. Al templo de las palabras a veces. Y en otras al templo de la naturaleza. Oro de oración. Por la palabra y la vida. Por ese transitar de las generaciones en el micro universo de los sueños. El templo. Uno de ellos. U otro según la circunstancia. Mi cuerpo mismo es un templo. Mi pensamiento otro. Acudir al templo. Mi cuerpo. Tu cuerpo es templo. Todos los cuerpos lo son. Templos de la vida. De los sueños. De los anhelos. De los ríos de sangre que circulan las venas. Templo del pan y vino. Mi corazón. Templo De las constelaciones. De las metáforas. Templo donde radican las generaciones. El conocimiento. Todas las filosofías. Templo del mito, de las leyendas. La existencia mismo es templo. Circe. Las sirenas no cantan ahora.

Causalidades

A una causa le antecede otra causa. Eslabones de circunstancia en el tiempo. El ayer es causa del hoy. El beso es causa de fuerzas interiores que coinciden. En el devenir permanente el tiempo fluye. Y la vida lo mismo en esa secuencia hacia el fin. Y hay causas de las causas. La original causa de la que se desprenden las causalidades subsecuentes. Mas hasta allí no llego. No llego al origen del origen. A veces lo supongo. Y a veces guardo silencio. El café aromático sugiere labios como causa de pesares y alegrías. Albricias. Los pájaros cantan.

Casualidades

Las casualidades son algo fortuito. El encuentro ocasional irresistible. No lo veo de otra manera. Las causalidades, que son algo distinto, tienen sus efectos correspondientes. Las casualidades son encontrarse en la vista y precisar imanes que llevan a la blancura precisamente imantada. Y polos contrarios se atraen y llegan a ese punto. Y de allí el adiós. No quedan resabios. Rescoldos. Ni reclamaciones. Acaso el nombre queda por algunos días. Y el perfume preciso que es reemplazado por otros perfumes. A cual más. Ni citas posteriores. Ni números telefónicos para continuar el frenesí de los momentos. En cambio. Un roce del alma es distinto. Habrá palabras que se conduzcan por los túneles secretos por donde corre la sangre. Y lleguen a ese llamado interior de los años. Donde las almas encarnan. Donde el cuerpo sublima. Y son mezcla de causalidades con casualidades.

No tengo

A propósito de carencias. No tengo olvidos ni rencores. No tengo oro ni afanes vinculados. No tengo prisa, el viento sigue su curso. No tengo sed. Me sacio con lo poco necesario. No tengo gritos. Susurros sí, a cambio. No tengo planes. Los dejo a la deriva. Hoja al viento sur. No tengo sorpresas. se van dando impasible lo que sigue. No tengo dolor. El aprecio lo supera todo. No tengo hambre. Las imágenes me satisfacen. He dudado de todo lo incierto. Y a las certezas doy la vuelta como muros que contienen el pensamiento. No tengo banderas ni fronteras. Pienso en el más allá como agua natural que pasa. No tengo ausencias. Todos los que se han ido siguen conmigo. No tengo frío. Me basta pronunciar algunos nombres. Algunos. Alguno.

Cada sueño

Cada sueño tiene su ruta y laberinto. Y tiene también su color definido entre las combinaciones. De pronto aparece un gato. O una hada. Y los caminos bifurcados se presentan con frecuencia. Hay dilemas en el sueño que nunca se resuelven. Las decisiones son oportunas. Los sueños gratificantes nos conducen por sobre pantanos y riachuelos. Cada sueño tiene sus definiciones. Y aparecen los abrazos grabados en el alma.

Cada loco

Cada loco con su tomo, su tema y delirios. Albricias la nostalgia. Tiempo cuerdo y perdido. Las utopías cabalgan como potro brioso perseguido por lebreles.

Ella se fue

Ella se fue. Antes me dio su bendición. Y con eso me ha bastado en este delirio de los tiempos.

Nos vamos

Nos vamos yendo de a poquito. Lento nos vamos acercando al fin que es la nada. Sin prisa. A paso firme. Un buen día llega el instante. Cesa el poder de la vida. La sonrisa se petrifica en la carne. Y el adiós no se lleva absolutamente ni un céntimo en la sangre. De a poquito vamos cediendo. El hilo que nos dio sustancia. El hilo donde colgamos las palabras. A fin nos vamos. Quedan atrás las emociones como parte del nunca. Como parte del todo. Del siempre.

Vienes

Vienes en miércoles y en viernes. En el frenesí del amanecer o por la tarde. Augusta y poética. Cual ola caminando en vaivén. Con más ritmo que música. O viceversa. Desde el país del olvido. desde la indiferencia. La diferencia. La memoria tiene idas y regresos. Conciliaciones. La flecha ha sido lanzada. Chocolate caliente o café. Pan dulce y versos. Porque sé que vienes. Desprovista de enconos varios. Los silencios han sido distintos rostros de la palabra. Vienes. Y la alfombra roja está lista desde tiempos inmemoriales.

Retrato

Era un retrato vivo.  En los tiempos de un presente acentuado como perpetuo. La juventud divina, tesoro de la existencia. En vertical. Sonrisas al plano de frente. Con movimiento en sepia. Colores desteñidos. Desbordantes en los años mozos. Prefiguración de lo eterno. En moda. Con abalorios propios para cada ocasión. Mirada en el infinito. Segura de sí. Seguro de sí. Fue la moda de hace años. El retrato formaba parte de otros tantos. Con cartas y postales. Amarillentas hojas, cartoncillos de un tiempo que ya no es. Son los bisabuelos, dijeron los niños entre polvo y telarañas..

Fue en un café

En la radio la canción ícono de los 70 y de la despedida. En el café preciso. Aquella tarde. Cuando el adiós rozó cruel la piel. Entre los medios, los miedos y el delirio. Y marcó una ruta de cuando la primera vez. En ese café mítico, el del olvido, nuestros nombres. Espejo repetido en imágenes. La canción se desliza con esas notas de bajo. Los asistentes indiferentes en las mesas y meseros. La garra del dolor se acomoda a ambos. Relatos a manera de justificaciones. Ámbar la luz hacia el rojo. La vida fluye entre generaciones. Una tarde. En el café de siempre. Un adiós dibujado por el miedo al presente cuando se presenta con ropaje del futuro.

Un café

Un café de mañanita. Aromático y caliente. Para bien empezar el día con sonrisas. Me acompaña el regalito que nos envía el poeta Iván Graciano con la música vallenata de la joven y grácil Lady Carolina y su canto acompañada del acordeón. Magia esta morena hace con sus dedos y corazón. Y lo que escribe mi brother Chávez desde el Norte sobre un personaje de su tierra natal, Juan Govea y sus logros en el billar. Disfruto de este día. Intenso en el vivir. Afuera escucho alegres niños que juegan. Pasan vendedores, lo sé por su pregón. Pongo música de Bosé. Y le sigue Tom Waits. Me compré una mini bocina. Se escuchan muy bien los bajos. Canciones de otros tiempo que me hacen viajar al pasado. Y recordar. Invierno. Tigre y nieve. Entrelazar de manos. Juntos caminar. La calle sexta. El café nos hace evocar. Soñar. Y vislumbrar. Miro al espejo. Aparece nube. Nieve. Y melocotón como sonrisas del presente. Hace bien un segundo café. Para seguir soñando en el día.

Soy 2

Soy el de la garganta rota y restaurada. El del cepo. El de la nube. El encantador de vanidades. El que va arrastrando el ego para juicio popular. Soy el que moja pan en el café. El inocente y culpable. El que llora en escenas de películas cursis. Soy el del emblema. La estrella solitaria. Soy el de la solidaridad. El que da de comer a las palomas en los parques. El que cambia céntimos por rosas. El del poema aquel que todos olvidan. Y escribe y escribe. Soy el que patea latas por la calle. El que barre miserias del asfalto. El que canta en sórdidos antros. Soy todos y ninguno. El personaje imaginado del sueño aquel. El de las valquirias y Zorba el griego. Soy el niño asustado. El viejo tierno. Soy todo ser vivo. Conciencia de vida y muerte. Soy la piel que recibe latigazos y caricias. Soy piedra en el zapato y el zapato mismo. Soy la palabra. El exceso. El botón con ojal. Sable y vaina. Soy la nota que se fuga. Soy la nada. Y conciencia de la misma.

Soy

Soy ese vicio de la vida. Asomado permanente a las grietas y rendijas en búsqueda de luz. Soy el que va por los caminos envuelto en polvo familiar. Y topa con pared y topa de nuevo con pared donde no la hay. Soy todos los rostros y miradas. El cuerpo inerte en el ataúd. El cuerpo y pensamiento en el templo. La piedra volátil. La pompa de jabón. El aroma flor huele de noche. Imagino mundos que existieron. Roma. Atenas. Me saludo y abrazo con fantasmas del pasado en América y Asia. Cañaverales. Huertos. Minas. Generaciones vertidas en el tiempo. En ese pasado remoto a leguas de distancia o años luz. Caverna. Esclavos. Feudos. Fábrica. Humo del progreso. Hollín. Peces muertos. Realidad virtual. Zombies sin destino aparente más que lo vacuo. Carnada y anzuelo en el lucro. Mas cerca con la tecnología el poder pasar camello por ojo de aguja. Y en los remansos música, poesía. Ojos de agua para la sed del hombre. Soy ese vicio de piel, de alma, de mirada. La nubes algo dicen con el agua. El vi

No soy

No he sido. No seré. No fui. Si acaso apenas referencia de quien sueña en las lejanas alturas lo soñado en alguien. Un Dios bonachón, grandilocuente, pagado de sí mismo, socarrón y bohemio, en su juego de divagaciones universales,  Nos sueña en tercera dimensión. La prueba de que no soy será cuando no exista más. Un buen día. Una tarde cualquiera. Será borrado el sueño. Polvo simple. Nada entre la nada.

Por si olvidas

Por si olvidas el cielo. La explosión del universo. Las noches de luna. La primera vez. Por si olvidas el recorrido en trecho de palabras y adivinanzas.  Por si olvidas el tornillo en verso y beso. Los diarios con puntos sobre las íes. He dejado migas de pan en el camino. Y canciones en la radio. He navegado entre los vaivenes del olvido. Para dejar constancia. Tu nombre no recuerdo. Ni las razones del espejo en avatares. Fui la otra vez al mercado de segunda y tercera. Y encontré fotografías ajadas en sepia de lo nuestro. Paredes derrumbadas. Muro de Berlín. Voces en disco de vinilo donde declamadores y cantantes hacen de la suya. Por si olvidas. La lengua y mis manos tienen la memoria fresca aún, como pintura reciente. Los olvidos tienen manera de volver atrás. Vamos a ver. Por si olvidas tengo el libro escrito de caricias aún en nuestro idioma.

Por si negaras

Tres veces. Antes del alba. El gallo. Tres veces. La vida se construye en la rutina. Del polvo en permanente movimiento. Me negarás. No fue. No fui.Y el agua refleja nítido al pasado. Trébol con corazones en la carta. Para distraer el futuro. El encanto tuvo su propio tiempo. Las desdichas fueron parte del día a día. Mas esos instantes luminosos. Los que hicieron cantar con las palabras dulces. Serenatas con canciones del pasado. Me negarás y es lo que sublima. Tres veces antes del alba y gallo. Y la historia se va escribiendo. Con nombres recurrentes. El olvido en la negación, deja herencia por si acaso. Si negaras mi presencia en tu existir. Bastaría.

Por si extrañas

Lo pasado está vigente aún. Por esos laberintos del recuerdo. El ego escribe sus versos en la distancia. El orgullo transita en la ruta de lo vano. Por si extrañas las caminatas. La ruta florida de canciones. Y el jardín con guayacanes. El loro viene repitiendo lo mismo. Y no todo lo que brilla es oro. Por si extrañas los caminos. La primera vez. Los pies en el asfalto. Y los corazones en las cartas. Por si extrañas el agua simple. La sonrisa. El juego del ajedrez. La serenata. Recorrimos el camino. Ataviados con sonrisas. Hicimos parte de lo imposible en el camino. Y el amor conjugado con la luna. Por si extrañas. Ese pesar por la esperanza. Ya ves. Como gato. Papeles. Esperando. Por si extrañas. Si extrañamos.

Por si vuelves

Por si vuelves pajarillo he abierto la jaula. Para que no haya dudas. La libertad es un detalle en la vida. Construcción de circunstancias. Por si vuelves he juntado migas de pan. Palabras sueltas he unido. La puerta abierta de la casa. Las frutas en almíbar. La fruta fresca lista. Los libros de música. La flauta de pan. El violín, la mandolina. En su justo sitio. Por si vuelves he escrito fijo sobre arena o agua mensajes. La noche cubre ya, con su negro manto. Por si vuelves la luna sonríe. Limonada fresca. Por si vuelves. ´Por si vuelves.

Por abrazarte

Por abrazarte. Como en los nuevos tiempos. Con otros rostros. Otras almas. Con la fuerza de la emoción y la sangre. Circulación perpetua de las palabras. Con el vilo del recuerdo y la nostalgia. Con el frenesí del recuerdo y del encuentro. Por abrazarte como en esas escenas de película en los reencuentros. En las reconciliaciones. Como Odiseo en el abrazo al reencontrar a su amada y a Argos, su perro.

Por encontrarte

Por encontrarte. En el pasado o futuro. En la realidad o sueños. En el supermercado o en el cine. En el parecido a una actriz extra o estrella en un anuncio de televisión. En las estampas que intercambian los niños. En el rostro de la lotería nacional. En las notas de sociales. Encontrarte. Como una aspiración que trasciende tiempos. Y hechos. En el poema de luz o sombra.

Por buscarte

Tengo el espejo para buscarte. Y me asomo para escoger palabras que hagan juego con el día. Y aparece una ventana. Un árbol. Una hoja blanca. Y encuentro suficientes motivos para el recuerdo lo mismo que para el olvido. Balance del tiempo. Recojo hojas secas. Fotografio instantes del recuerdo en una pompa de jabón. En el libre albedrio. En las notas musicales. Solo para darle razones a mi tiempo. Perpetuos momentos sucesivos. Hacia donde transitamos. En el espejo busco datos. Sombras que integro para versos. Y lanzo la moneda al aire. Y tiene sus dos caras permanentes. Recuerdo y olvido.

Por soñarte

A voluntad no es el sueño. Sin más a veces aparecen miradas que estaban en olvido. O rostros apacibles que siguen con nosotros. Y en nosotros. Por soñarte pongo tibieza en las palabras. O palabras al fuego. Para que aparezcas. Y sucede de vez en tiempo. Apareces como fantasma jubilosa. Por soñarte apuesto la vida en cada lance. Y lanzo monedas al aire para asegurar la suerte. Tenerte es soñarte. Las canciones son bálsamo para el olvido reciente. Las canciones son recuerdos al instante como vacaciones. Y en el sueño es todo incluido. Por ejemplo canciones. Por soñarte escribo. Pronuncio cien mil veces un nombre. En otro idioma. Para confundir las voces en la Babel. Desierto de luz en la noche. Y apareces de pronto en el sueño. Luciérnaga. Y sé que eres tú. Entonces luego es tu nombre. Los versos se mecen como ola. Y la luna anoche era la sonrisa más amplia.

Por verte

Por verte en anhelo he dejado el cementerio. Lugar común del silencio. Frescor del campo verde. Cripta fría bajo la arboleda.. Donde habitan los amigos de la calma y el silencio. Por verte. Solo por verte. Por la vez última. El amor. Febrero. Por verte he dejado el cementerio de algas sectarias y salitrosas. El origen de mar. Destino polvo. Por verte he dejado la silla y me he echado andar al camino. Equivalente al destino de la rosa. Flor del día. Por verte he tomado clases de yoga. Y he derribado el muro del olvido. Por verte. Espejo de la sonrisa. Canción del amanecer. tengo en mí tu imagen de ayer. Con todo lo que implica en pasado. mas el futuro lo tenemos a la mano. Por verte he escrito que escribo.

Bienvenido febrero

Carmesi o azul. Febrero se pinta solo. En esa ruta del viento. Con amor y amistad repetitivo. Arrebato del frenesí por vivir. Enero se ha llevado hasta el pastel con mosca incluida. Y marzo juvenil  por primavera viene de a poco. Y otro poco en lo loco. Reverdezcan las hojas. Como el amor. Ya te vi memoria. Febrero no promete. Solo se deja llevar en el tiempo. Discreto. Con arrebatos normales. Tiempo para la dicha del amor reiterante. Tu sonrisa es el mejor geranio en maquillaje.