Oda al espacio

Todo cabe en el espacio sideral, desde el gramo de mostaza, hasta la luna multiplicada en el espejo. Entran  las letras, el honor (si cabe), las especies, la madera, el agua simple, la estopa, la música y las muñecas. Todo cabe: el payaso con hambre, el faquir con escopeta de madera, también el maestro alfabeto y el sacerdote enamorado.
Un venado baja a tomar agua y lo cancelan desde la mira. En el cielo se anuncia nube y el viento despeina a la condesa. El cronista pide espacio para la ciudad en sus palabras y las cenizas del pueblo que tienen en la urna (funeraria).
Alguien desde adentro cierra la puerta del espacio.

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