Flor

La flor no se inmuta por la brevedad de la vida. Algunas duran horas, otras días. Unas florecen en la mañana y para la tarde están marchitas. No se inmuta la flor ante la belleza. Ni se sabe bella, ni sabe del concepto de belleza. Uno mira la flor, desde abajo o arriba, arrobado, dispuesto a la acción, que bien puede ser el dibujo, la fotografía o la charla.
La flor nunca llama al colibrí,  ni espera al fotógrafo. De pronto del botón  aparece el poema, y el mundo se detiene.

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