Los muertos
Al inicio los muertos eran esos extraños de Italia y España. Viejos confinados en asilos. Eran solo números en una estadística exterior. Solidarios en balcones cantantes de renombre trinando con belleza su estupor y desconcierto. Luego los muertos eran esos números nacionales. Que tampoco nada nos decían. Anónimos. Descuidados que no creían. Decían sobre conspiración para provocar pánico y miedo. Y todo para mayor control. Luego fueron muertos a pocos kilómetros de distancia. El nombre me suena. Lo conozco de vista. Luego fue el vecino. El que nos saludaba. El que nos sonreía. Y ya no eran viejos. Y finalmente entró al círculo de amigos. Ahora tocan a la puerta.
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