Hacer fiesta con la noche

Hacer fiesta con la noche siempre es necesario. De mil y maravillosas maneras. Cubrir una parte de insomnio para repasar en autocrítica y gozo partes del pasado. Y también imaginar el futuro. Y dejar fluir los recuerdos. Esos poemas que se fueron escribiendo con las manos. Con la mano. A pierna suelta luego en el sueño tejer historias se hace justo y necesario. Esa mezcla de eventos con rostros queridos o ansiados. El anhelo hace su parte. Ladrillos rojos. Adoquines rojos por doquier. Y canciones del molino rojo al atardecer de un día cualquiera. No olvidar los sueños del vuelo. Esos siempre nos dejan la sensación de libres. De libros. De maravillas en los segundos o tercer piso de hoteles o torres de departamentos. Hacer fiesta de noche con o sin almohada. La verdad filosófica está allí contigo, junto a ti. Tibia. La luna en el mar riela. La humedad presente. Y con una copa de vino. Porque vino. Y al espejo echamos la culpa por las simetrías opuestas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam